Esta mañana el banco Central devaluó el peso un 22% y dispuso que el oficial quede anclado en $350. A los minutos el propio Banco Nación ya lo vendía a $365,5 por lo que comenzaron a moverse todos los precios de cada uno de los tipos de dólar.
La incertidumbre se trasladó a aquellos sectores que reciben
pagos y deben salir a buscar el producto para hacer la entrega o tener la
reposición. Así los Corralones de materiales fueron los primeros en avisar –algunos
de ellos en redes sociales- que frenaban la venta hasta encontrar cierto atisbo
de estabilidad y pax cambiaria.
Algo similar sucedía con aquellos que tenían pautada la
compra de un auto en una concesionaria. Los precios podrían alterarse y ni
hablar de los distribuidores y mayoristas de alimentos quienes ya recibieron
llamados de retoques para finales de esta semana en todos los listados.
La semana que viene se conocerá la inflación de julio. Ese índice
será del 7% por lo menos pero ya empieza a correr el tiempo de descuento para
el número de agosto que no bajaría del 9%.
El poder de fuego del gobierno es devaluar ahora, buscar los
fondos prometidos por el FMI para llegara a diciembre y especular con que el
resultado adverso de las PASO tuvo algo que ver para trasladar el miedo de una
híper a la figura de Javier Milei.

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