Los restos del papa Francisco llegaron a la Basílica de San
Pedro, donde permanecerán durante tres días en capilla ardiente desde este
miércoles para que miles de fieles puedan darle un último adiós.
El féretro de madera abierto fue llevado en procesión desde
la capilla de Santa Marta, donde falleció el lunes a los 88 años, acompañado de
cardenales y guardias suizos.
El féretro fue colocado frente a la tumba de San Pedro y
enfrente del imponente baldaquino de Bernini.
Durante su mandato al frente de la Iglesia, el papa
Francisco llevó adelante una reforma “anticorrupción” en el Instituto para las
Obras de Religión (IOR), popularmente conocido como “Banco del Vaticano”, que
arrastraba sospechas de corrupción y negocios espurios. Para lograr su objetivo
de “transparentar” las finanzas de esta entidad, el sumo pontífice cerró
cuentas sospechosas e impulsó auditorías para determinar de qué manera se
usaban los fondos que, en su gran mayoría, provenían de las donaciones de los
fieles de todo el mundo.
El Banco del Vaticano es receptor de un porcentaje de los
aportes que reciben parroquias y obispados de todo el mundo. Ese dinero llega
desde distintas partes del planeta con el objetivo de financiar obras y otros
gastos de la Iglesia. También administra inversiones y propiedades
inmobiliarias de la Santa Sede, en un esquema que, durante años, operó con
escasa fiscalización y que, en varias ocasiones, derivó en escándalos de corrupción.




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