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Casamiento insólito en La Pampa: un comisario usó presos como mozos y asadores y ahora enfrenta un juicio


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En un pequeño pueblo de La Pampa, un comisario organizó su casamiento y decidió que los encargados de preparar el asado, servir la comida y limpiar el salón fueran… los presos que tenía a su cargo. El hecho ocurrió el 31 de mayo de 2024 en Lonquimay, una localidad de apenas dos mil habitantes ubicada sobre la Ruta Nacional 5, a 65 kilómetros de Santa Rosa. El protagonista es Cristian Martín Galván, jefe de la subcomisaría local, quien ahora enfrenta un juicio por incumplimiento de los deberes de funcionario público.


Según reveló la investigación, seis de los ocho detenidos en la dependencia policial salieron caminando hacia un salón de eventos llamado Bar Véneto, ubicado a una cuadra de la comisaría. Allí trabajaron durante horas: uno hizo el asado, otros sirvieron el almuerzo y la torta, y todos ayudaron a limpiar. Al terminar, volvieron por sus propios medios a las celdas. Ninguno se fugó.


El fiscal general Guillermo Sancho detalló que algunos presos incluso fueron y vinieron varias veces del salón durante la jornada. La situación no solo generó sorpresa en la comunidad, sino que también motivó una causa penal que llegó esta semana a juicio oral.


En las audiencias, los testimonios de los detenidos fueron clave. Aunque varios intentaron inicialmente negar su participación, al ser confrontados con las declaraciones de sus compañeros o del juez, terminaron admitiendo su rol en la fiesta. Uno confesó entre lágrimas que había sido el asador. Otro dijo que ayudó a llevar leña. El relato más contundente fue el de un interno que explicó cómo sirvió comida, limpió el salón y colaboró desde las 10 hasta pasadas las 15.


Además, un testimonio insólito sumó otro capítulo a la historia: uno de los presos, estudiante de veterinaria, contó que también se encargaba de cuidar al perro y al caballo del comisario. El equino, según relató, era usado por Galván para desfilar en actos cívicos.


Galván declaró este viernes, pero no habló del hecho en cuestión. En cambio, sostuvo que todo se trata de una interna policial, y aseguró que sus superiores querían “destruirlo”. Su esposa y familiares intentaron desmentir las versiones de los detenidos y afirmaron que ellos se habían ocupado de servir en la fiesta.



Durante el juicio, también se cayó una supuesta coartada que el comisario había intentado construir. En diciembre, dos vecinos firmaron una exposición asegurando que no habían visto a los presos en el salón. Sin embargo, esta semana admitieron que no habían leído el documento antes de firmarlo y que lo que decía no era cierto.


El fiscal pidió una condena de un año y tres meses de prisión en suspenso, además de una inhabilitación por el doble de tiempo para ejercer cargos públicos. La defensa solicitó la absolución, alegando que el hecho no se probó o, en todo caso, invocando el beneficio de la duda. El juez dará a conocer su fallo el 28 de julio.


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