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El padre Ignacio cierra el masivo Vía Crucis en el barrio Rucci


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Postales de la celebración del año pasado.

Con una masiva presencia de fieles llegados desde todo el país, el Vía Crucis del padre Ignacio Peries en el barrio Rucci comenzó este viernes pasadas las 20.30. Las inmediaciones de la parroquia Natividad del Señor se poblaron desde la tarde. La procesión se realiza bajo un amplio operativo de seguridad, que incluye a cerca de 300 policías y gendarmes, y de control de tránsito. Transmite Radio 2.

El clima ayudó y la jornada religiosa se realiza bajo una noche hermosa, con 23 grados y la luna que ilumina la multitud que avanzaba a peso lento hacia la cruz mayor. Los organizadores calculaban que la concurrencia de esta edición número 36 era similiar a la del año pasado, con cerca de 300 mil almas.

En el tramo final del camino de la cruz (son 14 estaciones que recuerdan la crucifixión de Jesús), Ignacio dijo que “los tiempos del señor no son los nuestros” y que “vivir no es fácil y morir no cuesta nada” pero “aquel que tiene el coraje de vivir nunca huye de los problemas”.

El padre de la parroquia ubicada en Mena 2284 añadió que las personas de “corazón humilde y sencillo nunca dejan de ver el milagro de la vida”. “Nada se puede cultivar sin la semilla de la fe y por eso hoy pedimos a Dios el don de la fe, que nos lleva a creer, más allá de las matemáticas o de la ciencia”, rezó a las 23.25 antes del inicio de la 13° estación.

El discurso central es en la cruz mayor, en avenida de los Granaderos y Palestina.

Popular y federal

Según contó el periodista de Radio 2 Jonatan Raimundo, de a poco arribaron al lugar los primeros colectivos de localidades vecinas y de otras provincias, y los pasajeros descendían en busca de una buena ubicación.

Sólo como una muestra de lo que ocurría en la previa en la zona norte de la ciudad, describió que de un vehículo descendieron 45 personas de Buenos Aires y que el chofer hace 8 años que realiza este viaje.

"Traemos a gente los fines de semana a visitar al padre Ignacio y los Vía Crucis muy especialmente. Él tiene algo especial que mueve a la gente de todos lados", dijo el hombre, quien observó que "cada año viene más gente".

A las 16, en los alrededores de la parroquia ya estaban cortadas las calles y se podía llegar con el auto hasta cinco cuadras o más o según el sector. Había cuidacoches incluso a la vera de Circunvalación.

Otros de los que trabajan en el Vía Crucis son los vendedores ambulantes y puestos de comida -un clásico de cada año-. Una mujer a cargo de una parrilla repleta de chorizos aseguró que pese a ser Semana Santa "se vende igual". Por si acaso, para esquivar el pecado (ante la costumbre católica de no comer carne) aclaró que venden "después de las 12 de la noche" del viernes.

Eso sí, el chori sale completo con lechuga y tomate por apenas 30 pesos, casi un regalo divino. "Se terminan todos gracias a Dios y al padre Ignacio", resolvió el dilema la mujer.

A las 19, una hora y media antes del inicio de la procesión, Rucci ya desbordaba de personas.

María Rosa, descalza y en el punto de salida del Vía Crucis más popular del país, contó a Radio 2 que asiste "desde hace varios años, siempre le pido al padre y las cosas salen como necesito". Repitió lo que es casi un lema común: "Cada año que pasa viene más gente".

A las 20.30, comenzó el Vía Crucis, con la recorrida por las 14 estaciones de la cruz por Rucci y Parque Field. A esa hora era incesante el tránsito por el puente sobre Circunvalación.
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