Tato tiene 19 años, maneja motos desde los 17 y va siempre a “las truchas”, como le dice a las picadas ilegales, las que duran hasta que “cae un patrullero” y luego se escapa, en una persecución que es lo que más “adrenalina da”. En la noche del jueves estaba dando vueltas con su moto lejos del trágico hecho de la avenida Fortunato de la Plaza, pero apenas se enteró se fue con sus amigos “va ver qué onda”.
Al igual que centenares de jóvenes en Mar del Plata, Tato es
parte de esa “clandestinidad” y no le preocupa demasiado. Habla de eso con la
normalidad de quien participa un evento cotidiano y público: hay grupos de
whatsapp, con cerca de 700 miembros, en los que los administradores avisan un
horario y un lugar, generalmente jueves y domingo a la medianoche, en Luro y
Brasil, la rotonda del Faro o en la avenida Antártida Argentina.
Todo inicia con un mensaje de whatsapp. “Vamos a la
trucha”. El objetivo, cuenta Tato, no es
hacer picadas, no es “como Rápido y Furioso” porque no hay apuestas, no se
juegan la moto. Sí hacen carreras, piruetas, willys, “cortes” y recorridas en
caravanas, como la del jueves a la noche.
🔴 Impactantes imágenes: el momento en que la
— La Capital Mar del Plata (@lacapitalmdq) June 20, 2025
caravana de motos impacta contra el auto y muere un joven pic.twitter.com/VKzkC6X9ff
“No somos todos chorros por andar en moto y ser de bajos
recursos”, dice Tato, pero aclara que a las “truchas” también van
“motochorros”. “Hay cabezas de termo que van con moto robada, que aprovechan
para robar a la gente, que patean autos y rompen todo. No es la mayoría, pero
hay y por eso siempre vinculan las motos que se juntan con ladrones, no es lo
mismo, son dos mundos diferentes”, aclara.
En las “truchas” suele haber unas 200 motos y Tato -prefirió
mantenerse en su seudónimo- asegura que se juntan “desde la medianoche hasta
que cae el patrullero, ahí nos vamos”.
“A mí me gusta la adrenalina, ya subirse a la moto es una adrenalina
hermosa”, dice Tato y agrega: “Pero subirte y que te corra un patrullero, es
una adrenalina extra. Es lo que peor está, lo más ilegal, pero es hermoso.
Sabés que el patrullero te agarra y te pisa. Y tenés que ir pasando el cambio,
frenar, acelerar. Por ahí te corren las motos con las escopetas y pensás si te
va a tirar o no te va a tirar. Está mal, pero es hermoso”.
Es que para el joven, todo el ambiente de las “truchas” es
una forma de arte. “Las piruetas, las picadas. es un arte: ver a una moto de
200 kilos levantada como si fuese una bicicleta, con un control y un equilibrio
increíble. El BMX es deporte olímpico, el skate también y eso es arte. ¿Por qué
esto no?”.
A modo reflexión, el joven que entiende que las caravanas y
las “truchas” son ilegales, dice que lo más importante es cuidarse y cuidar al
resto, ir con casco, con luces que funcionen y evitar lastimar a alguien.
“Tenemos que no lastimar a nadie, ya los molestamos con el escape, con el
ruido, por eso no hay que lastimar. Hay que cuidarse, disfrutar y asumir el
riesgo, pero tener las consecuencias más leves posibles”, finaliza Tato.
Las picadas clandestinas, a pesar de su ilegalidad, no son
un secreto en Mar del Plata: jueves y domingos cientos de motos se juntan a la
medianoche para correr, hacer piruetas y recorrer las calles en caravana, como
la que provocó la tragedia en la que murió Franco Agustín Maiorano. Quienes
concurren saben que es ilegal, pero no les importa. Desde el Municipio conocen
la situación, pero los controles no son suficientes. Trabajadores al volante
buscan no ser estigmatizados y vecinos se quejan, hartos de sentir que las
calles son tierra de nadie.
“A la noche en la rotonda del Faro estaban todos en moto,
casi me choca un pelotudo haciendo willy. Yo iba tratando de esquivar motos por
todos lados, ya que los muchachos se hicieron dueños del lugar. Estamos hartos
de llamar a la policía. Ni siquiera te dejan pasar con el auto”, queja de un
vecino de la ciudad.
