Gabriela
Marrón sostuvo que “la estrategia escogida por los acusadores se asemeja a una
auténtica 'excursión de pesca', lo que es inaceptable en un Estado de Derecho.
Se trata de un acto ilegal, desproporcionado, que vulnera, sin eufemismos,
garantías constitucionales”.
Y
fundamentó, paso a paso, el porqué de cada una de las medidas rechazadas.
Borrado
de teléfonos:
- Los
fiscales sospechan del accionar policial, poniendo el acento en que los
celulares secuestrados a Sosa, Curuhinca, Flores y González tenían mensajes borrados,
o mensajes que tildan de “sugestivos” y “llamativos” porque “no tendrían
anclaje en su versión de los hechos” o bien en que desinstalaron aplicaciones.
- La
jueza respondió: “Con respecto al borrado de contenido, debe decirse que nada
tiene de anormal, es algo común, que hace mucha gente, ya que los teléfonos
poseen información sensible de nuestra privacidad e intimidad. Este hecho en sí
mismo no genera un estado sospecha que pueda ser valorado negativamente en el
contexto del debido proceso. El borrar un mensaje no convierte a alguien en
sospechoso de un delito ni pone en riesgo su inocencia. En este sentido,
tomando el caso de Flores como ejemplo, al momento de declarar indicó que los
mensajes borrados se relacionaban con un conflicto familiar. Y más allá de que
los fiscales le crean o no ella no debe probar tal evento, tampoco podría
hacerlo y ésta sola circunstancia no puede convertir a una persona en
sospechosa de un delito. Frente al hecho da una explicación razonable le
corresponderá al acusador público demostrar lo contrario. ¿Cuál es el hecho del
que participaron los imputados?, ¿Cuál es la conducta reprochable? ¿Es haber
borrado un mensaje?, no parece razonable.
Cabello
en patrullero de González:
- Otra
evidencia presentada por los fiscales para fundar su petición es el análisis
genético de un cabello encontrado en el interior del móvil conducido por
González. A los acusadores les genera sospecha, toda vez que “supuestamente
(Facundo) no habría estado” en el interior de ese rodado.
- La jueza
responde: Se ha probado que Facundo estuvo con González. Según se desprende de
la evidencia producida, el policía se desplazó en el móvil hasta la zona donde
se lo vio a Facundo. El encuentro se produjo a la vera de la Ruta Nac. 3, con
el vehículo estacionado en la banquina, y se extendió por varios minutos. El
propio González lo dijo en su declaración. Los testigos E. y K. reconocieron el
móvil policial, como aquel patrullero al que se habría arrimado Facundo.
Teniendo en cuenta estos elementos de prueba no aparece extraña la posibilidad
de que un cabello que podría corresponderse con Facundo esté en ese lugar. Es
posible que haya entrado al móvil mientras el policía hacía la consulta por la
infracción a la cuarentena o chequeaba sus datos personales, antecedentes,
etcétera, que haya apoyado el carnet de conducir en el asiento del acompañante
delantero. También puede haber colocado la mochila – con rastros - dentro del
rodado. Es decir, la proposición fáctica invocada por la fiscalía aparece
refutada con varias explicaciones sensatas. La evidencia que la enmarca es
conteste. Nadie niega que Facundo estuviera con González en ese lugar y en ese
momento. Debe precisarse, por no haberlo hecho los fiscales, que el cabello fue
encontrado en el asiento delantero del acompañante junto al freno de mano.
Estas conclusiones – paralelamente - resultan compatibles con el resultado de
la autopsia, en cuanto establece que Facundo murió ahogado en la ría. Por ende,
su muerte no ocurrió en el patrullero de González, ni en otro lugar. El cuerpo
no presenta lesiones vitales, ni se observan signos de intervención de
terceros. Así las cosas, el hallazgo del pelo por sí solo ¿qué conducta
reprochable a González puede inferir? Volvemos a lo mismo ¿qué supone la
fiscalía hizo González? No escapa a la suscripta que el cabello hallado es
canoso y la mitad se corresponde con el ADN de la madre”.
Ordenan
investigar al adiestrador Herrero por el hallazgo de amuleto en Origone:
- Los
fiscales ponen énfasis en el hallazgo de un elemento, amuleto con forma de
sandía, de propiedad de la víctima, como afirmaron testigos, en el Puesto de
Vigilancia de Teniente Origone donde no habría estado.
