Iba a ser un domingo de festejo en Ayacucho, por el cumpleaños de un nene de 6 años. Pero todo iba a quedar interrumpido por una tragedia en la ruta provincial 29, cerca de General Belgrano: una camioneta 4x4 chocó de frente a un Renault Clio y causó la muerte de sus cinco ocupantes, entre ellos dos nenes de 4 y 2 años.
En el auto viajaba una de las tres familias que habían
salido temprano, en caravana, desde Moreno, al oeste del Gran Buenos Aires.
Lloviznaba, así que circulaban a velocidad moderada, al contrario de la Toyota
Hilux SW4 del empresario agrícola ganadero Eduardo Owen Cavanagh (44), quien
iba con sus dos hijos menores de edad.
La camioneta se cruzó de carril y pasó literalmente por
arriba al Clio. Fue a las 9 del 20 de febrero de 2022, a la altura del
kilómetro 103. Las cinco víctimas murieron en el acto: Guillermo Sebastián
Martínez (36); su pareja, Ruth de los Ángeles Figueroa (29); el hijo de ambos,
Felipe Giuliano Martínez (2); la hija de la mujer, Agustina Lucila Meza (4) y
Cristian Adrián Onieva (46).
Cavanagh paró la Hilux casi cien metros más adelante, sobre
la banquina. No se bajó en ningún momento. Sus dos hijos -un varón y una nena-
sufrieron heridas leves.
Según pudo saber Clarín, el hombre integra el directorio de
la empresa familiar agrícola-ganadera Compañía Comercial e Inversiones del Sur,
dueña de más de 6.000 hectáreas de campo.
Vive en un piso de la Avenida del Libertador, en Palermo.
También tiene casa en un country de Tandil.
El juicio en el Juzgado en lo Correccional N° 2 de Dolores
debía comenzar el viernes 24 de octubre. El delito ("quíntuple homicidio
culposo") prevé una pena de 3 a 6 años de cárcel.
Pero dos días antes, en una audiencia citada sorpresivamente
con el fin de llevar adelante "acuerdos probatorios", el fiscal Mario
Rafael Pérez, en acuerdo con la defensa del imputado, pretendió impulsar un
juicio abreviado con una pena de tres años de prisión en suspenso (es decir, no
iría preso) y seis años de inhabilitación para conducir.
Según el abogado Juan Tiberio, del estudio de Fernando
Burlando, que representa a las familias de las víctimas, esto se planteó de
manera ilegal, ya que el artículo 397 del Código Penal establece que las partes
podrán acordar el trámite del juicio abreviado hasta 30 días antes de la
audiencia fijada para el debate oral.
"Como fundamento del ofrecimiento con tan baja carga
punitiva, el Dr. Pérez expuso el 'daño moral' sufrido por el imputado. Vale
poner de resalto que, del hecho por el que se elevó a juicio la presente, es un
quíntuple homicidio culposo, es decir, fallecieron por el accionar del imputado
cinco personas. Dos de ellos además, eran niños", indicó.
En un escrito en el que pidió recusar al fiscal, Tiberio
advirtió que "mal podría considerarse pena natural que el imputado realice
terapias, que además no han sido acreditadas, en comparación a lo vivido por
mis asistidos, quienes nunca más verán a sus hijos, hermanos, padres y
nietos".
"Por los hechos del imputado, hay niños que quedaron
huérfanos. Ahora, para Pérez la 'angustia' y las lágrimas de cocodrilo del
imputado le valen garantizarle la impunidad", expresó.
Para el querellante, el fiscal se movió "a
espaldas" de las víctimas y "asumiendo incluso una postura más propia
del abogado defensor del imputado que del titular de la acción penal".
El acuerdo de juicio abreviado fue rechazado por el juez
Jorge Agustín Martínez Mollard, pero el debate oral quedó suspendido hasta que
la Cámara resuelva si hace lugar o no a esta circunstancia.
Romina Onieva (46), hermana de Cristian, una de las víctimas
del choque, reveló que el fiscal llamó a una de las madres para hacer el
acuerdo "porque Cavanagh estaba muy angustiado y deprimido, que no podía
dormir, y no sé cuántas cosas más".
En la audiencia, el acusado aseguró: "Lamento lo que
pasó. Estoy muy mal".
"Él lloraba, pero fue todo un acting, no nos comimos
absolutamente nada. A los dos minutos estaba lo más bien. En ningún momento se
disculpó ni pidió perdón por lo que hizo", sostuvo la mujer.
También apuntó contra la actitud del fiscal, quien resaltaba
que "todas las partes están sufriendo y pasándola mal".
Y contrapuso que si Cavanagh, hoy de 48 años, está
"deprimido y angustiado", también lo están las madres de los
fallecidos y los cuatro hijos de Ruth (dos nenas de 16 y 11 años, y dos chicos
de 13 y 12 años), dos de los cuales iban en los otros dos autos que acompañaban
al Clio rumbo a Ayacucho.
"Un poco más y le teníamos que pedir perdón porque
nuestros familiares se murieron, fue muy desagradable", se indignó Onieva.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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