Virginia Argüello se ha transformado en la única fotógrafa de la región en montar escenas y tomar imágenes de recién nacidos. Por eso su trabajo es cada vez más requerido, trabaja con turnos anticipados, desarrolla su potencial con nuevas composiciones y se perfecciona año a año en una materia que no es para nada fácil.
En diálogo con CNM hace todo un recorrido por su vida
profesional porque su profesión la destaca en redes sociales que sirven como
una herramienta de márketing insuperable y que la llevan a trascender entre las
ciudades vecinas.
Admite que la pandemia marcó un cambio rotundo: las
aperturas progresivas llevaron a que las familias no pudieran organizar
cumpleaños con familiares o amigos invitados y muchos descubrieron que las
fotos serían un buen motor para guardar ese momento. No son cualquier foto: los
papás buscan que sus bebés, al año, estén en una escena que sea digna de un
cuadro.
Pero Virginia, antes de la fotografía, trabajó en
gastronomía. Llegó a Madariaga en 2014 y estuvo en una veterinaria. Durante
todo ese tiempo se especializó en fotografía y alguien, en una fiesta, la contrató
para que tome fotos de sus hijos. Fue ese el instante en el que se empezó a
interesar en los más pequeños.
Papás felices
Retratar el embarazo, al recién nacido, al bebé cuando
cumple 1 año y a todo el núcleo familiar lleva a mostrar el momento más
hermoso de una familia. La felicidad plena de los padres lleva a que los niños
estén relajados para posar delante de una cámara.
Pero…¿Cómo se logra el control de una bebé en un estudio
fotográfico?
Virginia admite que hay talleres en donde se aprenden
técnicas. El horario para retratar es escensia y que se debe hablar con la
madre para saber los horarios del bebé. Durante la mañana siempre están más
tranquilos, se relajan y con cierta luz, música o temperatura del ambiente se
convierten, prácticamente, en modelos perfectos.
La espontaneidad de ellos es otra cosas que trabajar con gente adulta. Me voy a dando cuenta de cómo están ante la tranquilidad de los papá. Si vienen con hermanos deben estar los dos porque uno debe distraer a los demás mientras sólo trabajamos en preparar al bebé. No debe haber ruidos ni tensiones.
Llevar a un bebé a retratar no es algo que suceda todos los
días. El regalo es especial para todos. Por eso hay charla previa en donde se
eligen gamas de colores para vestimenta o decoración que lo acompañará. Con una lona se puede recrear una cabaña o un
campo y aparecen cestas en donde se los coloca, algún peluche, un tarrito,
flores y la ropa que llevarán colocada.
Pueden llegar a dispararse unas 100 fotos pero de todas
ellas pueden quedar paquetes de entre 8 y 20 imágenes como producto final.
Todas van a edición y Virginia tiene días específicos para sentarse a
procesarlas y elegir las mejores.
Tenemos varios fondos y siempre para cuando cumplen un año se hacen sesiones temáticas en donde no se usan disfraces sino gamas de colores.
Hay padres que con el resultado en sus manos definen repetir
el trabajo en algunos meses para tener otras fotos. También los hay que ya
tiene su cita mensual y quieren una instantánea para ir evidenciando el
crecimiento de los bebés.
Es súper placentero y me gusta ver como se van satisfechas las familias. Se van enamorados y no he tenido criticas en mi trabajo y te vienen a buscar cuando están felices, cuando pasó algo hermoso en sus vidas como lo es tener un hijo.
Lo que arrancó como un hobby para aprender a manejar una
cámara se transformó en una profesión que promete no dejar fácilmente y se
convirtió en el sustento de su vida. En sus perfiles abundan las fotos con
clientas embarazadas en donde la propia fotógrafa muestra su panza ya que está
esperando su segundo hijo.
El proceso completo, entre sacar un turno, ir y obtener el resultado
final puede demandar poco más de un mes. Para contactar a Virginia hay que recurrir a redes: Facebook: https://www.facebook.com/virginia.arguello.9
o Instagram @virarguelloph



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