- La
jueza responde: “El testigo J.F.C. refirió que un idéntico elemento poseía
Jano, hermano de Facundo, quien días posteriores a la aparición del amuleto en
el allanamiento le mostró otro amuleto con idénticas características, el cual
habría sido regalado por su abuela. Este testigo es el único traído por la
fiscalía para acreditar que el amuleto era de Facundo, pero en rigor de verdad
no prueba la precedencia del hallazgo, sino – en todo caso - que uno igual
tendría Jano. No se presentaron pruebas de la preexistencia del amuleto de
Facundo pese a ser solicitadas. Adviértase que el testigo J.F.C. refiere que
tomó conocimiento del objeto con posterioridad al registro de la dependencia
policial. (…) Pero más allá de que, independientemente de que se acredite que
el amuleto era de Facundo, merece un párrafo aparte el origen del hallazgo que
–a esta altura de la investigación – pone en duda su legalidad y por ende su
validez. El Puesto de Vigilancia de Origone había sido allanado con
anterioridad a ese secuestro. En el segundo registro se autorizó el ingreso del
perito de parte –Marcos Herrero- con su perro, y la actividad de este perro fue
el origen del hallazgo. Los canes de la fuerza de seguridad no marcaron la
bolsa de basura donde se encontró el amuleto pero si lo hizo el perro de
Herrero. Sin embargo, la ciencia y la técnica cuenta que los animales entrenados
pueden oler rastros humanos durante un cierto período de tiempo. Ahora que por
intermedio de la autopsia se conoce, aproximadamente, la data de la muerte de
Facundo, surge de la combinación de ambos datos -la fecha probable de muerte y
el lapso que los perros pueden oler a una persona viva o a un cadáver- que al
momento del hallazgo del amuleto el perro del perito de parte no tenía aptitud
para oler rastros de la víctima. Por lo expuesto, resulta necesario y también
forzoso que el Ministerio Público Fiscal, en cumplimiento de sus deberes y
facultades, investigue el accionar del perito, frente a la gravedad de la
circunstancia apuntada. Dicho esto, con excepción del supuesto amuleto
encontrado por el perro del perito de parte, no hay otra evidencia, hasta el
momento, ni siquiera accidental, que ubique a Facundo en el Puesto de
Vigilancia de Origone.
Hallazgo
de otro “amuleto” en un patrullero de Bahía. Y más sospechas contra el perito
de parte.
- Otro
de los argumentos en que los fiscales fundan su sospecha de que el personal
policial participó o cometió algún delito relacionado con la desaparición y la
muerte de Facundo se infiere del hallazgo de otro amuleto de la víctima (una
piedra turmalina), encontrado también por el perro de Marcos Herrero, en un
móvil de la Policía Local de esta ciudad.
- La
jueza responde que “el secuestro y registro del móvil se ordena frente a un
reporte de movimientos, cuanto menos extraños (“salto” en la geolocalización
del vehículo), el día 8 de mayo del corriente en cercanías del lugar donde
fueron hallados los restos óseos de Facundo. En este aspecto, la fiscalía no
presenta, ni siquiera mínimamente, una hipótesis que conecte a los policías de
Bahía Blanca con los del Partido de Villarino. No se alega una teoría que contemple
una relación entre ellos, ni señala algo sospechoso que haya surgido de los
celulares que fueron secuestrados a esos policías u a otros numerarios. La
fiscalía omite valorar las tareas policiales que ubican al móvil de la Local de
esta ciudad en el medio del agua el día y la hora sospechada y el ticket de
carga de combustible que da cuenta que ese día, casi a la misma hora consignada
en el informe de AVL – con diferencia de minutos – el auto estaba en otra punta
de la ciudad distante a varios kilómetros del lugar del hallazgo de los restos.
Estos dos datos objetivos y la ausencia absoluta de cualquier otro indicio que
conecte a Facundo con la policía de esta ciudad permiten, rápidamente advertir,
cuanto menos, la posibilidad de un error en el AVL del móvil. Respecto del
secuestro de la turmalina le caben las mismas observaciones y los mismos
razonamientos que los efectuados respecto del hallazgo del otro amuleto de
Facundo en Tte. Origone, por parte del perro de Herrero.
