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“Bomba de tiempo”: la histórica planta láctea La Suipachense, al borde del cierre tras quedar bajo control de sus empleados


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Con más de 75 años de trayectoria, la planta láctea La Suipachense, ubicada en Suipacha (Buenos Aires), atraviesa una de las crisis más severas desde su fundación. La semana pasada, los 140 empleados tomaron el control de las operaciones ante atrasos salariales, deudas millonarias y un desplome en la producción. El grupo empresario venezolano que administra la firma calificó la medida como una “toma forzada”.


“El cierre es inminente si no aparece un inversor de inmediato. La sábana es muy corta”, advirtió una fuente local, reflejando la preocupación en una ciudad de apenas 12.000 habitantes.


De cooperativa modelo a crisis terminal


Fundada en 1947 como cooperativa, La Suipachense inició la industrialización de leche en 1961. Décadas después, se asoció con el grupo chileno Lácteos Conosur SA para potenciar su capacidad comercial e industrial. Aunque los chilenos mantuvieron un manejo “serio”, no lograron rentabilizar la planta y, hace casi 10 años, vendieron la operación a Maralac, capitales venezolanos, con una producción de 250.000 litros diarios.


Desde entonces, las tensiones crecieron. Hubo retrasos de pagos recurrentes, conflictos laborales y proyectos frustrados, como una alianza con Vicentin para producir alimentos refrigerados. Hoy, la producción se derrumbó a apenas 40.000 litros diarios, y el flujo de materia prima se redujo drásticamente.



Salarios atrasados y corte de insumos


El gremio Atilra denunció que la empresa “está muy atrasada con los salarios” y que los pagos, ya irregulares, se agravaron desde julio. Sin cobrar, los trabajadores aplicaron el derecho de retención de tareas y asumieron la administración para “garantizar lo básico” y abonar sueldos.


A la par, proveedores dejaron de entregar insumos y combustible por falta de pago, y la mayoría de los productores de leche interrumpió envíos para evitar impagos: de 180 tamberos, solo 40 siguen entregando. La poca producción se concentra en leche larga vida en Tetra Brik, vendida al contado para obtener liquidez inmediata.


Acusaciones cruzadas


Carlos Fernández, delegado del grupo empresarial, acusó al gremio de “usurpar la planta” y “apropiarse de recursos comerciales y logísticos”, impidiendo la salida de gerentes y alterando el manejo de fondos. Según la firma, el atraso es “solo” en parte de los haberes de julio, que debían pagarse el 7 de agosto.


El gremio, por su parte, sostiene que la ausencia de los directivos y el vaciamiento operativo los obligó a intervenir para evitar el cierre inmediato.



Números en rojo y reloj en cuenta regresiva


Fuentes del sector calculan que la planta necesita $3.000 millones mensuales para operar, pero recauda apenas $500 millones. El fantasma de cortes de luz y gas natural es inminente, lo que paralizaría totalmente la producción.


“Esto no dura más de 15 días si no entra capital fresco”, advirtió una fuente del sector lácteo.

 

En Suipacha, el futuro de La Suipachense se vive con angustia: la planta no solo es un emblema histórico, sino también un motor económico y social. Un eventual cierre implicaría un golpe severo para la comunidad.


Hoy, entre deudas, conflicto gremial, fuga de proveedores y producción mínima, la fábrica se encuentra en una situación límite. La cuenta regresiva ya empezó, y cada día que pasa, la “bomba de tiempo” está más cerca de estallar.


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GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo