Tres hermanas fueron condenadas a tres años de prisión condicional por haber defraudado al Banco Macro mediante una maniobra que involucró la toma de créditos a nombre de personas fallecidas. La investigación reveló que Valentina, Lionela y María Sofía Villa gestionaron, junto a una cuarta hermana y a un hombre ya condenados, un total de 36 préstamos por un monto de 45 millones de pesos.
La sentencia fue dictada en una audiencia celebrada en el Centro de Justicia Penal, donde el juez Gonzalo López Quintana homologó el acuerdo de juicio abreviado alcanzado entre el fiscal Ramiro González Raggio y la defensa de las acusadas. En la resolución quedó establecido que las hermanas ya devolvieron 13 millones de pesos como reparación económica y que deberán abonar 24 cuotas mensuales de 3 millones de pesos al Banco Macro.
La causa se inició a partir de un reclamo presentado por familiares de una mujer fallecida el 4 de septiembre de 2024, quienes recibieron un correo de la entidad bancaria notificando la aprobación de un crédito dos días después de su muerte. La investigación determinó que ese préstamo fue transferido a la cuenta de Lionela María Jesús Villa.
El caso destapó una asociación ilícita que usurpaba identidades de clientes fallecidos del Banco Macro para crear usuarios de homebanking y solicitar préstamos. Las pericias revelaron que varias de las operaciones coincidían con fechas de obituarios publicados el mismo día o el día anterior a la solicitud de los créditos. Un ejemplo clave fue el de una mujer de Salta que murió el 30 de agosto: su obituario salió el 31 y ese mismo día se generó un usuario a su nombre para gestionar un préstamo.
Los fondos obtenidos eran transferidos a cuentas y billeteras virtuales a nombre de María Sofía, Valentina y Lionela Villa. Parte del dinero se extraía en cajeros automáticos, donde quedó registrado Manuel Sosa, empleado del centro de estética “Renacer”, propiedad de Lionela Villa. El local, ubicado originalmente en Mitre al 700, fue trasladado a Alvear al 1000 tras detectarse que Lionela ejercía como médica con un título apócrifo de la Universidad de Buenos Aires.
Manuel Sosa y María Belén Villa, otra de las involucradas, ya habían sido condenados el 9 de mayo en un juicio abreviado que les impuso la misma pena de prisión condicional y el pago de 10 mil dólares como reparación. La investigación permitió cerrar una de las estafas bancarias más relevantes de la región, marcada por el uso de identidades de personas fallecidas para sustraer fondos.




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