El nombre de Gonzalo Montiel está grabado a fuego en la historia del fútbol argentino. Aquel gol de penal que convirtió para definir la final del Mundial en el Estadio Lusail el 18 de diciembre de 2022 fue uno de los más gritados en los últimos años y pasó a formar parte de la memoria colectiva futbolera de los argentinos. Tiempo después de aquella gesta de Qatar, la Asociación del Fútbol Argentino premió a cada uno de los futbolistas del plantel conducido por Lionel Scaloni con una cifra superior a los 300 millones de pesos. Parte de ese dinero y otros montos, en pesos y dólares, que alcanzan una cifra total de alrededor de USD 700 mil habrían pasado, por medio de una estafa, de las cuentas de Montiel a manos de quien fuera su abogado, Nicolás Payarola, según consta en una denuncia judicial realizada por el jugador de River Plate y su familia a la que accedió Infobae.
Payarola llegó a la vida de los Montiel en marzo de 2023, cuando
el jugador, que por aquel entonces militaba en las filas del Nottingham Forest
de la Premier League, fue denunciado por una joven por supuesto abuso. El
letrado fue acercado por alguien conocido de la familia Montiel y rápidamente
se ganó su confianza. “Al ser una persona recomendada y encontrándonos en una
situación conmocionante, sin conocer abogados penalistas (pues nunca nadie de
nuestra familia había transitado por una denuncia falsa como la que sufría por
ese entonces Gonzalo), decidimos contratar los servicios de Payarola para
actuar rápidamente y así terminar con el sufrimiento que nos provocaba esa
situación”, explicaron en la denuncia Juan Marcelo Tito Montiel, padre del
jugador, y Jacqueline Aguirre, hermana de Cachete, quien representa los intereses
del defensor riverplatense ante la justicia.
Los padres de Montiel, de origen humilde y muy trabajadores
-Tito era albañil y mamá Marisa, empleada de limpieza- hicieron grandes
esfuerzos para que el futuro seleccionado haga realidad su sueño de ser
futbolista, forjado en su hogar de González Catán. De chico, con tan solo siete
años, Gonzalo sufrió un duro golpe cuando su abuelo materno, Jerónimo, con quien
era muy cercano, fue asesinado durante un conflicto vecinal. Cachete se
sobrepuso, no bajó los brazos y después de años de sacrificios -llegó a viajar
dos horas y media en colectivo para ir a entrenar- finalmente se convirtió en
futbolista profesional. Nunca se olvidó de su abuelo Jerónimo y muchos de sus
goles estuvieron dedicados a él.
En el escrito, de 36 páginas y varios anexos, presentado a
la justicia por los abogados de la familia Montiel, aseguraron que Payarola se
ganó poco a poco su confianza de manera “premeditada” con el fin de acceder al
patrimonio familiar: “Se mostró muy interesado en la economía de la familia y
en cómo invertíamos nuestro dinero, refiriendo en reiteradas oportunidades que
tenía conexiones, que podía ayudarnos en los temas económicos y que estaba a
disposición para lo que necesitáramos (...) las maniobras eran logradas debido
al poder de convencimiento y la tremenda capacidad de mentir y abusar del poco
conocimiento de la familia en cuanto a estas operaciones”.
En su descripción de los hechos, los Montiel afirmaron que
el disparador de la codicia de Payarola habría sido un emprendimiento inmobiliario
que Tito y su hija habían decidido encarar con dinero aportado por Gonzalo. Así
lo relataron en la denuncia: “Somos gente humilde. Gracias al esfuerzo
realizado por nuestro hijo y hermano que lo llevara a jugar al fútbol en River,
en España e Inglaterra, contamos con un pasar económico muy bueno debido a la
ayuda de Gonzalo. Con su bondad y generosidad, Gonzalo nos proporcionó fondos a
fin de generar un proyecto personal canalizando el dinero generado por su
profesión en un proyecto inmobiliario”.
