Aparecieron en los 90 y tuvieron su esplendor durante unos 20 años. Sin embargo, ahora, dejó de ser u negocio redituable y cada vez hay menos remiserías y autos disponibles.
La ciudad supo tener unos 13 locales con autos pero ahora sólo quedan dos. Argumentan, desde el sector, que son altos los costos y que los choferes han preferido ir a otros ramos que requieren de menos horas arriba del rodado y dejan más ganancias.
A eso se le suman los costos: seguro, combustibles y mantenimiento hacen muy difícil tener el auto en las calles con un margen de ganancia aceptable.
Hoy el viaje mínimo está estipulado en poco más de 250 pesos y las unidades se cuentan con los dedos de las manos. A todo esto, se le suma que han proliferado algunos vehículos que hacen traslados sin tener la habilitación pertinente.
Por las noches es muy difícil conseguir un auto dado que es escasa la disponibilidad. Ante cada llamado la demora no baja de los 20 o 30 minutos.
Surcaron las calles, tuvieron antenas de comunicación, banderítas y hasta calcos para ser identificados pero hoy los remises forman parte de un negocio que combate contra la inflación y nuevas maneras de movilizarse.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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