Según su relato, a partir de ese momento comenzó a ser perseguida por él y vive sólo del trabajo a su casa.
Sostiene que no puede ir a casa de amigos porque su ex la persigue, pasa 20 veces por los lugares donde ella se mueve, toca bocina, la llama por teléfono, la insulta y la persigue.
Reconoce que lo que le pasa “es una tortura” y que la terapia es lo único que la “mantiene en pie”, aunque reconoce que hay momentos en donde las situaciones se desbordan.
Ella asegura que el objetivo de él es “destrozarle la vida sea como sea” y por eso vive encerrada en su departamento, por temor a que sus allegados sufran alguna represalia por ayudarla.
“Hay una denuncia por privación ilegítima de la libertad. Hace 2 años me interceptó en avenida Buenos Aires y San Martín cuando estaba caminando, me agarró del pelo, me arrastro, me subió al auto y una chica me ayudó porque al ver la situación fue a la comisaría de la mujer a radicar una denuncia”, afirma al relatar una de los ataques sufridos.
Madrid decidió radicar denuncias en Dolores, algunas de ellas fueron elevadas a juicio por la Fiscalía General y otras serán investigadas por el Fiscal de Pinamar Juan Pablo Calderón.
“En Dolores no pueden creer lo que me pasa y me aseguran que si lo hubiera hecho antes – por las denuncias – él ya estaría preso”, asegura.
“A veces me desbordo y salgo a seguirlo en el auto. También hay una denuncia por seguirme en la avenida Buenos Aires en donde decidí clavar los frenos y él, por esquivarme, casi choca a una persona en moto”, relata ya sin asombro.
El hecho más extraño es en el cual terminó detenida por 24 horas. Casi como en una maniobra armada y pergeñada, ella asegura que su ex pidió ayuda por unos medicamentos para la hija de 13 que ambos tienen y por la que están en juicio por la tenencia. “Fue a la comisaría de la mujer para que me llamen por los medicamentos. Yo los compré por la tarde pero como tengo restricción no podía llevarlos. Desde la policía me aseguraron que él no iba a estar y entonces fui. La casa estaba toda como apagada y entré al departamento de mi hija. Cuando me di cuenta había 3 patrulleros y había llamado desde adentro y me hizo detener 24 horas porque había ido. Ahí le pegué trompadas y me esposaron”, aseguró.
“Yo sobrevivo. No vivo. En defensoría de la víctima les dije no quiero engrosar la lista de violencia de genero”, dice.
“Estoy expuesta. Nadie me ofreció un rondín. Nadie me ofreció el botón antipanico. Yo voy y denuncio. Ya sé que es mi vida o la de él estoy jugada”, dice al finalizar.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo

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