El féretro con los restos del Papa Francisco fue cerrado en
una ceremonia privada que comenzó a las ocho de la noche en Roma -cinco horas
menos en Argentina-, presidida por el cardenal camarlengo Kevin Farrell, frente
al altar mayor de la basílica de San Pedro.
Junto al camarlengo se encontraba el cardenal Giovanni
Battista Re, de 91 años, Decano del Colegio Cardenalicio y otros altas figuras
de la iglesia, entre ellas el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado
vaticano y mencionado en todas las conjeturas como firme candidato a suceder a
Jorge Bergoglio.
También participaron canónicos del Capítulo Vaticano,
penitenciarios menores vaticanos y secretarios del Papa fallecido. Todos se
habían congregado media hora antes frente al altar de la confesión.
El acceso a los fieles había sido clausurado a las cinco de
la tarde. Se estima que 250 mil acongojados católicos llegaron hasta la
Basílica para dar el postrero saludo al popular pontífice en los tres días que
fueron fueron mostrados los restos en un sencillo féretro revestido en madera.
Más de 150 delegaciones extranjeras
El Vaticano confirmó la presencia de 154 delegaciones en los
funerales del sábado, que comenzarán a las 10 hora local (las 5 de la mañana en
Argentina). Entre ellos 54 jefes de Estado y 12 soberanos reinantes.
Se anunció que el avión que trajo a Roma al presidente
norteamericano Donald Trump, acompañado por la primera dama Melania Trump,
aterrizó después que fue sellado el féretro del pontífice.
Un rígido protocolo diplomático ha organizado la
distribución de las delegaciones nacionales que se esperan.
El portavoz vaticano, Matteo Bruni confirmó ya 154 países.
El multitudinario adiós a Juan Pablo II, en 2005, contó con la presencia de 80
jefes de Estado y de gobierno. Las primeras filas están reservadas a los
personajes más importantes, con prioridad para la delegación italiana, la más
multitudinaria, con el presidente Sergio Mattarella y la primera ministra
Giorgia Meloni. Junto a los italianos estará la delegación argentina, país
natal de Papa Francisco, encabezada por el presidente Javier Milei.
En los lugares principales estarán las Casas reales
católicas, con los reyes de España, que tenderán a su lado a Felipe y Matilde
de Bélgica, el Gran Duque Enrique de Luxemburgo. A su lado estarán los reyes no
católicos como Carlos Gustavo de Suecia y el principe Guillermo de Inglaterra.
El juego diplomático seguirá con los presidentes. Entre
ellos Donald Trump con su esposa que estará en la misma fila que el francés
Emmanuel Macron y muy lejos del ucraniano Volodimir Zelenski, que quiere verlo.
Está también el secretario general de las Naciones Unidas,
Antonio Guterres, de Portugal y los representantes de la Unión Europea al
completo.
Estarán el presidente brasileño Lula da Silva y el ex
presidente norteamericano Joe Biden, católico y amigo de Francisco. En la
tercera fila habrá ministros y más miembros de las delegaciones y embajadores.
Cardenales y candidatos a Papa
“Hemos quedado un poco huérfanos”, dijo en una homilía el
recién llegado cardenal francés Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella,
considerado un “papable” progresista cuya figura ha crecido en las expectativas
de las últimas semanas. Aveline era un buen amigo del Papa Francisco.
Otro cardenal que ha suscitado atención, aunque no como
“papable” sino porque se trata del lituano Rolandas Makritas, coadjutor de la
basílica Santa María la Mayor, el único que figura en el testamento de Jorge
Bergoglio. Makritas contó que Francisco eligió en 2022 ese templo como lugar de
sepultura “inspirado por la Virgen”.
“Él quería que su tumba respetara y hablara de su vida
sencilla y esencial”, declaró. Desde el sábado el cuerpo del Papa fallecido el
lunes reposará en un sepulcro abierto en la basílica romana dedicada a la
virgen María y no en una cripta vaticana. Desde 1903 un todos los papas fueron
sepultados en los subsuelos de la Basílica de San Pedro.
El cardenal Makritas relató que en mayo de 2022 Francisco le
dijo que creía que un papa debía ser sepultado en San Pedro. “Pero un día me
llamó y me dijo: María me ha dicho de preparar mi tumba en Santa María la
Mayor”. El cardenal agregó que el Papa le dijo más tarde: “Estoy muy contento
de que María no me haya olvidado”.
Makritas dijo que desde entones se inició la búsqueda y el
Papa eligió un punto de la nave izquierda de Santa María la Mayor, entre las
capillas Sforza y Paolina que custodia la Virgen Salud Poppuli Romano, icono de
gran popularidad y devoción entre los romanos.
La tumba consiste en una lápida sencilla de mármol de
Liguria (norte de Italia) de donde provenía uno de los abuelos de Francisco, en
tierra, con una sola inscripción: Franciscus, su nombre pontificio en latín.
Alli tendrá lugar la ceremonia final. El Vaticano anunció
que desde el domingo la tumba podrá ser visitada por los fieles.
Tras los funerales en San Pedro el sábado, partirá un
cortejo que lentamente recorrerá los seis kilómetros y medio que separan las
dos basílicas, San Pedro y Santa María. Esta marcha estará rigurosamente
vigilada y los fieles no puede incorporarse por las calles sino desde las
veredas protegidas por vallas.
Varían los cálculos pero se estima que el recorrido tardará
más o menos una hora y media, pasando por lugares que también el Papa Francisco
admiraba, como el Coliseo.




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