El camino a Pinamar se ha vuelto en los últimos meses una
autopista con horarios de alta densidad de tránsito en los horarios matutinos y
vespertinos. Entre las 7:30 y las 10:00 se da el viaje mayoritario de toda
clase de vehículos para desarrollar tareas en Pinamar, Valeria, Ostende, el
Frente de Ruta y Costa Esmeralda. Ésta última es una de las más convocantes
debido al nivel de crecimiento y de obras en construcción que emplea mano de
obra local.
Por la tarde esto vuelve a repetirse, aunque más espaciado y
no tan notorio entre las 16:00 y las 20:00 horas.
Todos conocen la ruta, saben cada una de sus zonas
peligrosas y – sin embargo- en una semana han protagonizado siniestros viales
con tasas superiores a las de un verano. Los choques, inclusive, han ocurrido
en jornadas en donde no hubo niebla ni fenómenos meteorológicos importantes.
No hay medidas que hayan tomado las autoridades. Nadie hace
un control y muchas motos de baja cilindrada salen a la ruta a recorrer los 27
kilómetros a Pinamar.
Hay vehículos que despistan por una distracción. Otros
colisionan por no respetar distancias precautorias y las fatalidades se
acrecientan al no respetar las velocidades máximas de la traza.
Las mañanas son muy complejas a tal punto que una misma persona
ha reportado en 7 días a los bomberos dos de los tres hechos ocurridos.




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