Cerca de la una y media de la tarde del lunes 9 de noviembre murió Miriam Muñoz Águila en una habitación de la Clínica Cemep de Río Grande, Tierra del Fuego. Claudio Boyadjian nunca se enteró de la muerte de su esposa: para entonces ya estaba sedado. Murió cerca de las dos y media de la tarde del mismo lunes en otra habitación del mismo hospital.
Con una hora de diferencia, el coronavirus mató a un matrimonio muy querido de la ciudad. Ella tenía 86 años y él, 88. Insuficiencia respiratoria por una afección pulmonar fue el diagnóstico de ambos decesos. Los dos tenían patologías de base y una edad avanzada que los convertía en pacientes de riesgo: él, además, era diabético. Se cuidaban mucho.
"Estoy aburrido. Ya no sé qué hacer, quiero salir".
Le dijo Claudio a Hugo, uno de sus seis hijos.
"Se cuidaban mucho. Vivían prácticamente encerrados. Salían para hacer compras o ir a la farmacia. Ellos, más allá de su edad, tenían buena salud. No sé cómo el virus entró a la casa o dónde se habrán contagiado".
Contó su hijo, fruto de una relación anterior de Claudio, con residencia en Buenos Aires.
Un día lo llamó y atendió su sobrina Jazmín. Le contó que no se sentían bien.
"Hablé con mi papá y lo noté mal, cambiado. No era el mismo por su manera de hablar. Respiraba mal, estaba raro. Después hablé con Miriam y estaba muy cansada".
Relató. Río Grande llora la pérdida del matrimonio. La provincia está conmovida. Claudio Boyadjian había sido pionero, fundador.
El 4 de septiembre de 2013 fue reconocido por el Senado de la Nación tras la presentación del por entonces senador nacional Mario Jorge Colazo. El proyecto declara que "entregó su vida al desafío de reafirmar la soberanía nacional, forjando un marco de desarrollo poblacional homogéneo en la provincia más joven y austral de nuestro país".
Solicitaba la distinción porque entendía que "por el esfuerzo realizado, por todo el camino desandado, por el sacrificio y el coraje, le debemos este merecido reconocimiento a la invaluable tarea de construir patria en nuestra querida Nación Argentina".
Tenían seis hijos, diez nietos y cuatro bisnietos. Nadie entiende cómo pudieron haberse contagiado. Habían cumplido el aislamiento.
Sólo debilitaron la minuciosidad del protocolo cuando Alexis González, uno de los hijos de Miriam, murió por coronavirus una semana antes. La sospecha de su contagio radica en las visitas y los deseos de condolencias de familiares, amigos y vecinos.
"Pudo haber sido eso, nunca lo vamos a saber".
Respondió Hugo.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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