El hallazgo de restos humanos en un jardín del barrio porteño de Coghlan, ocurrido el pasado 20 de mayo, continúa sumando datos escalofriantes. Según confirmó el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), los restos corresponden a un adolescente de entre 15 y 19 años, que fue asesinado con un puntazo y que, posteriormente, quisieron trozar con algún tipo de herramienta cortante.
El crimen salió a la luz cuando un grupo de obreros que trabajaba en una obra de refacción encontró restos óseos mientras removían tierra en el fondo de una vivienda ubicada en Avenida Congreso 3742, un chalet de dos plantas. A partir de ahí, el fiscal Martín López Perrando, a cargo del caso, inició una compleja investigación junto al EAAF y la Policía Científica.
Lo que reveló la autopsia
Según los expertos, la víctima fue atacada con un arma blanca que dejó una marca evidente en su cuarta costilla derecha, una lesión compatible con un puntazo mortal. Pero el horror no terminó allí: los restos presentan marcas de serrucho en los brazos y piernas, lo que sugiere un intento de descuartizamiento, aunque finalmente no fue concretado.
El cadáver fue enterrado a solo 60 centímetros de profundidad, lo que para los investigadores indica una sepultura hecha con apuro y descuido. Este hecho también explicaría por qué se encontraron junto al cuerpo elementos personales que podrían ser clave para su identificación.
Las pistas que dejó el cuerpo
En total se hallaron 150 fragmentos óseos, junto a objetos llamativos:
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Una suela de zapato
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Un corbatín azul muy desgastado
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Un llavero naranja con una llave
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Un reloj Casio con calculadora modelo CA-90, fabricado en Japón en 1982
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Y lo más curioso: una moneda de 5 yenes japoneses, acuñada en 1975
Este último objeto, en principio confundido con un dije con inscripciones extranjeras, llamó especialmente la atención. En la cultura japonesa, la moneda de 5 yenes –go-en dama– es considerada símbolo de destino o encuentros fortuitos. Puede usarse como amuleto, ofrenda o colgante. No se descarta que para la víctima tuviera un valor simbólico o personal.
Rasgos físicos de la víctima
Los estudios forenses arrojaron nuevas características que podrían ayudar en la identificación:
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Era un adolescente, de aproximadamente 1,77 metros de altura
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Tenía calzado número 41
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Sus brazos estaban más desarrollados que el resto del cuerpo, lo que podría indicar práctica de remo u otro deporte
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Presentaba un diente inferior torcido que no encajaba con la mordida superior
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No tenía las muelas de juicio formadas
Investigación en marcha
El fiscal López Perrando se reunió recientemente con el EAAF para repasar los avances y ajustar algunos datos que inicialmente habían circulado erróneamente. Entre ellos, la edad estimada, el número de calzado y la estatura.
Por el momento, la identidad del joven sigue sin establecerse, pero los investigadores creen que tanto el reloj como la moneda japonesa podrían ser claves para reconstruir su historia y eventualmente dar con su nombre.
Mientras tanto, la comunidad de Coghlan permanece conmocionada por el macabro hallazgo en una zona que, hasta ahora, no estaba asociada a este tipo de crímenes. La causa avanza bajo estricto hermetismo, pero con la esperanza de que cada objeto y cada hueso cuenten una parte de la verdad.




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