En lo que podría representar un giro importante en la causa
por el asesinato de Fernando Báez Sosa, Máximo Thomsen pedirá volver a declarar
ante la Justicia. Quien es señalado como el principal responsable en la
agresión al joven elevó la solicitud a través de su nuevo abogado, Francisco
Oneto, luego de que Casación confirmara su condena a perpetua.
“Está acongojado por esta circunstancia y tiene una renovada
esperanza ante esta nueva defensa”, arrancó el letrado, quien, en diálogo con
TN, adelantó que la semana próxima irá a la Alcaidía N°1 de Melchor Romero para
reunirse con su cliente y empezar a trazar los lineamientos de lo que será su
pedido de declaración. Según trascendió, Thomsen está dispuesto a contar todo
lo que antes no le dejaron decir.
Si bien Oneto no trascendieron detalles, Thomsen se
centralizaría en el origen del conflicto dentro del boliche Le Brique y en su
rol durante la golpiza que desencadenó en la muerte de Fernando.
“La intencionalidad de él no era que esto termine en la
muerte de nadie. Le dije que no podía garantizarle resultados, pero sí le conté
cómo vamos a emplear las herramientas del derecho para mejorar su situación
procesal”, explicó Oneto. “Va a contar cosas que nunca dijo”, anticipó.
La palabra del nuevo abogado de Máximo Thomsen
“En este caso, Casación descarta esa norma y dice que sí se
puede saber. Lo que buscaré explicarle a la Corte Suprema de la Provincia de
Buenos Aires es que Casación incurre en un error, porque pone la diferencia
entre los homicidios en agresión y los dolosos en la imposibilidad de
individualizar al agresor o al que comete el homicidio”, agregó.
“Si alguien ve el resultado de su conducta y busca ese
resultado, sí es un homicidio doloso. Pero acá no hay dolo. Máximo no vio venir
este resultado. Todos los fines de semanas tenían peleas de igual tenor a esa,
que no habían terminado en la muerte de nadie. El dolo es un elemento
subjetivo, no se puede evaluar”, continuó.
“¿Estaba bien que hicieran eso? No, para nada. Es por eso
que merece un castigo, pero no una perpetua”, profundizó. “(Juan Pedro) Guarino
y (Alejo) Milanesi, amigos del grupo y testigos del hecho, dijeron que tenían
peleas iguales en Zárate. Incluso un taxista, testigo en Villa Gesell, vio que
a Tomás D’Alessandro (amigo de Báez Sosa) le dieron una paliza de igual tenor.
No había dolo en su conducta, no se puede deducir el dolo. Creo que estamos en
un homicidio en agresión”, explicó.
“Aún si hubiese dolo no podemos narrar la premeditación. El
concurso premeditado exige un comportamiento frío y reflexivo. Las
circunstancias del hecho impiden esas reflexiones”, concluyó.




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