Un riesgo público
“Vivo a tres cuadras de donde pasó. Desde el jueves al
domingo existen esas caravanas. Y hacen picadas, no se puede dormir ni
descansar. El señor Montenegro no hace nada por estas caravanas”, expresó un
vecino en redes sociales.
En las antípodas del discurso del motociclista se encuentra,
naturalmente, la visión del municipio representada por el secretario de
Seguridad Rodrigo Goncálvez, quien considera a las picadas ilegales como una
muestra de barbarie anárquica que provoca un riesgo público.
“Esto que pasó no es un accidente. Salen a esto. Es una
acción deliberada que altera el orden público y pone en riesgo a toda la
comunidad”, expresó Goncálvez y agregó: “Desde Asistencia a la Víctima
acompañamos al conductor del auto, que fue víctima de los motociclistas,
quienes lo robaron y golpearon”.
Goncálvez explicó que el mundo de las picadas ilegales es
dinámico y difícil de prever. Remarcó que en este 2025 desde el Municipio se
hicieron más de 500 operativos y se secuestraron más de 2500 motos. Sin
embargo, jueves y domingos a la medianoche los motociclistas se juntan, como
todos ya saben, en Luro y Brasil, en la rotonda del Faro y en la avenida
Antártida Argentina.
“Las motos están en movimiento permanentemente y entonces la
teoría y la práctica están alejadas, de lo que uno piensa de lo que podría ser
y de lo que se puede hacer”, explicó el secretario de Seguridad y agregó: “Se
juntan a esto, a generar caos. Por eso esto no fue un accidente, fue una acción
deliberada. Le damos la condolencia a la familia, pero en este caso vamos a
acompañar a quien conducía el auto, es una víctima de esta locura y barbarie.
Nosotros intentamos ordenar esto con los operativos que hacemos, para que no se
altere el orden público”.
“Van de manera anárquica, pasan semáforos en rojo, hacen
piruetas, van de manera imprudente poniendo en riesgo a otras personas. Lo
hacen desde la clandestinidad, por eso seguiremos trabajando, porque sino la
barbarie, la imprudencia y la deliberación de hacer estas cosas terminan como
terminan. En este caso de forma trágica”, dijo finalmente el secretario de
Seguridad del Municipio.
Falta de conciencia y estigmatización
“Se creen dueños de la calle. Ayer a las 15.30 casi nos
chocan con mi hijo en Fortunato de la Plaza y Cerrito, tenían el semáforo en
rojo y se pasaron igual, venían a los palos sabiendo que no podían cruzar”,
queja de un vecino de la ciudad.
Desde el sindicato de Cadetes Motoristas y Mensajeros piden
no estigmatizar a todo motociclista y no relacionarlos con las picadas
clandestinas y caravanas, por eso, su secretario general, Alan Guido Veltri,
presentará un proyecto en el Municipio para crear un registro de trabajadores
al volante.
“Tenemos el problema de la inconsciencia. Uso la moto como
herramienta y es una locura que pase algo como esto”, expresó Veltri y agregó:
“Hay compañeros que recién se suben a una moto y se ponen a hacer willy con la
caja del delivery puesta. No toman conciencia del peligro”.
Veltri explicó que desde el Sicamm hacen capacitaciones
todos los meses y entregan cascos. “Intentamos que tomen conciencia porque es
un peligro, una moto es como un arma si no se maneja bien”, consideró.
En cuanto a las picadas clandestinas, el trabajador también
sabe que se hacen los jueves y domingos a la medianoche en puntos ya definidos.
“Es algo instalado que obviamente las autoridades lo permiten. El organismo que
se tiene que encargar de eso no se encarga y después hacen operativos y nos
sacan la moto porque le falta una luz”, finalizó.
Cada jueves y domingo a la medianoche, en Mar del Plata, dos
mundos colisionan: el de la velocidad como escape, y el del ruido como amenaza.
Lo que para algunos puede ser arte y adrenalina, para otros es miedo y caos. Y
en ese choque no solo hay motos que aceleran, hay un Estado que debe controlar
la calle y el orden público.




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