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ACCIDENTE FATAL EN RUTA 2: Chocó de frente contra un guardarrail y murió junto a sus dos sobrinas de 16 y 22 años



El dolor está diseminado en cada rincón de este pequeño y pulcro pueblo bonaerense recostado sobre la ruta 2. Plácido, silencioso por naturaleza, Maipú sintió fuerte el impacto de las muertes de tres jóvenes mujeres en un accidente vial. "Estamos destrozados", dice uno de sus amigos: "Todavía no caemos". 

Fue en la mañana del domingo, poco antes de las siete. Lucrecia "Kuki" Baliani, de 39 años, conducía su Fiat Uno rojo de regreso al pueblo después una noche de cumbia en Coronel Vidal. Viajó con sus dos sobrinas, Ailén Barrera Baliani, de 22 años, y Stefania Etchevest, de 16. Las tres murieron. "Gente de campo, una familia destruida", dice un vecino.



La mañana era clara y ese tramo de la autovía 2, una recta, no presenta imperfecciones. Las causas del accidente se desconocen. Lo cierto es que el auto se salió del camino y dio de frente contra un guardarrail. Detrás, a minutos, venían amigos en una camioneta, y fueron los primeros en llegar. La noticia llegó de inmediato al pueblo.

"Me llamó 'el perro' (Federico, compañero de trabajo) y me contó. Todavía no lo puedo creer", dice Agustín Feced, encargado de El Vasquito, el mercado donde Kuki trabajaba hace seis años. Era la encargada del depósito, pero "estaba en todos lados, trabajando, con su metro sesenta y cinco de altura era un tractor".

Lo que le contó su compañero fue una escena escalofriante. Además de sus sobrinas, en el coche viajaban María Virginia Aceval, una de sus mejores amigas, que atiende la fiambrería en el mercado, y María Florencia Irigoin, prima de Kuki, que iba en el asiento del acompañante.

Cuando Federico llegó, María Florencia intentaba reanimar a una de las chicas haciéndole respiración boca a boca, maniobras de RCP. Ya estaban sin vida. Unos minutos después, la mujer advirtió que no podía moverse: además de una complicación pulmonar, se fisuró la cadera.

Ella permanece internada en el hospital municipal Raul Montalverne. Con contusiones, golpeada y aún en shock, María Virginia ya está en su casa. Como otras amigas cercanas, se expresaron en las redes, pero prefirieron no hablar para esta nota. 



"Se fue mi hermana del alma, mi comadre, mi amiga y mi compañera de trabajo. La que siempre estaba de buen humor, la que luchó y la venció, la que hacía enojar a algún compañero con alguna broma, la amiga incondicional... Mi loca se nos fue de la mano con Ailén y Stefi. Cuánto duelen. Vuelen alto y brillen", las despidió Magalí García.

Al mencionar su lucha, su amiga Magalí se refiere al cáncer de ovarios que Baliani superó hace unos 5 años. "El tratamiento duró un año, solo faltó al trabajo cuando tuvo que hacer reposo estricto después de la operación, pero nunca hubo un si, un no, nada. Se lo decíamos siempre, elogiábamos su carácter, esa templanza", recuerda Feced. 

"Impulsiva, inefable, dulce, salvaje, protectora, alegre, cabezota, indomable. Así es ella, infinita", la describió Camila Baratcharte, que la recordó a su amiga "feliz, como siempre estaba".

En su Instagram escribió: "Solo te pido que nos mandes fuerzas, porque resulta dificil de entender que ya no vas a estar con nosotros". 

Maipú tiene unos 8 mil habitantes en su casco urbano, casi 130 kilómetros al norte de Mar del Plata por la autovía 2. Coronel Vidal se encuentra a medio camino, a 70 kilómetros. Hasta allí viajaron las chicas para ver el grupo "Cumbia a fondo" y quedarse a bailar.

Aunque parece un desatino salir a la ruta en la noche para ir a bailar, aquí es lo usual, sea por recitales, bailes o fiestas tradicionalistas en poblados en los alrededores. 

Agustín invita a recorrer las áreas del mercado y en cada una se detiene para contar algo sobre Baliani. "Era mi mano derecha -cuenta el encargado-, pero más que eso, porque era mi amiga. Kuki estaba llena de vida, de luz, y lo trasmitía".

Dice que estaba en los detalles, y que "estaba siempre". Si había que hacer pizzas para la cooperadora de la escuela del pueblo, aun sin que se lo hubieran pedido, se quedaba después de hora colaborando; si había que trabajar para un evento de 180 personas para la Comparsa Golondrinas, no faltaba.

El mercado cerró domingo y lunes, reabrió el martes. Dice el encargado que puede "imaginar lo que ella nos diría si nos viera así (desconsolados), y nos mandaría a trabajar. Ya la extrañamos: es una ausencia... -le afloran lágrimas y se detiene en medio de la oración-, no sé, no caes. La pérdida de las chicas la sintió todo el pueblo".




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