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Boca busca salir de la crisis: reestructuración en el Consejo de Fútbol y decisiones clave de Russo y Riquelme


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El presente de Boca Juniors atraviesa una de las etapas más delicadas de su historia reciente. La derrota ante Huracán no solo extendió la racha negativa a 11 partidos sin ganar, sino que profundizó la sensación de que el equipo perdió el rumbo dentro y fuera de la cancha. En medio de este escenario, Miguel Ángel Russo lanzó una frase que resonó en todo el club: “Es momento de hacer los cambios que el club necesita”. No habló solo de táctica ni de nombres propios en el once inicial; habló de un movimiento institucional de fondo.


En la intimidad de la dirigencia entienden que ya no alcanzan los ajustes superficiales. Boca necesita orden interno, conducción clara y decisiones concretas para recuperar autoridad. Entre las medidas que están sobre la mesa aparece la posibilidad de una fuerte reestructuración en el Consejo de Fútbol, e incluso, de forma más drástica, su disolución. La idea comenzó a circular tímidamente el lunes y, aunque en primera instancia fue negada en Ezeiza, con el correr de las horas cobró fuerza.


Este martes, Marcelo Delgado, Raúl Cascini y Mauricio Serna estuvieron en el predio, pero la ausencia de Juan Román Riquelme fue notoria. Si bien no hubo comunicación oficial, la incertidumbre sobre el futuro del Consejo dominó la jornada. El malestar de los hinchas viene de larga data: los recientes fracasos deportivos, el papelón administrativo con la inscripción de jugadores para la Copa Sudamericana 2024 por un error horario y algunas declaraciones públicas que generaron cortocircuitos, instalaron la sensación de que se necesita un golpe de timón.


Una de las alternativas que se estudia es mantener a Delgado como ladero de Riquelme y reubicar a Cascini y Serna en otras funciones. También circula la idea de reemplazar la estructura actual por una sola figura que actúe como nexo entre el plantel, el cuerpo técnico y la dirigencia. Entre los nombres que comenzaron a mencionarse está el de Carlos Navarro Montoya, excoordinador de inferiores en la gestión de Daniel Angelici y excompañero de Riquelme en el recordado Boca del Apertura 1996.


El trasfondo político también juega su propio partido. Un eventual cambio en el Consejo no solo apuntaría a buscar soluciones futbolísticas sino a enviar un mensaje hacia afuera: que la conducción escucha el reclamo popular y está dispuesta a modificar el modelo. La previa del duelo contra Racing en la Bombonera podría ser el escenario para mostrar esa señal.


Russo bajo presión y el caso Merentiel


En paralelo a la crisis dirigencial, Russo enfrenta el desafío de sostener su cargo en medio de un contexto adverso. El técnico acumula siete partidos sin triunfos desde que asumió: cuatro empates y tres derrotas. La actuación ante Huracán fue el punto más bajo, con un equipo que apenas remató una vez al arco en 90 minutos. Pero el desconcierto táctico no fue el único tema: el insólito episodio de Miguel Merentiel desató una tormenta interna.



El delantero apareció en el campo para jugar el segundo tiempo cuando ya había sido reemplazado. La escena, inédita en un club de primera línea, dejó en evidencia fallas de comunicación y tensiones en el vestuario. Oficialmente, Russo habló de un “problema de papeles”, pero versiones internas apuntan a un cruce verbal en el entretiempo. El técnico habría retado al plantel por el flojo rendimiento y Merentiel habría respondido de manera que no cayó bien. Russo lo sustituyó y la confusión posterior solo profundizó la crisis de autoridad.


Este martes hubo un intento de calmar las aguas: Merentiel se entrenó con el grupo y mantuvo una charla privada con Russo para limar asperezas. No habrá sanciones, pero el episodio dejó cicatrices, sobre todo porque el DT había confiado en el uruguayo como capitán en el Mundial de Clubes. Ahora, el futuro de su titularidad será una señal clave de cómo quedó la relación.


Lesiones, egos y tensiones silenciosas


El caso de Carlos Palacios suma otro foco de conflicto. El chileno continúa entrenándose diferenciado por una tendinitis en la rodilla izquierda, pero la ausencia de lesiones visibles en los estudios alimenta dudas sobre su compromiso. Russo cree que no está en condiciones físicas, pero puertas adentro hay quienes ven un trasfondo anímico o disciplinario.


A eso se suman las figuras de peso relegadas: Marcos Rojo, Sergio Romero, Cristian Lema y Marcelo Saracchi siguen trabajando con el plantel pero no tienen minutos. La acumulación de egos y tensiones en un grupo de 39 profesionales complica la gestión diaria. La semana pasada, tras la caída con Huracán, Russo organizó una charla grupal y decidió apartar a los que no habían jugado ese partido. Entre ellos estaba Rojo, quien al enterarse optó por abandonar la práctica, gesto que encendió nuevas alarmas sobre la convivencia interna.


El mensaje de Russo es claro: necesita cortar con los vicios internos y encontrar un equipo que vuelva a competir. Por ahora cuenta con el respaldo del presidente, pero el margen es mínimo. Un nuevo tropiezo, especialmente de local ante Racing, podría sellar su salida. En Boca lo saben: el partido que viene no es solo un clásico, es una final para evitar que la crisis se convierta en algo irreversible.


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