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Aumentan los contagios de tuberculosis en Mar del Plata



Las cifras oficiales indican que en los últimos años la cantidad de contagiados registrados subió un 75% en el distrito. La situación preocupa en el Hospital Interzonal y desde Zona Sanitaria VIII piden acciones eficientes en los barrios para evitar la propagación de la enfermedad.

Autoridades sanitarias advirtieron por un “aumento significativo” de casos de tuberculosis en Mar del Plata, los cuales en los últimos años, y según registros oficiales, subieron un 75% en General Pueyrredon.

“Claramente hay un aumento considerable de casos. No es algo para alarmarse, pero sí es una suba significativa”, le manifestó el director ejecutivo de Zona Sanitaria VIII, Gastón Vargas, a LA CAPITAL.

Según cifras oficiales a las que tuvo acceso este medio, los casos en el distrito aumentaron un 75% en los últimos años, si se tiene en cuenta que en 2019 se registraron 180, en 2020 se cargaron 103, en 2021 subieron a 161 y en 2022 treparon a 318.

“Hay una tendencia desde 2019 de un aumento de casos, con un bache en los registros en el 2021, que entendemos que es porque los CAPS (Centros de Atención Primaria de la Salud) tuvieron limitada su funcionalidad por la pandemia. No es que no ha habido casos, sino que no se registraron”, explicó Vargas al respecto y agregó: “En 2022 puede haber algunos casos que no se habían registrado oportunamente en el 2021”.

No obstante, el titular de Zona Sanitaria VIII detalló que en lo que va del año ya se detectaron 94 casos y que “habitualmente es en invierno y primavera cuando más casos se diagnostican”, por lo que para 2023 estiman que habrá cifras similares a las de 2022.

En este marco, Vargas reconoció también que, al igual que lo que ocurría con el Covid, los casos que realmente hay en la ciudad, y como pasa en el resto del país, superan ampliamente el número del registro oficial.

“Nosotros entendemos que puede haber un número mucho mayor de casos, porque la sintomatología de la enfermedad hace que muchas personas demoren en consultar, a veces meses. Los síntomas no son tan evidentes, como la tos, la pérdida de peso y el decaimiento, y permiten seguir desarrollando las actividades diarias y no son tan agudos como en otras enfermedades que hacen ver una necesidad concreta de hacer una consulta”, explicó y añadió que “durante todo ese tiempo si la persona es positiva, tiene la posibilidad de ir contagiando a muchas más personas”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que la tuberculosis es una enfermedad causada por una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones. La infección se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos de estos bacilos para quedar infectada. “Se trata de una enfermedad curable y prevenible”, destacan.

Preocupación hospitalaria

El jefe del área de Neumonología del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), Javier Canevari, expresó que en el nosocomio la situación de la tuberculosis “preocupa hace mucho tiempo” porque “no ha dejado de ser un problema grave de salud”.

“En nuestro hospital tenemos un número importante de casos e incluso están aumentando. Actualmente, solo en el HIGA, debe haber cerca de 100 casos por año y siempre hay alguno internado. Habitualmente hay unas cinco camas que requieren aislamiento por tuberculosis, pero la mayoría de los casos se atiende en forma ambulatoria”, indicó Canevari.

A su vez, el especialista estimó que el aumento de contagiados “tiene que ver con una situación económica de la gente y la suba de la pobreza”. “La tuberculosis está vinculada a malas condiciones socioeconómicas”, como hacinamiento y falta de profilaxis, indicó, aunque aclaró que hay contagiados “en todas las clases sociales”. “Cualquiera puede enfermar y hay más riesgo para personas con inmunodeficiencia y enfermedades crónicas”, dijo.

Frente a este panorama, Canevari remarcó que “es clave la detección rápida y el tratamiento correcto”. “El tratamiento contra la tuberculosis es muy efectivo, son muy pocas veces las que fracasa. La mayoría de los fracasos tiene que ver con un incumplimiento del tratamiento. Es largo, dura seis meses y la clave está en cumplirlo al pie de la letra”, recalcó.

Por último, sostuvo que también es determinante para evitar la propagación de la enfermedad “controlar los grupos familiares” y las campañas de detección de casos. “Creo que está bueno descentralizar, acercar a la prevención los barrios y a los centros de salud. Tenemos que insistir en esa estrategia”, consideró.

¿Falla el primer nivel?

Por último, Vargas sostuvo que “obviamente siempre el aumento de los contagios es una preocupación”, pero también llamó a “salir a buscar casos”. “Hay que hacer el seguimiento de la situación epidemiológica como corresponde”, manifestó.

“Toda la territorialidad que necesita esta patología tiene que estar garantizada lógicamente por el primer nivel de atención, que es la municipalidad. Al hospital llegan los casos, se medican, van a controles, pero prácticamente la supervisión de los tratamientos y todo lo que eso conlleva se hace a través de los Centros de Atención Primaria”, indicó y agregó: “Si bien es una patología que tiene un tratamiento muy largo, algunos casos llegan al hospital con alguna complicación y el resto debiera ser resuelto en el primer nivel de atención”.

“Para que llegue al hospital, una persona tiene que tener un estado bastante avanzado. La tuberculosis debiera ser diagnosticada, y resuelta en su gran mayoría, en el primer nivel de atención. El algoritmo es simple: si hay más casos que aparecen en el hospital, claramente es porque el primer filtro está siendo bastante poroso y no está captando lo suficiente como para hacerlo oportunamente en el primer nivel”, señaló el director ejecutivo de la región Sanitaria.

Para finalizar, Vargas llevó tranquilidad asegurando que lo que hay “no es una cantidad de casos inabarcables, pero sí es un aumento considerable”. “Esto nos obliga a estar más atentos y ajustar el ojo clínico epidemiológico, sobre todo en las comunidades vulnerables, que es donde hay mayor posibilidad de presencia de este bacilo y eso es trabajo de territorio, eso es del primer nivel de atención”, concluyó.




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