Cristina Kirchner publicó una carta en Twitter que apuntó
directo al presidente Alberto Fernández y le recordó que ella lo eligió para
que encabezara la fórmula del Frente de Todos en 2019. "Le pido que honre
aquella decisión", le marcó.
"Cuando tomé la decisión, y lo hago en la primera
persona del singular porque fue realmente así, de proponer a Alberto Fernández
como candidato a Presidente de todos los argentinos y las argentinas, lo hice
con la convicción de que era lo mejor para mi Patria. Sólo le pido al
Presidente que honre aquella decisión… pero por sobre todas las cosas, tomando
sus palabras y convicciones también, lo que es más importante que nada: que
honre la voluntad del pueblo argentino", remarcó.
En el comienzo de la carta, la vicepresidenta repasó su
relación con Alberto Fernández.
"Como no soy mentirosa y mucho menos hipócrita (nunca digo en
público lo que no sostengo en privado y viceversa), debo mencionar que durante
el año 2021 tuve 19 reuniones de trabajo en Olivos con el Presidente de la
Nación. Nos vemos allí y no en la Casa Rosada a propuesta mía y con la intención
de evitar cualquier tipo de especulación y operación mediática de desgaste
institucional", señaló.
Y detalló: "En las primeras 18 reuniones, la última de
ellas el 07/09/2021, siempre le plantee al Presidente lo que para mí constituía
una delicada situación social y que se traducía, entre otras cosas, en atraso
salarial, descontrol de precios -especialmente en alimentos y remedios- y falta
de trabajo, sin desconocer, obviamente, el impacto de las dos pandemias: la
macrista primero y la sanitaria a los 99 días de haber asumido el gobierno.
Igualmente siempre remarqué la falta de efectividad en distintas áreas de
gobierno".
Sobre sus críticas a la política del Gobierno, detalló:
"También señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de
ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad
económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente,
esto iba a tener consecuencias electorales. No lo dije una vez… me cansé de
decirlo… y no sólo al Presidente de la Nación".
Ese diagnóstico, afirmó, le adelantaba la derrota del
oficialismo en las PASO: "Fui, soy y seré peronista. Por eso pensaba que
no podíamos ganar. Y se lo decía no sólo al Presidente. Muchos compañeros y
muchas compañeras escucharon mis temores".
Al analizar el traspié electoral, aseguró que se trató de
una derrota "sin precedentes" y recordó que tras sufrir un golpe
similar en 2009, ella pidió la renuncia de su jefe de Gabinete (Sergio Massa),
aunque aclaró: "Y ¡ojo!… habíamos perdido en la Provincia de Buenos Aires
pero habíamos ganado a nivel nacional. A Néstor Kirchner hay que recordarlo en
versión completa y no editada".
Luego afirmó que tras la "catástrofe política" del
domingo "uno escuchaba a algunos funcionarios y parecía que en este país
no había pasado nada, fingiendo normalidad y, sobre todo, atornillándose a los
sillones".
También contó detalles de su último encuentro con Alberto.
"El martes 14 tuvo lugar, otra vez en Olivos, mi última reunión con el
Presidente de la Nación. Habían transcurrido 48hs sin que se comunicara conmigo
y me pareció prudente llamarlo y decirle que tenía que hablar con él. Deje
pasar 48hs deliberadamente, para ver si llamaba (debo decir que de las 19
reuniones, la mayoría fueron a iniciativa mía). Allí le manifesté que era
necesario relanzar su Gobierno y le propuse nombres como el del Gobernador Juan
Manzur para la Jefatura de Gabinete".
Cristina Kirchner y Martín Guzmán. La vicepresidenta negó
haber pedido la renuncia del ministro de Economía.
Luego afirmó que nunca pidió cambios en el Gabinete y habló
de operaciones políticas, por la que apuntó contra el vocero presidencial, Juan
Pablo Biondi. "Es un raro caso: un vocero presidencial al que nadie le
conoce la voz. ¿O tiene alguna otra función que desconocemos? ¿La de hacer
operaciones en off por ejemplo? Verdadero misterio", disparó.