Este
caso es mucho más grave aún, ya que la piedra fue encontrada con posterioridad
al otro amuleto y cuando la víctima, según informe pericial, llevaba casi dos
meses fallecido, como mínimo. Esta circunstancia tampoco fue advertida por los
fiscales. Repito, de la combinación de la fecha probable de muerte y del lapso
que los perros pueden oler a una persona viva o a un cadáver al momento del
hallazgo de la turmalina el perro del perito de parte no tenía aptitud para
oler rastros de la víctima. La fiscalía debe investigar también estos hechos
los que podrían configurar la comisión de un delito de acción pública.
En
definitiva, lo único que enlaza a las dependencias policiales de Origone y
Policía Local de Bahía Blanca con Facundo son los amuletos hallados por el
perro del perito de parte, cuando la ciencia indica que en esos momentos no era
posible que oliera esencia de Facundo. Por lo demás no hay una historia, una
hipótesis, una teoría ni otra evidencia que lo ubique en esos dos lugares y
mucho menos que los conecte entre sí. Pero si hay cantidad de evidencia de
calidad que indica que Facundo en esos momentos estaba en otro lugar (ubicación
de su celular, mensajes, antenas de telefonía, testigos, informe pericial sobre
los restos óseos, entre otras ya citadas). Esa prueba objetiva no fue analizada
por los fiscales ni siquiera para descartarla o refutarla.
La
mochila de Facundo
- Los
fiscales pregonan como “extraño” que dentro de la mochila de Facundo
-encontrada en la zona donde se produjo el ahogamiento -, estaba el pantalón
que llevaba puesto el día de su desaparición, “según la fotografía tomada en
Mayor Buratovich por los policías que supuestamente lo detuvieron por
infracción a la cuarentena junto con el pantalón había prendas de vestir
dañadas y un cartel con la inscripción ‘Médanos’, que no habría sido escrito ni
usado por él debido a que se dirigía a otro lugar, ni tampoco se correspondía a
su forma de hacer dedo” –según sostienen los fiscales.
- La
jueza responde: “Como primer punto, me veo en la obligación de indicar que la
imagen que los fiscales aluden no permite distinguir ninguna característica del
pantalón como para sostener tal afirmación, con lo cual, la premisa de la que
se parte es falsa, porque no está fundada en evidencia alguna y es refutable a
simple vista por el sentido común. Respecto del contenido de la mochila no se
encuentran los testigos señalados por los fiscales acreditados para dar razón
de sus dichos. No indican en qué fundan la certeza sobre los objetos que
llevaba Facundo ese día en su mochila, es que ¿cómo podían saberlo? ¿Le armaron
la mochila? Es improbable que alguien sepa - exactamente - qué cosas contenía y
cuáles le faltaban al bolso que preparó el 30 de abril antes de partir.
Inclusive ya hacía un tiempo que Facundo no vivía con su mamá, ni la vio antes
de irse. El hermano dijo que, cuando pasó brevemente por la casa familiar, solo
tomó el cargador del celular y un equipo de mate. Es decir que ni la madre ni
el hermano conocían el contenido de la mochila. Al punto tal que la mamá señaló
la marca “Wilson” como correspondiente a la mochila, cuando ello luego fue
descartado a partir del hallazgo. La ausencia de ciertas pertenencias también
puede ser producto de algún accionar posterior atendiendo al tiempo que estuvo
en la intemperie, en el caso que se pueda determinar exactamente qué había en
su interior y en qué condiciones estaban esos objetos. En cuanto al daño en
algunas ropas, para adquirir relevancia en esta investigación, no concuerda con
el resultado de la autopsia – sin lesiones, ni heridas de bala, cortes,
etcétera –, por lo que lo más probable es que sean anteriores a la muerte o se
hayan producido por efecto de la naturaleza.
PEDIDO
PARA ALLANAR (POR TERCERA VEZ) EL DESTACAMENTO DE ORIGONE:
- La
fiscalía solicita allanar nuevamente el Puesto de Vigilancia de Teniente
Origone para buscar fauna cadavérica, sedimentos y/o micro algas y sustancias
hemáticas mediante el empleo del dispersado de luminol. Asimismo, no opone
reparos al ingreso del aquí cuestionado perito de parte Herrero.