Conocedor de esta iniciativa por la relación que empezó a
cultivar con los Montiel, Payarola ofreció los servicios de su estudio de
abogados, P&A, para ayudarlos en la adquisición de un lote en la zona de
Ezeiza, a fin de desarrollar un barrio cerrado. Las partes firmaron un convenio
de honorarios y representación en agosto de 2023, acordando pagar 1.500 dólares
mensuales al letrado. El próximo paso fue la constitución de una sociedad,
llamada M&A Desarrollos Inmobiliarios, destinada a comprar los terrenos y
edificar las propiedades. Según el testimonio de los Montiel, a partir de ese
momento se iniciaron los reiterados pedidos de dinero de Payarola, necesarios,
explicaba el abogado, para trámites e inversiones, que a la postre serían parte
de la estafa denunciada.
La primera solicitud de dinero se produjo cuando Payarola
convenció a la familia de que para adquirir el lote y desarrollar un barrio
privado era necesario declarar “un blanco” como capital de la sociedad por un
monto de 25 millones de pesos. Los Montiel le entregaron esa cantidad, pero el
equivalente en dólares (47 mil en aquel momento). El abogado les dijo que como
la sociedad todavía no había sido publicada en el Boletín Oficial ni tenía
cuenta bancaria, el dinero iba a ser depositado en una entidad bancaria de San
Isidro, ya que allí conocía a “un asesor”.
El siguiente desembolso que hicieron los Montiel a pedido de
Payarola fue para, supuestamente, avanzar en la compra del terreno. El letrado
consiguió el contacto del vendedor, habló con Tito y le pidió ocuparse en
persona de la transacción. Lo habría hecho junto a un “abogado intermediario”,
Armando Catroppa, que también terminó denunciado por los Montiel. Los letrados
informaron a los familiares del futbolista que habían arreglado con el vendedor
una “carta oferta” por 600 mil dólares, de la que debían abonar 200 mil a modo
de “primera cuota” por la compra.
El 14 de julio de 2023, Tito Montiel le entregó a Payarola
los 200 mil dólares, pensando que estaban destinados al vendedor, y firmó la
documentación ante un escribano llamado Martín Mazzini. Bastante tiempo después,
Tito Montiel supo que ese dinero nunca llegó al vendedor del terreno.
La próxima jugada de Payarola se habría producido en agosto
de 2023, cuando el letrado, enterado que Gonzalo Montiel tenía 160 mil dólares
depositados en el Banco Credicoop, ofreció sus “conocimientos financieros” para
sacarle provecho a ese dinero, para hacer una inversión. “Nos dijo que él
conocía un método financiero rentable que consistía en ‘invertir en dólar
MEP’”. Los Montiel cayeron en la trampa y tiempo después se dieron cuenta de
que se trataba de “un sinsentido absoluto”. Nadie compra dólares con dólares.
Como ellos mismos lamentaron más tarde, creyeron “cándidamente que era una
manera inteligente de invertir ese dinero” y así fue que le entregaron los 160
mil dólares en tres partes.
En este punto entra en juego el esposo de Jacqueline y
cuñado de Gonzalo, Brahim López, un policía que estudiaba abogacía y terminaría
siendo clave para descubrir la estafa, ya que comenzó a trabajar en el estudio
de Payarola y allí empezó a detectar “anomalías en los manejos” del letrado.
Tras el episodio del “dólar MEP”, los denunciantes dieron
cuenta de un nuevo aporte económico para Payarola: esta vez se trataba de 290
mil dólares para que M&A desarrollos inmobiliarios acredite ante el
Registro de la Propiedad Inmueble bonaerense su “capacidad técnica, operativa y
financiera”. Además, según consta en la denuncia, las maniobras fraudulentas de
Payarola no se limitaban a los reiterados pedidos de dinero, sino que también
habría confeccionado certificaciones de ingresos falsas, con la presunta
colaboración de un contador llamado Héctor Corgo. Incluso habría falsificado la
firma de Jacqueline. En los anexos de la presentación judicial aportaron
pruebas de estas maniobras.
