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Mató un centenar de pingüinos y con una máquina aplastó 140 nidos

El dueño de un campo lindero a la reserva natural de Punta Tombo, en la costa atlántica de la provincia del Chubut, aplastó 140 nidos de pingüinos al abrir un camino con una máquina de gran porte y, además, mató alrededor de un centenar de ejemplares mediante la electrificación de una cerca. Los hechos constan en una denuncia realizada por el Ministerio de Turismo chubutense de la que da cuenta el sitio ADN Sur.

En la zona, en esta época hay una gran cantidad de pichones de pingüinos. Cada nido es ocupado por alrededor de tres animales.

Desde la cartera de Turismo provincial informaron que el hombre no contaba con autorización para la apertura del camino, que llega hasta la costa.

Los hechos fueron advertidos por los guardafaunas de la reserva durante una inspección ocular.

La fiscal de Rawson, Florencia Gómez, ordenó medidas en la causa iniciada, en principio, por maltrato animal.

"A lo largo de la investigación iremos evaluando si se le imputa otro delito. Estamos realizando toda la investigación preliminar para saber la magnitud del impacto".

Explicó Gómez.

Indicó la fiscal que se investiga si el hombre realizó la maniobra con el objetivo de hacerse de un "acceso directo a la costa", para lo que debería haber pedido una autorización previa, que solo se otorga tras un análisis del impacto ambiental.

Goméz calificó lo ocurrido como "un daño irreparable".

Luego de dos años sin recibir visitantes debido a la pandemia, el Área Natural Protegida Punta Tombo, ubicada 100 kilómetros al sur de Rawson, capital del Chubut, quedó habilitada al público en septiembre pasado, ante la llegada de las primeras mangas de pingüinos de Magallanes de la temporada.

Incubación compartida

Los pingüinos fueron llegando "por mangas" a la reserva para dar inicio a la etapa de apareamiento, incubación y adiestramiento de las nuevas generaciones.

Los primeros ejemplares en llegar son los pingüinos machos, que comienzan de inmediato a reacondicionar sus nidos, y luego inician su "desembarco" las hembras, que en pocas semanas comienzan a poner los huevos y —tras 40 días de incubación compartida con el macho— vigilan el nacimiento los pichones.

Tanto las hembras como los machos preservan el nido y alimentan a las crías con anchoítas y calamar que pescan en las aguas del mar cercanas a la costa.

Los pichones nacen cubiertos de un plumón gris oscuro que en febrero mudan por un plumaje juvenil que les permite realizar sus primeras incursiones en el mar para buscar su propio alimento, a la espera de adquirir el plumaje adulto.

La reserva tiene una superficie de 210 hectáreas, y llega a ser la más poblada del continente con más de un millón de pingüinos cuando las familias se completan.




 


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