Durante años se ha luchado para reducir la venta de fuegos artificiales y conseguir que el mes de diciembre sea lo más tranquilo posible en materia sonora. Las campañas para resguardar a personas con autismo y a los animales surtieron un real efecto en la comunidad.
Pero esa paz se ve alterada por los caños de escape recortados
de las motos. Su sonido supera a un festejo estacional como los de navidad y
año nuevo y son un problema real para las autoridades.
Cada vez son más los vecinos que se quejan del sonido de
explosiones que generan un grupo de jóvenes que han encontrado en eso su
pasatiempo o atractivo.
Los videos y mensajes se replican en grupos vecinales y poco
han logrado las fuerzas de seguridad con los patrullajes preventivos.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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