El fiscal relató la secuencia que llevó la pista más firma que hay hasta el momento y que permitirá dilucidar el caso.
Explicó que tanto el hombre como la mujer concurrieron a una cena con amigos. Allí estuvieron bebiendo y la víctima mortal comenzó a insultar a las demás personas y se fue caminando hacia su vivienda. Es en ese trayecto, a pocos metros de llegar, que es embestida por una camioneta de color gris marca Chevrolet Montana que fue secuestrada y que pertenece a su pareja.
En el vehículo encontraron abolladuras en uno de los guardabarros, un elemento que puede pertenecer al relleno de la campera de la mujer y manchas similares a gotas de sangre en una de las ruedas traseras.
El hombre, presumiblemente, luego de cometer el hecho llamó a un vecino odontólogo, le dijo que se había encontrado con un cuerpo en la calle y le pidió que constate si estaba muerto. En ese momento llamó a la policía y le dijo a los uniformados que no conocía a la víctima. Cuando comenzaban los trabajos de peritaje lo llevaron a la comisaría y notaron que se iniciaban las contradicciones en su relato.
Al revisar a la mujer encontraron una cédula de notificación del Juzgado de Paz de Pinamar por una denuncia y restricción de acercamiento de quién estaba en la comisaría de Ostende dando declaración. En ese papel obtuvieron la dirección de la casa y concurrieron para ver quien estaba en la misma. Se encontraron con chicos y el mayor de ellos accedió a reconocer a quien sería su madre.




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