En medio de lo que se percibe como el momento más crítico desde diciembre de 2023, el Gobierno nacional transita horas de extrema tensión política y social. Por un lado, busca exhibir apertura al diálogo con los gobernadores; por el otro, el presidente Javier Milei mantiene su inflexibilidad y avanza con un duro paquete de vetos a leyes votadas por amplias mayorías en el Congreso. Este miércoles, se publicó en el Boletín Oficial el veto total a la ley de financiamiento universitario, y horas más tarde llegó también el veto a la ley de emergencia sanitaria pediátrica, conocida como “ley Garrahan”.
La decisión, que golpea directamente en áreas sensibles como la educación pública y la salud infantil, deja en evidencia la estrategia del Presidente de no ceder en nada que comprometa su plan de déficit cero. Al mismo tiempo, queda abierto el interrogante sobre qué sucederá con otra de las normas clave: la redistribución automática de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), impulsada por los 24 gobernadores, cuyo plazo para definir vence este viernes a última hora.
Dentro de la Casa Rosada, distintos funcionarios ratificaron que el plan es “vetar todo”, sin excepción. “Nos vamos a sentar a charlar, pero no vamos a aceptar negociar con una pistola en la cabeza”, confió un alto colaborador de Milei. De concretarse el triple veto, la reacción política será inevitable: el Congreso, que ya aprobó estas leyes con dos tercios, quedará habilitado para insistir y revertir la decisión presidencial, algo que ya ocurrió recientemente con la ley de emergencia en discapacidad.
El impacto no solo se verá en el plano institucional. Docentes, alumnos y sindicatos universitarios analizan convocar una marcha federal, que podría ser masiva, en rechazo al veto sobre la universidad. Mientras tanto, en el área sanitaria, fuentes legislativas confirmaron que este miércoles por la noche ingresó al Congreso el veto a la emergencia pediátrica (Ley 27.796), sumándose al de financiamiento universitario (Ley 27.795).
La tensión crece porque, mientras veta leyes con alto consenso social, Milei insiste en abrir una “Mesa Federal de Diálogo” con los gobernadores, encabezada por el flamante ministro del Interior, Lisandro Catalán, que fue ascendido de vicejefe de Gabinete a ministro. Sin embargo, más allá del cambio de título, las dudas persisten: nadie sabe si este giro implica una verdadera estrategia de negociación o si es solo un gesto simbólico para ganar tiempo.
Los mandatarios provinciales esperan al menos que el Ejecutivo no vete la ley que propone la distribución diaria y automática de los ATN, ya que, según sostienen, no genera costo fiscal adicional. Si se avanza en el veto, los gobernadores reclaman un plan alternativo, que podría consistir en mantener la discrecionalidad del Gobierno en la distribución por emergencias, pero estableciendo que los remanentes al final del ejercicio sean repartidos de manera automática entre todas las provincias.
Algunos funcionarios, como Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, consideran necesario buscar una “diagonal” para evitar nuevas derrotas parlamentarias. Otros, como Santiago Caputo, creen que el Gobierno debe al menos ensayar gestos políticos que no sigan irritando a los mandatarios provinciales, muchos de ellos con elecciones propias en el horizonte de 2027.
Pese a esas voces, la posición del Presidente sigue siendo la misma: no mover ni un milímetro del programa económico pactado con el FMI, basado en equilibrio fiscal, disciplina monetaria y control cambiario. “No nos moveremos del déficit cero”, repite Milei a sus colaboradores, reforzando un mensaje que ya se transformó en bandera de su gestión.
En este escenario, los gobernadores se muestran cada vez más duros, sobre todo tras la derrota de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, que expuso debilidad política en el principal distrito electoral del país. Desde allí, reclaman cambios más contundentes y advierten que el diálogo solo será posible si el Ejecutivo modera su actitud de confrontación.
Así, mientras Milei busca mostrarse abierto, lo que prevalece es la sensación de que el Gobierno eligió el camino del enfrentamiento directo con el Congreso y con las provincias, incluso en temas tan sensibles como la educación universitaria y la salud pediátrica. El desenlace de estas horas marcará si el oficialismo se encamina a un triple veto histórico o si habrá alguna concesión que permita descomprimir la crisis política y económica que atraviesa el país.



Redes