Mientras Huracán y Platense se preparan para enfrentarse nuevamente, vuelve a escena un historial que va mucho más allá del deporte. A lo largo de los años, los enfrentamientos entre ambas hinchadas han dejado heridos, detenidos y, en el episodio más trágico, una víctima fatal.
Enfrentamientos desde 1986
La violencia entre las parcialidades de Huracán y Platense tiene antecedentes que se remontan al 2 de marzo de 1986. Aquella tarde, el Globo llegaba comprometido con el descenso y en la previa del encuentro se registraron enfrentamientos con piedras entre los hinchas. Tras el triunfo de Platense por 3-1, la policía reprimió con gases lacrimógenos para evacuar la tribuna visitante. Seis fechas más tarde, Huracán descendió a la Primera B.
Durante los años noventa, la rivalidad se intensificó. En junio de 1997, una pelea en la cancha de Platense terminó con once heridos hospitalizados y veinticinco personas detenidas. En diciembre del mismo año, durante el partido disputado en el Palacio Tomás A. Ducó, los incidentes continuaron, con robo de banderas en medio del encuentro.
La tragedia en Villa Gesell
El episodio más doloroso ocurrió en febrero de 1999 en Villa Gesell, cuando ambas barras coincidieron en la ciudad durante sus vacaciones. Sin que hubiera un partido de por medio, se desató una pelea callejera que terminó con la muerte de un hincha de Platense.
La víctima fue identificada como Javier Mata Díaz, de 21 años, quien falleció tras un enfrentamiento a diez cuadras del centro de la ciudad. Cinco personas con domicilio en Parque Patricios fueron detenidas e imputadas por el homicidio. La conmoción fue nacional y puso en evidencia el nivel de violencia al que había escalado la rivalidad.
Una final sin previsión
La elección de Santiago del Estero como sede neutral para disputar la final del torneo Apertura ha generado fuertes cuestionamientos. Con Huracán ya clasificado desde el domingo, y sabiendo que el rival sería otro club de Buenos Aires (Platense o San Lorenzo), muchos se preguntan por qué no se evaluó el riesgo de una posible confrontación en plena ruta.
La distancia entre Buenos Aires y Santiago del Estero es de 1.043 kilómetros, lo que obliga a ambos clubes a movilizar a miles de hinchas por el interior del país. En ese contexto, las autoridades deberán extremar las medidas de seguridad para evitar nuevos hechos que lamentar.
Una vez más, la Asociación del Fútbol Argentino queda en el centro de la polémica por privilegiar el negocio antes que la seguridad. Solo resta esperar que el operativo esté a la altura de las circunstancias.




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