Una fiesta que se hizo famosa gracias
a los comentarios de boca en boca y tuvo su máxima expresión en 2019. Aún hoy
los pobladores de General Lavalle no encuentran explicación, pero en horas el
centro de la ciudad sextuplicó la cantidad de habitantes de todo el partido y
más de 23.000 personas llegaron para la fiesta de La Torta Negra.
No es un concurso, tampoco una
exposición en donde se busca hacer la mejor factura de este tipo. Una
panadería, con 63 años de historia, tiene la receta que parece secreta y que ha
llevado a que los turistas que transitan la Ruta 11 – rumbo a La Costa – se detengan
a comprarlas. Con cero marketing y distante a unos 2 kilómetros de la ruta está
la panadería “Del Pueblo” en el boulevard Mitre que es la calle principal.
Las tortas negras tienen una fama que
ha pasado de generación en generación y este 4 de junio tendrá su tercera
edición la celebración que este pueblo ha organizado. No se cobra entrada, a
los concurrentes casi no les importa quién esté sobre el escenario y todos se
comportan como si es ese pequeño comercio de la familia Latchuk estuvieran los
mismísimos Beatles. Se colocan vallas, consigna policial y se entregan números
para que entren de a 15 clientes por vez para comprarlas.
Jorge Latchuk y su hermano Lucas
tienen a cargo el local en esta oportunidad. Porque la pandemia afectó al resto
de la familia y por unos meses decidieron cerrarla. “No queremos frenar los despachos, pero lo
que sucedió en 2019 es algo que no podíamos creer”, cuenta Jorge quien recuerda
las 8.000 docenas que se hicieron 20 horas hasta que se agotaron los insumos.
Hoy vienen reformulados y saben que
el mes que viene algunas cosas deben cambiar. Ya piensan en desdoblar la venta
y colocarla en la Panadería y en otro puesto porque la cola para conseguir, al
menos, media docena superaba los 200 metros en la última oportunidad.
Hoy ya se repasa el “equipo” que va a
trabajar. La última vez, pre-pandemia, fueron 50 personas y ahora tienen
alistadas unas 40. Todas deben tener noción del trabajo panaderil. Se dividen
entre los que amasan –en dos o tres equipos- los que dividen y empaquetan las
tortas ya cocinadas y los que hacen el despacho. El ritmo es frenético, todo el
proceso lleva casi una hora y media y desde que salen del horno hasta la mano
del cliente habrá una demora de 7 minutos por lo que al agarrar el papel de
color madera con el logo del local la masa aún quema.
“Vienen familiares que conocen la
tradición. Algunos viajan de otros puntos del país y saben que ese día no van a
dormir. Sin la ayuda de ellos es imposible y hasta el municipio nos ofreció
operarios, pero buscamos gente que tenga el ritmo que llevamos nosotros porque
si no el proceso se demora”, dice Jorge.
Ya están haciendo stock de insumos
para lo que se viene: más de 40 bolsas de harina de 50 kilos, grasa y azúcar ya
comenzaron a llegar. La inflación les juega una mala pasada y deben negociar
con los proveedores una baja en algunos valores. En dos meses la grasa que usan pasó de 7.000
a 9.400 pesos y el azúcar negra de 10 kilos trepó de 1.100 a 1.800 pesos.
El valor de la docena
Todo se preguntas a qué valor se
comercializará la docena este año. El número no está definido del todo, pero aseguran
que será más barato de lo que se paga en otras panaderías de la región. El
número al que aspiran es $650 por las 12 unidades; un número nada despreciable
si se piensa que un alfajor triple cuesta, en promedio, 150 pesos.
“Hay que entender que es una
panadería de pueblo y es imposible abastecer a todos. El último año de la
fiesta se optó por entregar bultos cerrados sin posibilidad de elegirlas en la
vitrina, porque hasta la vitrina del lugar es histórica y digna de ver, y con
eso darle un paso más rápido a la venta”, acota el intendente del lugar José
Rodríguez Ponte.
Siempre en la calle central hay puestos
de artesanos, el escenario, obras de teatro en la Casa de la Cultura, los
museos abiertos, las visitas guiadas por los lugares destacados y todo sin
abonar ningún tipo de entrada. En este pueblo gaucho, en donde se realizan
fiestas de campo, la más llamativa y convocante la que tiene a la torta negra
como estrella.
¿Dónde queda General Lavalle?
La localidad está situada camino a la
Costa Atlántica a poco más de 300 kilómetros de Capital Federal. Para llegar
hay que tomar la Autovía 2 rumbo a Mar del Plata, desviarse en Dolores, por la
Ruta 63 y tomar la Ruta 11 hacia San Clemente del Tuyú.




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