Y agregó: "Por la misma razón me comuniqué con el
Ministro de Economía cuando se difundió falsamente que en la reunión que
mantuve con el Presidente de la Nación, había pedido su renuncia. Las
operaciones son permanentes y, finalmente, sólo terminan desgastando al
gobierno. Es increíble que no lo adviertan. Es una pena tanto daño autoinfligido".
En el cierre de la carta repasó sus años de Gobierno y dejó
un mensaje. "Sé que gobernar no es fácil, y la Argentina menos todavía.
Hasta he sufrido un vicepresidente declaradamente opositor a nuestro gobierno.
Duerman tranquilos los argentinos y las argentinas… eso nunca va a suceder
conmigo", afirmó.
Y cerró: "Cuando tomé la decisión, y lo hago en la
primera persona del singular porque fue realmente así, de proponer a Alberto
Fernández como candidato a Presidente de todos los argentinos y las argentinas,
lo hice con la convicción de que era lo mejor para mi Patria. Sólo le pido al
Presidente que honre aquella decisión… pero por sobre todas las cosas, tomando
sus palabras y convicciones también, lo que es más importante que nada: que
honre la voluntad del pueblo argentino".
La carta completa de CFK
Una vez más me dirijo a mis compatriotas como lo he hecho en
otras oportunidades. No es la primera vez. Hace ya casi un año, el 26 de
octubre de 2020, me dirigía a los argentinos y las argentinas con el documento
“27 de octubre. A diez años sin él y a uno del triunfo electoral: sentimientos
y certezas”.
Allí desgranaba reflexiones acerca del funcionamiento
institucional, y de lo que considero el problema central de la economía
argentina y la necesidad de abordarlo desde un acuerdo amplio de las distintas
fuerzas políticas.
Hoy, releo aquellas líneas de inusitada actualidad en las
que también mencionaba que las decisiones en el Poder Ejecutivo argentino
siempre las toma el Presidente de la Nación y en las que decía sin eufemismos
ni operaciones de prensa en off, que había funcionarios y funcionarias que no
funcionaban.
También recuerdo el acto que se llevó a cabo en el Estadio
Único de La Plata el 18 de diciembre de 2020, del cual participamos muchos
compañeros y compañeras del Frente de Todos junto al Presidente de la Nación,
cuando expresé textualmente: “… pero ojo, yo no quiero que ese crecimiento -el
crecimiento económico del año 2021 que acertadamente pronosticara el compañero
que me había precedido en el uso de la palabra- se lo queden tres o cuatro vivos
nada más. Para esto, me parece que hay que alinear salarios y jubilaciones,
obviamente, precios, sobre todo los de los alimentos y tarifas.”. En esa
oportunidad también señalé: “por eso le digo a todos aquellos que tengan miedo
o que no se animan, por favor… hay otras ocupaciones además de ser ministro,
ministra, legislador o legisladora. Vayan a buscar otro laburo, pero
necesitamos gente en los sillones que ocupen de ministro, ministra, de
legislador o legisladora… sean para defender definitivamente los intereses del
pueblo”.
Como no soy mentirosa y mucho menos hipócrita (nunca digo en
público lo que no sostengo en privado y viceversa), debo mencionar que durante
el año 2021 tuve 19 reuniones de trabajo en Olivos con el Presidente de la
Nación. Nos vemos allí y no en la Casa Rosada a propuesta mía y con la
intención de evitar cualquier tipo de especulación y operación mediática de
desgaste institucional.
En las primeras 18 reuniones, la última de ellas el
07/09/2021, siempre le plantee al Presidente lo que para mí constituía una
delicada situación social y que se traducía, entre otras cosas, en atraso
salarial, descontrol de precios -especialmente en alimentos y remedios- y falta
de trabajo, sin desconocer, obviamente, el impacto de las dos pandemias: la
macrista primero y la sanitaria a los 99 días de haber asumido el gobierno.
Igualmente siempre remarqué la falta de efectividad en distintas áreas de
gobierno.
