Hurtos, amenaza, estafas, violencia de género, robos y usurpaciones forman parte del abanico de denuncias del mes de marzo que se vieron amplificadas de importante manera, y por distintos factores, en las últimas semanas.
No hubo un solo día del mes en el que no se
registraran denuncias que derivaran en alguna acción penal o inicio de causas.
Las amenazas recrudecieron y se debieron a
disputas vecinales, comerciales o de ex parejas. Fueron, por muy poco, el delito más denunciado
del mes. Le siguieron los hurtos de todo tipo (herramientas, ingreso a
vehículos o propiedades) y las estafas se ubicaron en el tercer escalón con
unos 13 ataques en lo que dejó el mes. Casi en el mismo número se ubicaron los
robos que se vieron potenciados por las denuncias del ingreso a 5 galpones del Frente de Ruta, a
4 de la Calle Illia y las roturas y entradas a comercios del casco urbano. El
de los robos es, para la estadística, el delito que más crecimiento tuvo.
Las más de 250 cámaras que anuncia el
municipio como parte del COM sirvieron sólo para una política reactiva. Es
decir, se consultan una vez sucedidos los hechos y poco sirven en prevención
porque, para mirar semejante cantidad de imágenes en tiempo real, se
precisarían de más de 15 operadores por turno y el municipio no posee ese
número de visualizadores.
Las usurpaciones fueron un tipo de denuncia
que no aparecía en el radar y que saltaron, en consonancia con toda la región, a la fama en los últimos días por la
finalización de la temporada. Muchos trabajadores temporarios se quieren quedar en la zona. Pero también se
le suma –a nivel local- el déficit habitacional y la escasa oferta de
alquileres a un precio acorde a lo que el inquilino quiere o puede pagar.
Los allanamientos fueron pocos, en
comparación con el nivel de delitos, y los resultados pueden contener la
palabra “positivo” por encontrar un elemento ínfimo que involucre al acusado. De
hecho, casi siempre los investigadores ingresan al sitio correcto para buscar a
los malvivientes que ejecutaron los hechos pero les cuesta encontrar los
elementos incriminatorios que permitan realizar una acusación con pruebas
contundentes.
El municipio destinó un flujo muy relevante
en la prevención pero encuentra un escollo importante en la Policía Comunal por
la falta de personal y de coordinación para las recorridas callejeras. Hoy los
funcionarios ven con recelo el trabajo del comisario Jorge Stavrakis ya que se
han detectado fallas graves y deben recurrir a fuerzas de investigaciones de
afuera de la ciudad para poder avanzar en alguna resolución de casos.

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