La suba tiene el visto bueno del presidente Alberto Fernández,
de la vicepresidenta Cristina Fernández, de los ministros de economía Martín
Guzmán y de Desarrollo Productivo Matías Kulfas.
Si bien la compañía pidió una variación cercana al 15%,
sólo le otorgaron la mitad y girará en el orden del 7%.
El litro de nafta súper está a $ 53,47 en la ciudad de
Buenos Aires y la premium se despacha a $ 61,69. En dólares, al tipo de cambio
oficial, son menos de 70 centavos, uno de los valores más bajos de la región.
“Está más barata la nafta que la leche”, defienden en casi todo el sector
petrolero, como una señal del atraso de precios, Las compañías hablan de un
aumento pendiente del 15%, pero asumen que eso no se podrá trasladar de
inmediato. “Menos de la mitad”, explicaron funcionarios, lo que situaría el
aumento en alrededor del 7%. Ese promedio suele tener distinta aplicación. En
general, los combustibles “premium” suben más.
Los precios de las naftas no se modifican desde el 1° de
diciembre de 2019. Las modificaciones posteriores fueron por tributos o costos
de biocombustibles, pero no en los márgenes de las empresas.
Con la tarifas de luz y gas congeladas, será el primer
movimiento de productos energéticos de esta gestión. En los mandatos de
Cristina Fernández, los aumentos de combustibles eran una constante, en
especial desde que se expropió y se estatizó.




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