También señalé que creía que se estaba llevando a cabo una
política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la
actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que,
indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales. No lo dije una vez…
me cansé de decirlo… y no sólo al Presidente de la Nación. La respuesta siempre
fue que no era así, que estaba equivocada y que, de acuerdo a las encuestas,
íbamos a ganar “muy bien” las elecciones. Mi respuesta, invariablemente, era
“no leo encuestas… leo economía y política y trato de ver la realidad”. Una realidad
que me indicaba que en el año 2015 perdimos las elecciones presidenciales en
segunda vuelta y por escasa diferencia, con el mayor salario en dólares de
Latinoamérica -que representaba más del doble del salario actual-, con una
inflación que era menos de la mitad que la actual y con un candidato, Mauricio
Macri, que decía que no le iba a sacar a nadie lo que ya tenía, sino que sólo
iban a cambiar las cosas que estaban mal.
Fui, soy y seré peronista. Por eso pensaba que no podíamos
ganar. Y se lo decía no sólo al Presidente. Muchos compañeros y muchas
compañeras escucharon mis temores.
El domingo 12 de septiembre de este año el peronismo sufrió
una derrota electoral en elecciones legislativas sin precedentes. Mientras
escribo estas líneas tengo el televisor encendido pero muteado y leo un graph:
“Alberto jaqueado por Cristina”. No… no soy yo. Por más que intenten ocultarlo,
es el resultado de la elección y la realidad. Es más grave aún: en la Provincia
de Buenos Aires, termómetro inexcusable de la temperatura social y económica de
nuestro país, el domingo pasado nos abandonaron 440.172 votos de aquellos que
obtuvo Unidad Ciudadana en el año 2017 con nuestra candidatura al Senado de la
Nación… con el peronismo dividido, sin gobierno nacional ni provincial que
apoyara y con el gobierno de Mauricio Macri y su mesa judicial persiguiendo y
encarcelando a ex funcionarios y dueños de medios opositores a diestra y
siniestra.
Recuerdo que, cuando perdimos las elecciones legislativas en
la Provincia de Buenos Aires del año 2009, con Néstor como candidato a Diputado
Nacional -después de la 125 y de la crisis global del 2008-, quien Alberto
considera con justicia el mejor presidente de la democracia, el día lunes
siguiente a las elecciones no sólo renunció a la titularidad del Partido
Justicialista, sino que yo como Presidenta de la Nación pedí la renuncia de
quien fuera mi Jefe de Gabinete, entre otros. Y ¡ojo!… habíamos perdido en la
Provincia de Buenos Aires pero habíamos ganado a nivel nacional. A Néstor
Kirchner hay que recordarlo en versión completa y no editada.
Sin embargo ahora, al día siguiente de semejante catástrofe
política, uno escuchaba a algunos funcionarios y parecía que en este país no
había pasado nada, fingiendo normalidad y, sobre todo, atornillándose a los
sillones. ¿En serio creen que no es necesario, después de semejante derrota,
presentar públicamente las renuncias y que se sepa la actitud de los
funcionarios y funcionarias de facilitarle al Presidente la reorganización de
su gobierno?
El martes 14 tuvo lugar, otra vez en Olivos, mi última
reunión con el Presidente de la Nación. Habían transcurrido 48hs sin que se
comunicara conmigo y me pareció prudente llamarlo y decirle que tenía que
hablar con él. Deje pasar 48hs deliberadamente, para ver si llamaba (debo decir
que de las 19 reuniones, la mayoría fueron a iniciativa mía). Allí le manifesté
que era necesario relanzar su Gobierno y le propuse nombres como el del
Gobernador Juan Manzur para la Jefatura de Gabinete. Sé que sorprenderá mi
propuesta, es de público y notorio las diferencias ya superadas que he tenido
con quien fuera mi Ministro de Salud desde el año 2009, cuando debí remover a
quien entonces era mi Ministra de Salud por el fracaso en el abordaje de la
pandemia de la gripe A (H1N1). Juan permaneció en su cargo hasta que renunció
para disputar la candidatura a Gobernador de la Provincia de Tucumán en el
2015, cargo que obtuvo y revalidó por el voto popular no sólo a través de su
reelección, sino también en la elección del pasado domingo.
