El sábado al mediodía Santa Fe se vio conmocionada con una noticia: el asesinato de Claudia Lorena González, de 29 años, en el kilómetro 130 de la ruta 90. La víctima se había reconciliado con el padre de su hijo de 8 años hace unos 3 meses y, al hacerlo, había cortado relación con el oficial Iván Leguizamón quién no aceptaba el desplante.
La mujer circulaba junto a Marino Milevich en un Peugeot 307
azul cuando vieron la patrulla vial y se dieron cuenta que allí estaba
Leguizamón junto a dos compañeros. Para evitar un cruce, dieron vuelta en U y
comenzaron a desandar el camino ya hecho. Pero el femicida empezó a seguirlos
con la camioneta y logró detenerlos más adelante.
Comenzaron con una discusión en donde Leguizamón fue el
único en bajarse y sus dos compañeros miraban sin intervenir. Él pretendía que
Milevich se bajara y así poder charlar con su ex pareja dentro del auto. Pero
ella fue rotunda al responderle: “Dejame de molestar, no quiero volver con vos
y te voy a denunciar”.
El atacante no lo soportó, sacó su arma reglamentaria y empezó
a disparar. Lo hizo 9 veces contra el auto hasta que un balazo impactó en la
sien de Lorena González y la mató en el acto. También quiso asesinarlo al
hombre que manejaba, pero el arma se le encasquilló. Al trabarse ambos se
trenzaron en lucha y el marido de la víctima le reprochaba lo hecho.
Cuando Leguizamón se calmó, se apoyó en el móvil policial y
dijo: “Ahora sí estoy tranquilo. ¿Me vas a venir a visitar con tu hijo a la
cárcel?”
La mujer asesinada llevaba un año estudiando en el Instituto
de Seguridad Pública Provincia de Santa Fe (ISEP), en Murphy. Quería ser
policía y actualmente era cadete. Tenía tres hermanas mujeres, más otra -prima-
que su papá había criado como hija propia, y ocho hermanos varones. “Nunca nos
imaginamos que podría hacer eso. La ejecutó a sangre fría”, le dijo al diario
Eugenia González), una de las hermanas de la víctima.




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