En pleno mes de julio y tras varios días templados, el sector energético ya monitorea el clima ante la posibilidad de una nueva ola polar que podría impactar dentro de los próximos 15 días.
El antecedente más reciente encendió las alarmas: cortes de gas que llegaron incluso a hogares, algo que suele evitarse por los riesgos que implica. Desde distintas áreas del sector sostienen que es momento de “aprender de lo que pasó” y preparar una mejor respuesta.
Desde el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) confirmaron que se espera un nuevo descenso de temperatura, aunque no tan extremo como el del inicio de mes. En esta oportunidad, el consumo de los usuarios prioritarios —hogares, hospitales y escuelas— se estima en 80 millones de metros cúbicos diarios (MMm3d), un número que, aseguran, puede ser sostenido con los recursos actuales.
Entre las herramientas disponibles figuran: importación de gas por barco (GNL), cambio del sistema eléctrico a combustibles líquidos, cortes programados a contratos interrumpibles (como estaciones de GNC) y la utilización plena del line pack, que este fin de semana alcanzará su capacidad máxima.
Durante la primera semana de julio, la demanda prioritaria superó los 100 millones de m3 diarios, y se aplicaron cortes incluso a contratos en firme y domicilios particulares, como ocurrió en Mar del Plata.
A pesar de un pronóstico menos severo, las distribuidoras reclaman un “plan B”. Explican que, si bien es habitual cortar a contratos interrumpibles, no es normal que ocurra por segundo año consecutivo en contratos en firme y mucho menos en hogares.
Durante la última ola de frío, además del pico de consumo, hubo problemas técnicos en Vaca Muerta. Las operadoras aplicaron cláusulas de fuerza mayor por congelamientos, temperaturas extremas y fallas de producción, lo que provocó una caída de hasta 10 millones de metros cúbicos diarios.
También hubo retrasos en las decisiones oficiales: entre el 30 de junio y el 2 de julio no se había conformado aún el Comité de Emergencia, que recién se activó tras tres días críticos. En ese período se produjeron fallas de comunicación entre petroleras, distribuidoras y la Secretaría de Energía.
En esos días, dos petroleras entregaron 40 millones de metros cúbicos menos. A su vez, algunos parques industriales no acataron los cortes solicitados.
El abastecimiento para los picos invernales no está cubierto por completo por el Plan Gas, por lo que Enarsa debe completar con importaciones y Cammesa con abastecimiento para generación eléctrica.
Incluso se recurrió a una medida controversial: el corte de exportaciones a Chile, que afectó la imagen del país como proveedor confiable.
Según el exvicepresidente de Cammesa, Mario Cairella, hubo problemas estructurales y de gestión. Señaló que faltó coordinación entre Enargas, la Secretaría de Energía y Cammesa, y que los cortes podrían haberse anticipado.
También advirtió que la presión en el line pack cayó a niveles críticos, lo que provocó que muchos medidores residenciales cortaran automáticamente por seguridad, requiriendo reconexiones manuales casa por casa.
Además, cuestionó la falta de inversiones estructurales, como la ampliación de la red, la reversión del Gasoducto Norte y la instalación de nuevas plantas compresoras.
“Si viene otra ola de frío extremo y dura dos o tres días, va a volver a pasar lo mismo”, concluyó.




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