El mundo del folclore argentino recibió este domingo una triste noticia: Mario “Musha” Carabajal, uno de los pilares del tradicional conjunto santiagueño Los Carabajal, falleció a los 72 años. El deceso se produjo en un centro de salud de la Ciudad de Buenos Aires, donde el músico permanecía internado desde hacía algunas semanas. Su familia, a través de la cuenta oficial del grupo y de publicaciones en redes sociales, informó con pesar la pérdida del artista que había dedicado su vida a la música popular. “Con el corazón lleno de dolor anunciamos la partida de nuestro amado Mario ‘Musha’ Carabajal”, expresaron desde Los Carabajal, y agregaron: “Su memoria perdurará en nuestra música y en nuestros corazones”. La esposa del músico, Miriam Talone, había compartido días atrás un mensaje esperanzador en Facebook, en el que detallaba que Musha recibía atención de médicos excepcionales y agradecía el afecto recibido.
El artista formaba parte de una dinastía que marcó el pulso
del folclore nacional desde los años sesenta. Nacido en Santiago del Estero e
inmerso desde la infancia en un entorno familiar colmado de música, Musha
Carabajal se incorporó al grupo a los 14 años, en 1968. Desde entonces, su voz,
su guitarra y su presencia escénica se volvieron parte inseparable de la
identidad del conjunto. En entrevistas previas, el músico solía recordar con naturalidad
sus comienzos, afirmando: “Cuando subí al escenario por primera vez no tuve
miedo o vergüenza de enfrentar al público. Había crecido rodeado de música”. A
lo largo de más de cinco décadas, contribuyó de manera decisiva a consolidar el
sonido y la proyección nacional de Los Carabajal, una formación que no solo
preservó las raíces norteñas sino que las expandió por todo el país. Obras como
“La oma”, “Zamba de mi esperanza” y “Entre a mi pago sin golpear” permanecen en
el repertorio colectivo argentino gracias al compromiso estético del grupo y a
la labor constante de sus integrantes históricos, entre ellos Musha.
La noticia de su fallecimiento llegó pocos días después de
que el propio artista confirmara públicamente su desvinculación del conjunto. El
1 de abril, en el marco de una conferencia de prensa donde se presentó la nueva
formación de Los Carabajal, se conoció que Musha ya no formaba parte del grupo.
En una declaración que se difundió en medios locales, el músico explicó: “En
Recreo, Catamarca, yo ya tuve problemas de salud y no pude viajar. Yo deseo que
les vaya muy bien. Julito es un chico joven y merecen que les vaya bien a
todos”, dijo en referencia a Julio Carabajal, hijo de su hermano Cali, quien
asumió su lugar en la agrupación. “Tengo aceptación, que Dios los proteja”,
expresó también, marcando con esas palabras un cierre a una etapa que ocupó la
mayor parte de su vida.
Además de su rol como músico, Mario Carabajal mantuvo un
perfil bajo fuera del escenario. Se había radicado hacía más de tres décadas en
la zona norte del conurbano bonaerense, en el partido de Vicente López. Allí,
el Concejo Deliberante lo distinguió como “Vecino destacado”, un reconocimiento
que lo emocionó. “Para uno, que trata de pasar desapercibido, es muy
significativo que te tengan en cuenta”, había dicho con humildad. En una
entrevista, explicó que buscaba integrarse con naturalidad en la vida barrial:
“Me inserto en la sociedad para ser uno más. A mi mujer y a mí nos gusta mucho
la zona del río, hay un parque bellísimo y se llena de familias. Estoy feliz
por estar aquí”.
La familia Carabajal, profundamente ligada a la cultura
santiagueña, agradeció las numerosas muestras de cariño recibidas tras
conocerse la muerte del músico. Desde la banda solicitaron respeto en este
momento doloroso y expresaron que pronto informarán sobre el modo en que se
realizará la despedida. Según comunicó el diario El Liberal, se prevé un doble
velatorio: uno en Buenos Aires y otro en Santiago del Estero, lo que permitirá
que tanto sus amigos y compañeros de la Capital como su tierra natal puedan
rendirle homenaje. La figura de Musha Carabajal deja una marca profunda en la
historia del folclore argentino, no solo por su aporte musical, sino por su
forma de vivir y entender la tradición que representaba.




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