Aunque en realidad, nadie debería sorprenderse por mi
propuesta: el 18 de mayo de 2019 le propuse a todos los argentinos y argentinas
como candidato a Presidente de la Nación a Alberto Fernández.
¿Por qué cuento esto? Porque no voy a seguir tolerando las
operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su
vocero se hacen sobre mí y sobre nuestro espacio político: Alberto Fernández
quería que el Dr. Eduardo De Pedro fuera su Jefe de Gabinete y fui yo la que no
estuvo de acuerdo. Mal podría ahora promoverlo para ese cargo.
A propósito de la categoría de funcionarios que no
funcionan… el vocero presidencial escaparía a aquella clasificación. Es un raro
caso: un vocero presidencial al que nadie le conoce la voz. ¿O tiene alguna
otra función que desconocemos? ¿La de hacer operaciones en off por ejemplo?
Verdadero misterio.
Por la misma razón me comuniqué con el Ministro de Economía
cuando se difundió falsamente que en la reunión que mantuve con el Presidente
de la Nación, había pedido su renuncia. Las operaciones son permanentes y,
finalmente, sólo terminan desgastando al gobierno. Es increíble que no lo
adviertan. Es una pena tanto daño autoinfligido.
Confío, sinceramente, que con la misma fuerza y convicción
que enfrentó la pandemia, el Presidente no solamente va a relanzar su gobierno,
sino que se va a sentar con su Ministro de Economía para mirar los números del
presupuesto. El año pasado, con ocasión de presentarse el mismo, se estableció
que el déficit fiscal iba a ser del 4,5% del PBI sin pandemia a partir de marzo
del 2021 -situación que no se verificó como es de público y notorio-. Cada
punto del PBI en la actualidad es alrededor de $420.000 millones. A agosto de
este año, a cuatro meses de terminar el año y faltando apenas unos días para
las elecciones, el déficit acumulado ejecutado en este año era del 2,1% del
PBI. Faltan ejecutar, según la previsión presupuestaria, 2,4% del PBI… más del
doble de lo ejecutado y restando sólo cuatro meses para terminar el año… con
pandemia y delicadísima situación social. No estoy proponiendo nada alocado ni
radicalizado. Al contrario, simplemente estoy recogiendo lo que en este
contexto global de pandemia está sucediendo a lo largo y a lo ancho del mundo,
desde Estados Unidos, pasando por Europa y en nuestra región también: el Estado
atemperando las consecuencias trágicas de la pandemia.
He sido Presidenta durante dos períodos consecutivos. En el
2008 nos tocó atravesar la crisis global más grande después de la Gran
Depresión del año ’30. Soportamos corridas cambiarias permanentes -con muchas
menos reservas en el Banco Central que en la actualidad- y el asedio de los
Fondos Buitre. Sé que gobernar no es fácil, y la Argentina menos todavía. Hasta
he sufrido un vicepresidente declaradamente opositor a nuestro gobierno.
Duerman tranquilos los argentinos y las argentinas… eso nunca va a suceder
conmigo.
También estoy convencida que será imposible solucionar los
problemas que dejó el macrismo de bajos salarios, altísima inflación,
endeudamiento vertiginoso con acreedores privados y la vuelta del FMI con un
préstamo de 44 mil millones de dólares, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc,
etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc… votando al macrismo o votando
sus ideas.
Cuando tomé la decisión, y lo hago en la primera persona del
singular porque fue realmente así, de proponer a Alberto Fernández como
candidato a Presidente de todos los argentinos y las argentinas, lo hice con la
convicción de que era lo mejor para mi Patria. Sólo le pido al Presidente que
honre aquella decisión… pero por sobre todas las cosas, tomando sus palabras y
convicciones también, lo que es más importante que nada: que honre la voluntad
del pueblo argentino.




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