- La
jueza responde: “El informe final de la pericia a los restos óseos determinó
con rigor científico que el cuerpo siempre estuvo en la zona del hallazgo, ya
que no se detectaron elementos ajenos al medio. También determinó que no
presentaba lesiones vitales. Por lo que mal puede buscarse restos del cadáver,
algas, sedimentos y elementos conexos, en esa dependencia policial ya allanada
en dos oportunidades y distante a muchos kilómetros del hallazgo del cuerpo. La
fiscalía no esboza una idea a modo de hipótesis razonable y lógica para
sostener la medida. Cabe agregar, en relación con la sangre, que ningún de los
testigos que tuvo contacto o vio a Facundo en el momento o con posterioridad a
los dos controles policiales que sorteó, percibieron, observaron y/o escucharon
que haya sido golpeado, herido, atacado, agredido de manera tal que pueda haber
sangre en las paredes de esa comisaría. En el marco de estas dos aseveraciones,
un tercer allanamiento tampoco resulta procedente. Ahora bien, analizadas todas
las valoraciones que los fiscales hacen respecto del destacamento policial de
Origone - esto es, que allí puede haber sangre, restos de cadáver o del
Estuario y de la Ría -, se advierte que las inferencias que hacen no ensamblan,
sino que, más bien, se excluyen entre sí: entienden que Facundo con vida y sin
vida estuvo en ese lugar en un solo momento. Llamativo es que no analizan ni
valoran otras pruebas que ubican a la víctima en otros sitios, ni siquiera para
descartarla (como la declaración de la testigo H. y los informes de impacto de
celulares ya referidos)”.
SECUESTROS
DE TELÉFONOS DE MEDIO CENTENAR DE POLICÍAS DE TODA LA REGIÓN
- El
pedido fiscal indica que “ciertas circunstancias de la causa, conectadas a las
medidas de prueba que se solicitan, permitirían analizar un esquema de
actuación sistematizada, coordinada y organizada en torno a la búsqueda de
Facundo, aunque encaminada a entorpecer el curso de la investigación en torno
al objeto procesal, esto es, la desaparición forzada, recientemente, seguida de
muerte del joven.”
- La
respuesta de la Jueza: “Adviértase que no se expresa en detalle qué creen los
acusadores que cada una de estas personas le hizo a Facundo: ¿Lo mataron?, ¿Lo
amedrentaron?, ¿Lo amenazaron?, ¿Lo golpearon?, ¿Dieron alguna orden?,
¿Incumplieron algún deber?, ¿Cuál?, ¿Qué se sospecha de cada uno de los agentes
policiales? Una cosa son los hechos y otra muy distinta las conclusiones.
Fundar una medida invasiva de la intimidad de las personas en conclusiones que
no se infieren lógicamente de algún hecho concreto es un acto de arbitrariedad.
En consecuencia, la estrategia escogida por los acusadores se asemeja a una
auténtica “excursión de pesca”, lo que es inaceptable en un Estado de Derecho.
Se trata de un acto ilegal, desproporcionado, que vulnera, sin eufemismos,
garantías constitucionales. No puedo dejar de señalar como hecho grave que se
pretenda secuestrar los celulares del personal policial de Villarino y Bahía
Blanca sin distinción ni razón fundada alguna, ‘para ver que hay’ y sin
advertir el riesgo en el que se pone a la población civil al interferir en el
servicio público de seguridad que brindan esas personas, ya que se les quitaría
la posibilidad de comunicarse entre sí”.
Marrón
concluye señalando que “en síntesis, disiento con los acusadores públicos en el
valor que le otorgan a la prueba invocada. La presentación no se funda en
evidencia sino en suposiciones, las que no alcanzan para sostener la validez de
las medidas que solicitan. Además, el dictamen omite el análisis de muchos
otros elementos: testimonios, informes, pericias, etcétera. El resultado de la
autopsia es una prueba científica, que ha sido contundente en varios aspectos.
Las teorías que avizoran o expresan los titulares de la acción penal pública no
se condicen ni se conectan con las conclusiones de la autopsia, ni con el resto
de la prueba”.




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