José Ignacio Sallago tenía 33 años y había venido a Mar del
Plata en busca de su sueño: entrenar para poder triunfar en el atletismo como
maratonista. Trabajador y sin antecedentes penales, murió el pasado domingo 20
de agosto a la madrugada tras escapar de la policía que intentó identificarlo
en una esquina del centro y chocar contra un patrullero que se le cruzó para
cortarle el paso en la avenida Independencia.
Desde Bahía Blanca, en el círculo de atletas, no podían
salir del asombro ante la muerte del joven maratonista. Sallago, hijo de un
atleta fallecido de esa ciudad, había muerto en Mar del Plata, la ciudad a la
que había llegado para intentar competir en el más alto nivel.
Entre los logros deportivos más importantes de Sallago se
destacan el tercer puesto conseguido en los 42K del Maratón Mar del Plata en
2022 y también el podio logrado en los 10K del Maratón Mar del Plata 2023.
“Nacho” Sallago es recordado con mucho dolor y cariño por sus
compañeros del equipo JM Corredores, quienes lo definen como alguien respetuoso
y comprometido con entrenar y progresar. El joven además trabajaba en la firma
Arcor, por lo que muchas veces combinar la vida del atleta con la del
“laburante” significaba un sacrificio enorme.
“No era ningún delincuente“, expresó uno de sus compañeros
de equipo, enojado con las primeras versiones difundidas por la policía y
agregó: “Tenía los papeles de esa moto, estaba por hacer la transferencia. No
sé qué le pasó por la cabeza, solo él sabe por qué escapó“.
Al llegar a Mar del Plata había vivido un tiempo en la casa
de la familia de su entrenador y lo consideraban “uno más”. Luego, una vez se
asentó y consiguió trabajo, alquiló un departamento cerca del Polideportivo con
un compañero de equipo, el tucumano Leandro Pérez Lazarte.
“En Mar del Plata es distinto, se le da más importancia al
atletismo y a nivel de competencia hay eventos más relevantes que en otros
lugares del país, por eso venimos acá”, explicó Pérez Lazarte y agregó: “Justo
se dio la casualidad que los dos teníamos el mismo entrenador, Ezequiel Monín,
entrenábamos a distancia y al venir acá comenzamos a vivir juntos desde hacía
un año y medio”.
Leandro contó que “Nacho” Sallago era una persona muy terca
y perseverante, cualidades fundamentales para que un maratonista corra los 42
kilómetros.
En cuanto a la moto Bajaj Rouser que conducía, y que había
sido robada en febrero, su compañero de departamento y compañero de atletismo
aseguró que la había comprado y que incluso estaba por contratar a un gestor
para hacer los papeles de transferencia.
“A esa moto la compró por el trabajo, él era vendedor de una
distribuidora de golosinas y necesitaba un vehículo más grande para recorrer
zonas alejadas de Mar del Plata. El dueño de la distribuidora le había prestado
plata y ahí pudo comprar esa la moto”, contó Leandro Pérez Lazarte, quien
remarcó que su amigo “no andaba en nada malo”.
La familia de Sallago llegará este lunes a Mar del Plata
para interiorizarse con la causa y retirar las pertenencias del joven
maratonista de 33 años que había elegido la ciudad para entrenar y progresar en
el atletismo.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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