Al llegar a la morada, que es la misma en donde hace poco menos de un mes ocurrió el asesinato de Natalia Rivero, los uniformados se encontraron con dos focos ígneos que fueron controlados en segundos.
El trabajo bomberil fue realizado con la unidad número 15, a cargo del ayudante 1ro. Roberto López.
El lugar, que se encontraba acordonado con anterioridad por tratarse de la escena de un crimen, fue puesto a resguardo nuevamente por la policía local y se esperaba la llegada de la división científica para determinar si el fuego fue provocado de manera voluntaria.




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