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MAR DEL PLATA: “Que te corra un patrullero es una adrenalina extra”


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Tato tiene 19 años, maneja motos desde los 17 y va siempre a “las truchas”, como le dice a las picadas ilegales, las que duran hasta que “cae un patrullero” y luego se escapa, en una persecución que es lo que más “adrenalina da”. En la noche del jueves  estaba dando vueltas con su moto lejos del trágico hecho de la avenida Fortunato de la Plaza, pero apenas se enteró se fue con sus amigos “va ver qué onda”.

 

Al igual que centenares de jóvenes en Mar del Plata, Tato es parte de esa “clandestinidad” y no le preocupa demasiado. Habla de eso con la normalidad de quien participa un evento cotidiano y público: hay grupos de whatsapp, con cerca de 700 miembros, en los que los administradores avisan un horario y un lugar, generalmente jueves y domingo a la medianoche, en Luro y Brasil, la rotonda del Faro o en la avenida Antártida Argentina.

 

Todo inicia con un mensaje de whatsapp. “Vamos a la trucha”.  El objetivo, cuenta Tato, no es hacer picadas, no es “como Rápido y Furioso” porque no hay apuestas, no se juegan la moto. Sí hacen carreras, piruetas, willys, “cortes” y recorridas en caravanas, como la del jueves a la noche.

 

“No somos todos chorros por andar en moto y ser de bajos recursos”, dice Tato, pero aclara que a las “truchas” también van “motochorros”. “Hay cabezas de termo que van con moto robada, que aprovechan para robar a la gente, que patean autos y rompen todo. No es la mayoría, pero hay y por eso siempre vinculan las motos que se juntan con ladrones, no es lo mismo, son dos mundos diferentes”, aclara.

 

En las “truchas” suele haber unas 200 motos y Tato -prefirió mantenerse en su seudónimo- asegura que se juntan “desde la medianoche hasta que cae el patrullero, ahí nos vamos”.  “A mí me gusta la adrenalina, ya subirse a la moto es una adrenalina hermosa”, dice Tato y agrega: “Pero subirte y que te corra un patrullero, es una adrenalina extra. Es lo que peor está, lo más ilegal, pero es hermoso. Sabés que el patrullero te agarra y te pisa. Y tenés que ir pasando el cambio, frenar, acelerar. Por ahí te corren las motos con las escopetas y pensás si te va a tirar o no te va a tirar. Está mal, pero es hermoso”.

 

Es que para el joven, todo el ambiente de las “truchas” es una forma de arte. “Las piruetas, las picadas. es un arte: ver a una moto de 200 kilos levantada como si fuese una bicicleta, con un control y un equilibrio increíble. El BMX es deporte olímpico, el skate también y eso es arte. ¿Por qué esto no?”.

 

A modo reflexión, el joven que entiende que las caravanas y las “truchas” son ilegales, dice que lo más importante es cuidarse y cuidar al resto, ir con casco, con luces que funcionen y evitar lastimar a alguien. “Tenemos que no lastimar a nadie, ya los molestamos con el escape, con el ruido, por eso no hay que lastimar. Hay que cuidarse, disfrutar y asumir el riesgo, pero tener las consecuencias más leves posibles”, finaliza Tato.

 

Las picadas clandestinas, a pesar de su ilegalidad, no son un secreto en Mar del Plata: jueves y domingos cientos de motos se juntan a la medianoche para correr, hacer piruetas y recorrer las calles en caravana, como la que provocó la tragedia en la que murió Franco Agustín Maiorano. Quienes concurren saben que es ilegal, pero no les importa. Desde el Municipio conocen la situación, pero los controles no son suficientes. Trabajadores al volante buscan no ser estigmatizados y vecinos se quejan, hartos de sentir que las calles son tierra de nadie.

 

“A la noche en la rotonda del Faro estaban todos en moto, casi me choca un pelotudo haciendo willy. Yo iba tratando de esquivar motos por todos lados, ya que los muchachos se hicieron dueños del lugar. Estamos hartos de llamar a la policía. Ni siquiera te dejan pasar con el auto”, queja de un vecino de la ciudad.

