La enfermera Brenda Agüero fue condenada a prisión perpetua por la muerte de 5 bebés en el hospital Materno Neonatal “Ramón Carrillo” de Córdoba. Cuando se conoció la noticia, conmocionó al país porque parecía el argumento de una película de terror: recién nacidos sanos que morían a las pocas horas en un hospital y, detrás, la sospecha de que la mano asesina era una enfermera. Tres años después, fue un jurado popular el que decidió que Agüero es culpable.
Agüero fue declarada culpable del delito de homicidio
calificado por procedimiento insidioso reiterada en cinco casos y tentativa de
homicidio en otros ocho casos, de bebés que pudieron sobrevivir. Para el
jurado, se comprobó, la enfermera de 30 años les inyectó insulina o potasio,
dos sustancias que terminaron siendo incompatibles para la vida de los
pequeños.
Además la ex vicedirectora del Neonatal, Liliana Asis, fue
condenada a cinco años de prisión. La ex funcionaria recuperará su libertad ya
que llegó a juicio con prisión domiciliaria que lleva desde hace 3 años. Le
fijó cinco años de inhabilitación para ocupar cargos públicos.
El Tribunal absolvió por mayoría al ex ministro de Salud,
Diego Cardozo por el delito de encubrimiento.
Además, condenó a cinco años de prisión a quien era ex
vicedirector del hospital, Julio Escudero Salama, pero le fijó una fianza para
que permanezca en libertad. Al mismo tiempo, le impusieron una inhabilitación
de cinco años.
Por otro lado, el jurado popular, condenó al ex secretario
de Salud, Pablo Carvajal, a cuatro años de prisión y otros cuatro de
inhabilitación.
También fue condenada a cuatro años de prisión la médica
Adriana Morales. Cinco años de prisión y cuatro de inhabilitación especial, a
la médica Adriana Morales,
Fueron absueltos por unanimidad, la ex jefa de Enfermería,
Alicia Ariza; la médica Claudia Ringhelheim, el ex jefe de Legales del
Ministerio de Salud, Alejandro Gauto.
Además, el Tribunal dispuso que los familiares de los bebés
sean considerados víctimas de violencia institucional y millonarias
indemnizaciones que estarán a cargo de Brenda Agüero y la Provincia de Córdoba.
Fueron 10 horas de deliberación en los pisos superiores del
edificio de Tribunales 2, donde desde el 6 enero se llevaron a cabo las
audiencias de uno de los juicios con más trascendencia mediática de la historia
judicial de Córdoba.
El juicio comenzó el 6 de enero y es uno de los más
importantes que se realizó en Córdoba. A lo largo de seis meses, con 57
audiencias y la declaración de 99 testigos, se analizó también la
responsabilidad de médicos del hospital (incluida su ex directora, Liliana
Asís) y de varios funcionarios públicos, entre ellos quien era la máxima autoridad
sanitaria de la provincia en ese momento, el ministro Diego Cardozo.
Fuera del tribunal, hubo dos vigilias: la de las madres y
padres que perdieron a sus bebés, y familiares de Agüero. Fue un largo debate
porque debió resolverse no sólo la situación de la enfermera sino de cada uno
de los otros imputados.
Una historia de terror
Los primeros casos ocurrieron el viernes 18 de marzo de
2022. Ese día a la mañana, pocas horas después de haber nacido, se descompensó
Francisco, el primer bebé en fallecer y el único que había nacido por cesárea.
Era el tercer hijo de Vanessa Cáceres, una de las madres que fue más activa en
su reclamo de justicia.
Cuando habló en el juicio, el 14 de enero, el testimonio de
Vanessa --que declaró vestida con una remera con el rostro de su bebé-- fue
desgarrador: “Le reventaron el corazón. El corazón de mi hijo estaba totalmente
destruido”. Esa misma mañana, también se descompensó Uma, la hija de Natalí
Martínez. La beba logró sobrevivir.
Pasó un mes, y otra vez la tragedia: el sábado 23 de abril
murió Benjamín, el primer hijo de Damaris Bustamante. La mujer realizó un
detallado relato de la violencia obstétrica que sufrió y contó que alcanzó a
tener a su bebé en brazos 40 minutos. Fue la primera madre en dar testimonio en
el juicio, y una de las más duras en apuntar contra la enfermera Agüero: “Si tu
hijo se muere, va a ser tu culpa”, aseguró que le dijo la enfermera.
Al día siguiente, otros dos casos: Francesca y Luna, las
hijas respectivamente de Justine Bustamante y Magalí Hermosilla, que tuvieron
que pasar varios días internadas pero pudieron salvar su vida. Lo mismo que
Isabella, la hija de Gabriela González, que se descompuso el 26 de abril.
