"Los intentos de suicidio representan un problema de salud pública creciente y prioritario tanto a nivel mundial como regional y nacional". Bajo esta premisa, el Ministerio de Salud de la Nación acaba de hacer público un informe que es una radiografía del problema en Argentina, producto de un registro cotidiano ininterrumpido de casos a lo largo de los últimos dos años.
Desde el 1° de abril de 2023 el intento de suicidio se
volvió un evento de notificación obligatoria en el país, de manera que cada uno
de estos hechos debe ser registrado en el Sistema Nacional de Vigilancia
Sanitaria (SNVS). Hasta el 30 de abril de 2025, según el Boletín Epidemiológico
Nacional (BEN) publicado en las últimas horas, fueron notificados 15.807
eventos, un promedio de casi 22 por día.
Desde que estos hechos empezaron a contabilizarse a nivel
nacional, cada vez más efectores de salud fueron sumándose y notificando los
casos en el SNVS. Con el correr de los meses, eso se tradujo en un marcado
incremento de las notificaciones, aunque el informe oficial no puede
discriminar cuánto de esa evolución se debe a un mayor registro o a un eventual
aumento real.
“Si bien se observaron algunas fluctuaciones a lo largo del
tiempo, la tendencia general fue ascendente. El valor más alto se registró en
enero de 2025, con 1.084 eventos notificados, seguido de una leve fluctuación
en los meses de febrero y marzo y posteriormente una disminución en abril (882
casos). Este patrón de crecimiento progresivo puede vincularse tanto a una
mayor consolidación del sistema de vigilancia como a un fortalecimiento en la
capacidad de notificación por parte de los efectores de salud”, dice el
informe.
El trabajo advierte que los datos presentados hasta el
momento deben ser tomados como parciales y sujetos a revisión, aunque
constituyen una herramienta valiosa como primer acercamiento estadístico, cuyo
objetivo es caracterizar este problema de salud pública para delinear políticas
preventivas desde el Estado.
Del total de intentos de suicidio, el 94,3 por ciento
corresponde a casos sin resultado mortal y el 5,7 por ciento (906), a intentos
de suicidios que terminaron en muerte. Si bien en la distribución general
predomina el sexo femenino, con el 60 por ciento de los eventos notificados,
los varones son los que presentan un mayor riesgo de resultado mortal.
El 2,2 por ciento de los intentos de suicidio en mujeres
terminan en muerte, contra el 11,1 por ciento de los varones. “Esto da cuenta
de un riesgo 5 veces mayor de que el resultado del intento de suicidio sea
mortal en el sexo masculino en relación con las mujeres”, explica el informe
del Ministerio de Salud.
Las tasas más elevadas de intentos de suicidio corresponden
a los grupos de 15 a 19 años (91 casos cada 100.000 habitantes) y 20 a 24 (85
casos cada 100.000 habitantes). Se notificaron también 23 eventos en niños de 5
a 9 años (0,2 por ciento), “un dato que, aunque de baja frecuencia, debe
considerarse como señal de alerta y llamado a reforzar las acciones
comunitarias de prevención y detección precoz en las infancias”, dice el BEN.
En cuanto al sexo y especialmente su vínculo con la edad,
puede verificarse que, para todos los grupos de etarios, con excepción de los
mayores de 65 años, las tasas más elevadas corresponden al sexo femenino. El
grupo de 15 a 19 años presenta las tasas más elevadas de intentos de suicidio
de todos los grupos de edad y sexo: duplica la tasa de los varones para el
mismo grupo.
Modalidad, lugar y antecedentes
La sobreingesta de medicamentos es la modalidad más
utilizada (46 por ciento), aunque presenta matices según el sexo: en el caso de
las mujeres, su uso asciende casi al 60 por ciento y en los varones alcanza el
27 por ciento. Entre los varones, en cambio, la modalidad predominante es el ahorcamiento,
estrangulamiento o sofocación (39 por ciento). El uso de un objeto cortante, en
tanto, presenta un porcentaje similar en ambos sexos (16 por ciento): se ubica
en segundo lugar para las mujeres y tercero para los varones. El 86 por ciento
de los intentos de suicidio ocurrió en el hogar. En cuanto a antecedentes, el
diagnóstico previo en salud mental, los intentos anteriores y el consumo
problemático de sustancias fueron los más frecuentes. “Los suicidios con
resultado mortal fueron realizados principalmente a varones de entre 20 y 34
años, con tasas consistentemente más altas en todos los grupos etarios respecto
de las mujeres”, añade el informe.
Finalmente, el trabajo advierte que “para abordar esta
problemática y contribuir a disminuirla, la estrategia principal es la
prevención, entendida desde una perspectiva de cuidados integrales y
colectivos, en especial en los grupos etarios de adolescentes y de personas
mayores (ya que son los dos grupos con mayor vulnerabilidad frente a esta
problemática)”.
Y subraya la importancia de “desarrollar programas de formación
sistemática y permanente para profesionales de la salud en la detección y
abordaje de situaciones de riesgo de suicidio”, a la vez de recomendar “el
desarrollo de dispositivos de atención telefónica gratuitos, o la incorporación
del componente Salud Mental a las líneas existentes, atendidos por personal
capacitado, para la recepción, evaluación, manejo, seguimiento y derivación
asistida de situaciones de crisis y riesgo de suicidio”.




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