 

Un riesgo público

 

“Vivo a tres cuadras de donde pasó. Desde el jueves al domingo existen esas caravanas. Y hacen picadas, no se puede dormir ni descansar. El señor Montenegro no hace nada por estas caravanas”, expresó un vecino en redes sociales.

 

En las antípodas del discurso del motociclista se encuentra, naturalmente, la visión del municipio representada por el secretario de Seguridad Rodrigo Goncálvez, quien considera a las picadas ilegales como una muestra de barbarie anárquica que provoca un riesgo público.

 

“Esto que pasó no es un accidente. Salen a esto. Es una acción deliberada que altera el orden público y pone en riesgo a toda la comunidad”, expresó Goncálvez y agregó: “Desde Asistencia a la Víctima acompañamos al conductor del auto, que fue víctima de los motociclistas, quienes lo robaron y golpearon”.

 

Goncálvez explicó que el mundo de las picadas ilegales es dinámico y difícil de prever. Remarcó que en este 2025 desde el Municipio se hicieron más de 500 operativos y se secuestraron más de 2500 motos. Sin embargo, jueves y domingos a la medianoche los motociclistas se juntan, como todos ya saben, en Luro y Brasil, en la rotonda del Faro y en la avenida Antártida Argentina.

 

“Las motos están en movimiento permanentemente y entonces la teoría y la práctica están alejadas, de lo que uno piensa de lo que podría ser y de lo que se puede hacer”, explicó el secretario de Seguridad y agregó: “Se juntan a esto, a generar caos. Por eso esto no fue un accidente, fue una acción deliberada. Le damos la condolencia a la familia, pero en este caso vamos a acompañar a quien conducía el auto, es una víctima de esta locura y barbarie. Nosotros intentamos ordenar esto con los operativos que hacemos, para que no se altere el orden público”.

 

“Van de manera anárquica, pasan semáforos en rojo, hacen piruetas, van de manera imprudente poniendo en riesgo a otras personas. Lo hacen desde la clandestinidad, por eso seguiremos trabajando, porque sino la barbarie, la imprudencia y la deliberación de hacer estas cosas terminan como terminan. En este caso de forma trágica”, dijo finalmente el secretario de Seguridad del Municipio.

 

Falta de conciencia y estigmatización

 

“Se creen dueños de la calle. Ayer a las 15.30 casi nos chocan con mi hijo en Fortunato de la Plaza y Cerrito, tenían el semáforo en rojo y se pasaron igual, venían a los palos sabiendo que no podían cruzar”, queja de un vecino de la ciudad.

 

Desde el sindicato de Cadetes Motoristas y Mensajeros piden no estigmatizar a todo motociclista y no relacionarlos con las picadas clandestinas y caravanas, por eso, su secretario general, Alan Guido Veltri, presentará un proyecto en el Municipio para crear un registro de trabajadores al volante.

 

“Tenemos el problema de la inconsciencia. Uso la moto como herramienta y es una locura que pase algo como esto”, expresó Veltri y agregó: “Hay compañeros que recién se suben a una moto y se ponen a hacer willy con la caja del delivery puesta. No toman conciencia del peligro”.

 

Veltri explicó que desde el Sicamm hacen capacitaciones todos los meses y entregan cascos. “Intentamos que tomen conciencia porque es un peligro, una moto es como un arma si no se maneja bien”, consideró.

 

En cuanto a las picadas clandestinas, el trabajador también sabe que se hacen los jueves y domingos a la medianoche en puntos ya definidos. “Es algo instalado que obviamente las autoridades lo permiten. El organismo que se tiene que encargar de eso no se encarga y después hacen operativos y nos sacan la moto porque le falta una luz”, finalizó.

 

Cada jueves y domingo a la medianoche, en Mar del Plata, dos mundos colisionan: el de la velocidad como escape, y el del ruido como amenaza. Lo que para algunos puede ser arte y adrenalina, para otros es miedo y caos. Y en ese choque no solo hay motos que aceleran, hay un Estado que debe controlar la calle y el orden público.


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