Este viernes por la mañana, encontraron los cuerpos sin vida
de dos hombres, aparentemente jóvenes, tirados en el suelo en un camino rural
en las inmediaciones de Uriburu y Las Palmeras. Los cadáveres tenían disparos
en la cabeza, y la escena reunía rasgos de homicidios de tipo mafioso. Una de
las víctimas, según contó el padre en el lugar, tenía 22 años y trabajaba como
pintor. Un hombre que vive en una casa de la zona dijo que escuchó disparos
"a eso de las once de la noche".
La policía juntaba vainas servidas en el lugar, un dato
clave para confirmar que los dos hombres fueron asesinados en el lugar. En
forma desgarradora, el padre de una de las víctimas, que lo identificó como
Brian Molina, confió que su hijo tenía 22 años y que trabajaba como pintor en
obras junto a él. Y aseguró que lo último que supo del joven fue que estuvo en
la casa de su tía "a las 9 y 20 de la noche". Luego intentó
comunicarse con su hijo, pero no lo logró. Y finalmente el teléfono fue
apagado.
Un hombre que vive en la zona y que cuida animales en una
casa a unos 70 metros de donde fueron encontrados los cuerpos, aseguró que
escuchó los disparos "a eso de las 11 de la noche". También contó que
se asomó y que vio "a ese auto con las puertas abiertas, pero pensé que
era alguien que se había quedado porque se le había roto" el vehículo.
Cuando le preguntaron al hombre por qué no llamó a la
policía, dio un dato estremecedor: "No llamo a la policía porque acá se
escuchan tiros todas las noches, esto es una boca de lobo".
En la investigación tomó intervención el fiscal de Homicidios
Dolosos Alejandro Ferlazzo, quien ordenó medidas investigativas al gabinete
criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).




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