Hasta ese momento, estos casos lo adjudicaron a la vitamina
K e incluso los trataron como una reacción a esa vitamina. Pero días después,
con el séptimo caso, el de Gino, el hijo de Yasmín Barrionuevo, se descartó
definitivamente esa hipótesis porque al bebé le encontraron dos pinchazos en la
pierna derecha cuando esa inyección la recibió en la derecha.
Los casos no pararon. El 1° de mayo, Junior, el bebé de
Brenda Leiva, tuvo un pico de insulina que lo llevó a estar 12 días internado.
Y menos de dos semanas después, la tercera muerte: Ibrahim, el hijo de Julieta
Guardia. A la familia le dijeron que se trató de una muerte súbita, pero no
pudieron comprobarlo porque desde la dirección del hospital los desalentaron a
realizar una autopsia.
El fin de semana siguiente se produjo la llamada "noche
fatídica" que terminó siendo central en la investigación.
En la madrugada del lunes 6 de junio hubo cuatro casos, de
los cuales dos fallecieron: Melody, la hija de Brisa Molina, y Angeline, la
hija de Yoselín Rojas. Angeline fue la primera bebé a la que le realizaron una
autopsia, y allí surgió el indicio del exceso de potasio. Melody, la hija de
Ludmila Torres, fue una de las sobrevivientes (que sigue medicada y con
secuelas) y Pilar, la hija de María Martín, la última protagonista de esta
historia de terror: se salvó porque las médicas se dieron cuenta que le habían
inyectado algo, presumieron que era potasio y pudieron tratarla rápidamente.
La denuncia y la investigación
Después de esa madrugada fatal, se dio licencia a 23
personas que habían estado trabajando y las autoridades del hospital iniciaron
una investigación interna pero sin dar aviso a la Justicia. Tras tomar
declaraciones en ese sumario interno, el cerco se cerró sobre Agüero, a quien
le extendieron la licencia mientras el resto del personal se fue
reincorporando.
Pero tuvo que pasar casi un mes para que interviniera la
Justicia: no fueron las autoridades del hospital las que denunciaron las
muertes, sino el ingeniero Francisco Luperi, esposo de la anestesióloga del
hospital Virginia Zamora. Enterado por su mujer de las muertes y las sospechas
y, para protegerla a ella, se presentó ante el juzgado el 4 de julio.
"Forma parte de los deberes de un ciudadano", dijo Luperi sobre esa
denuncia frente al jurado y los jueces cuando le tocó declarar en el juicio.
La causa recayó en el fiscal Raúl Garzón, quien mandó a
allanar el hospital para buscar pruebas. Finalmente, el 11 de agosto, el caso
trascendió a los medios y se empezó a hablar de “una mano negra” de una
enfermera que habría provocado las muertes.
Fue el 19 de ese mes cuando detuvieron a Brenda Agüero,
quien desde entonces está presa en el penal de Bouwer. Según relataron varias
madres en el juicio, cuando comenzaron a ver a la mujer en los medios, se
dieron cuenta de que era quien las había atendido luego del parto. Algunas
refirieron con precisión que por ejemplo los había acomodado o tocado, y que
luego de eso los bebés comenzaron con problemas.
Los expertos que firmaron el peritaje multidisciplinario
sobre los 13 casos que se presentó en el juicio no pudieron encontrar un patrón
común en todos ellos, pero sí concluyeron que fueron homicidios sin lugar a
dudas las muertes de Angeline y de Melody, los únicos dos casos en los que se
hicieron autopsias, y que también hubo certezas de inoculación externa en tres
bebés que sobrevivieron. Aseguraron que en hallaron niveles inauditos de
potasio y de insulina en sangre y que “la única explicación que puede tener es
que se haya aplicado de manera exógena”.
En el celular de Agüero, en tanto, encontraron varios
archivos sobre efectos del potasio en los bebés. La enfermera argumentó que era
material de formación que tenía, justamente, por su trabajo y que se los había
compartido una compañera. Siempre defendió su inocencia.
“Cuando veo que hablan de asesina serial, no puedo creer que
un área que tanto amaba sea mi desgracia. De amar tanto algo, eso que amas te
termina arruinando la vida", declaró en el juicio y culpó a los medios por
haber formado sobre ella una imagen falsa. En su alegato, su abogado fue en la
misma línea y afirmó que la causa contra Agüero fue "armada" y que
permitió cerrar mediáticamente el caso en un año electoral.




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