Por Fernando del Rio para La Capital
“Yo creo que esto es una estafa. Y usted está
usando el nombre de María Eugenia Vidal para estafar gente”. El hombre terminó
de escribir el mensaje de Whatsapp y, con angustia, apretó la flechita verde de
su pantalla para enviarlo. Era el mediodía del 24 de mayo de 2021, se habían
ido ya 48 días desde el primer contacto telefónico con quién él creía que era
la exgobernadora. Lo que también se había ido era la suma de 190 mil pesos
desde su campo de Villegas a una cuenta bancaria de Luro y Champagnat en Mar
del Plata.
De esa manera comenzó a
despejarse la bruma sobre una estafa que ahora tiene a dos personas
notificadas, a varios perjudicados por perder dinero y a Vidal sorprendida por
un episodio en el que le sustituyeron su identidad y hasta la de su entorno
familiar.
El fiscal David Bruna
trabaja por estos días para avanzar hacia la imputación de una mujer de 63 años
y su hija de 22, ambas domiciliadas en Mar del Plata, por ser las supuestas
responsables de esta maniobra que esconde detrás un culebrón de proporciones y
que, demuestra, la audacia propia de los estafadores.
También el fiscal intenta
determinar si además de las dos mujeres hubo otras personas que participaron
como actores secundarios del delito que empezó a construirse a mediados del año
2020.
En aquella ocasión una
pareja de productores rurales de Pehuajó no advirtió nada raro en los mensajes
de Whatsapp que recibían. Habían sido fervientes defensores del gobierno
nacional de Mauricio Macri -incluso el entonces presidente había nombrado al
hombre como un ejemplo a seguir- y por eso no desconfiaron al ver que la propia
exgobernadora era la que comunicaba. En esos mensajes se forjó la idea de que
Vidal necesitaba recursos y la pareja de Pehuajó no dudó en empezar a hacer
aportes. Incluso, la “exgobernadora” le había pasado el teléfono de una hija y
también de su pareja Enrique Sacco para que se comunicaron con ellos ante
cualquier problema.
El primero de los envíos
fue el 22 de junio de 2020 y fue por 50 mil pesos. Luego fueron otros 17 hasta
el 16 de marzo de 2021, por un monto total superior a los 400 mil pesos. En
todo ese período la pareja siguió sin sospechar y no solo eso, facilitó el
contacto de “Vidal” a otro productor agropecuario de la zona de Villegas, quien
inició el ida y vuelta el 6 de abril de 2021.
“Sé que está pasando por
un momento difícil y gracias a Dios la podemos ayudar”, le dijo a la
“exgobernadora” el bonachón hombre de campo. Sus amigos de Pehuajó lo habían
puesto en línea, él sí había sido ya aportante de Vidal en 2019 y no dudaba: la
foto del teléfono del que le hablaban era de María Eugenia Vidal con sus hijas.
Por alguna razón el hombre consideraba que la exgobernadora atravesaba momentos
económicos difíciles y hasta llegó a ofrecerle charlas rentadas por la región,
charlas de la que él se haría cargo.
Una vez con el CBU que
sus propios amigos le pasaron el hombre empezó a transferir dinero. En alguna
ocasión la “Vidal” le llegó a pedir la exacta cifra de 29 mil pesos para pagar
una cuota de un crédito. Tiempo después la víctima diría que aceptó transferir
el dinero a la cuenta de una persona que no era Vidal porque, lógicamente, no
podía trascender la tan precaria situación económica que padecía.
Así fue como el hombre
transfirió 70 mil, 29 mil, 67 mil y 65 mil pesos hasta el 10 de mayo. Ese día y
con mucho temor de no incomodar a “Vidal” le pidió hacer una videollamada.
“Ordeno mis reuniones y lo hacemos”, le respondieron. Eso fue lo último que
recibió el hombre en su teléfono. En los días siguientes envió mensajes hasta
aquel del 24 de mayo en el que le aseguraba que había notado la estafa y que
haría la denuncia.
La causa
Durante algunos días el
hombre de Villegas masticó bronca y no se decidió a acudir a la policía o a la
Justicia, pero fue entonces cuando su amigo de Pehuajó, aquel que lo había contactado
con “Vidal”, le advirtió que “Vidal” le había revelado algo: que ella lo había
denunciado por amenazas y estafas. La denunciante nada menos que la
exgobernadora en el Departamento Judicial de Morón. El denunciado, el hombre de
Villegas.
De inmediato el hombre se
comunicó con una mujer que era la que en 2019 estaba al frente de la colecta de
fondos para la exgobernadora y narró lo sucedido. Eso fue el 9 de junio pasado
y el 11 un abogado de la verdadera Vidal lo llamó para decirle que todo se
trataba de una estafa y que había que denunciar aquello.
De esa manera la causa
llegó a la fiscalía de Delitos Económicos de Mar del Plata, ya que las cuentas
destinatarias de las transferencias eran en el banco Provincia sucursal El
Monolito.
El fiscal Bruna tras la
presentación de Soledad Borsani, amiga y asesora de Vidal, dispuso una serie de
medidas (encargó al CATI toda la labor investigativa) y descubrió un entramado
increíble. La cuenta a la que iba a parar todo el dinero del engaño pertenecía
a una mujer de 63 años, cuenta que le había provisto la Anses en su carácter de
jubilada. También que inmediatamente esos montos eran transferidos a otra
cuenta, creada en el marco del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) cuya
titular era su hija, una joven de 22 años.
Luego se pudo saber que a
través de un teléfono con característica 011 y un mail la mujer de 63 años
había gestionado un turno en ese banco y que ese número era el mismo que “la
exgobernadora” le había dicho a la pareja de Pehuajó que pertenecía a su entorno
familiar. Precisamente a su hija.
También esa línea resultó
ser por medio de la cual se había radicado la denuncia en la página web del
Ministerio de Seguridad por amenazas y estafas contra el pobre hombre estafado
de Villegas. Esa denuncia llevaba un mail: el
mismo usado para sacar el turno en el banco. Las dudas cada vez eran
menos.
El 5 de agosto pasado la
ex gobernadora María Eugenia Vidal, al tanto de esta investigación, se presentó
formalmente en esta causa y no solo desconoció todos los números telefónicos,
sino que además dijo que no sabía quiénes eran los damnificados. También negó
que haya sido ella la que impulsara la denuncia por amenazas y estafas contra
el hombre de Villegas y se puso a disposición del fiscal Bruna para colaborar con
la investigación.
Con todos esos datos, el
16 de septiembre fue allanada una casa del barrio Jorge Newbery de Mar del
Plata. Allí estaban la madre y la hija investigadas. Se secuestraron elementos
de gran importancia para la causa y se las notificó de la causa en la que
figuraban.
Ahora lo que resta
resolver ahora es por qué la pareja de Pehuajó se negó a denunciar la situación
y asegurar que no lo consideran una estafa, y también si habrá que agregar
algunos elementos más a la ya contundente prueba para imputar a la madre y a su
hija, y convocarla a prestar declaración.
El hombre de Villegas
miraba la foto del teléfono del que recibía los mensajes y veía a Vidal con
otras cuatro mujeres. Su condición de hombre de campo, bonachón y confiado,
nunca le hizo imaginar la puesta en escena. Nunca pudo saber que esa foto
estaba en el Facebook de una de las hijas de Vidal desde el 18 de enero. Una
foto de libre acceso para todos. Hasta para quienes son capaces de cometer una
estafa.




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