El premio por el Mundial 2022
Mientras Payarola ganaba tiempo argumentando que para poder
avanzar con los negocios era conveniente esperar que pasaran las elecciones
presidenciales de octubre de 2023, la AFA les informaba a los campeones del
mundo que había llegado el momento de cobrar el premio por el título obtenido
en Qatar. “Payarola, en su rol de abogado de Gonzalo y de la sociedad de
familia, pidió brindar ayuda nuevamente en cuanto a la inversión de éste
dinero”, relataron los Montiel. El letrado utilizó nuevamente el cuento del
“dólar MEP”.
Del monto total del premio -362.802.000 pesos-, Payarola se
quedó con 116.355.000 pesos (137 mil dólares de esa época), repartido en dos
cheques. El resto del dinero ganado por el defensor por el título de Qatar se
encontraba distribuido en otros cheques que, afortunadamente, fueron retenidos
por la familia y no llegaron a manos del abogado.
Poco a poco, los Montiel empezaron a pedirle al abogado
avances en los negocios y explicaciones, pero estas no colmaron sus
expectativas, por lo que comenzaron las sospechas sobre el accionar de
Payarola. Entre otras cosas, descubrieron que aquel aporte inicial de 25
millones de pesos no aparecía en las cuentas de la sociedad M&A desarrollos
inmobiliarios y en cambio seguían en las de “Campos de la Virgen de Luján”,
vinculada a Sergio Occhiuzzo, también denunciado el futbolista de River y sus
familiares.
Mientras crecían las sospechas sobre Payarola, Brahim López
descubrió explorando páginas inmobiliarias que el campo por el que habían
abonado un adelanto de 200 mil dólares continuaba a la venta. Entonces ¿dónde
había ido a parar ese dinero? Cada vez más preocupados, los Montiel acudieron a
un contador y un escribano. Estos no dudaron: la familia estaba siendo víctima
de estafas reiteradas.
En la denuncia, por nueve hechos de estafa y tres falsedades
materiales, los Montiel aportaron nutrida documentación y numerosas
conversaciones de Whatsapp. En estas se refleja el momento en que comenzaron a
confrontar al abogado. Este por momentos prometía devolver parte del dinero, en
efectivo o en transferencias, que muchas veces anunciaba y no concretaba. Los
mensajes dan cuenta de las reiteradas ocasiones en las que Tito Montiel le
decía que solo quería recuperar su dinero, mientras el abogado buscaba seguir
ganando tiempo con promesas. En la denuncia se consignó que Payarola devolvió
parte del dinero. Lo hizo en cantidades menores, poco a poco, llegando a
reintegrar menos de 150 mil dólares, una cifra muy inferior a los 700 mil
dólares reclamados.
Entre fines de 2023 y principios de 2024, Gonzalo Montiel
decidió que Payarola deje de representarlo en la causa por abuso sexual y
contrató a los abogados Daniel Rubinovich y Rafael Sal Lari, los mismos que
lograron su sobreseimiento en ese caso y ahora llevan adelante la denuncia
contra Payarola, Catroppa y Occhiuzzo.
Antecedentes en otros casos
Un aporte que hizo la denuncia de los Montiel es citar un
caso anterior que involucra a Payarola, en Tierra del Fuego, donde está
imputado, en etapa de juicio, acusado de asociación ilícita y estafas
reiteradas. Allí acusaron al letrado de formar parte de una organización
criminal dedicada a estafar a ancianos con la modalidad delictiva conocida popularmente
como “cuento del tío”.
Además, según supo Infobae de fuentes judiciales, Payarola
tiene otra denuncia en su contra por una estafa con un monto similar al
perjuicio sufrido por Montiel y con otros puntos en común, como el
desconocimiento en cuestiones jurídicas de sus contratantes que habría sido
aprovechado por el letrado. Se trata de una denuncia realizada por una mujer
llamada María Ximena Braña, quien contrató a Payarola como abogado por
problemas legales con su ex pareja matrimonial. En ese contexto, Braña terminó
denunciando a Payarola por estafa, defraudación por administración infiel y la
posible comisión de lavado de activos.
“El abogado Payarola me engañó a través de sus supuestos
asesoramientos legales, administró cerca de 800 mil dólares, de los cuales no
he podido recuperar aquel dinero. Todo ellos causándome un perjuicio
irreparable a mi patrimonio”, denunció Braña en el escrito al que accedió este
medio.




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