Ambos distritos pertenecían, hasta 1978, a los partidos de General
Lavalle y General Madariaga respectivamente. Ambos distritos, por la decisión
del gobernador de la provincia de Buenos Aires el general (retirado) Ibérico M.
Saint Jean pasaron a tener autonomía luego de trámites que habían comenzado dos
años antes.
Ambos distritos gozan en la actualidad del status turístico
con perfiles distintos. Para La Costa, con cada una de sus localidades, la
imagen es familiar y de clase media mientras que Pinamar ostenta una imagen más
cercana a lo elitista y Gesell una ciudad familiar y de turismo joven.
Los cambios llevaron a que económicamente Lavalle y
Madariaga debas reacomodarse. Tuvieron que reformular sus arcas enfocadas a la
producción rural. Hoy en día los coletazos aún se sienten en sus economía y
crecimiento.
Mientras la diferencia económica es notoria en los meses de
verano, los municipios costeros consiguieron afianzarse como destinos de todo
el año. Incluso la pandemia sirvió para que sean elegidos como lugares para
vivir más de tres meses. La tecnología ha ayudado en mucho a la instalación de
familias.
También han mejorado en propuestas educativas, relegando a
los municipios mediterráneos.
Aún hoy en Lavalle consideran que lo definido por el
gobierno militar fue el segundo golpe más duro de su historia. El primero fue
el relegar la transformación del puerto que era utilizado para exportar carne y
luego la división y pérdida de las playas.
La tan ansiada regionalización llegó en fotos y firma de
convenios. Pero los distritos costeros paulatinamente son cada vez más
poderosos y buscan ganar terreno. Ante esto, en un trabajo silencioso, Lavalle
y Madariaga comenzaron a poblar los denominados “frente de ruta” a la vera de
la 11 para marcar territorio y sumar empresas y pobladores o contribuyentes.




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