Unos cinco kilómetros antes de llegar a Miramar, se levanta
imponente una entrada cuya construcción en piedra y concreto ha sido testigo de
una historia tejida a lo largo de generaciones. Desde su origen, los habitantes
han hablado de ella con asombro y misterio, añadiendo a la belleza costera un
enigma que desafía el paso del tiempo y una palabra que genera rechazo:
nazismo.
La estructura cuenta con una escalera en ángulo que conduce
hacia las sombras, resguardada por una robusta reja con candado, como si aún
protegiera secretos de épocas turbulentas. Se dice que el acceso al túnel,
conocido como Dormy-House y ubicado frente al Golf Club de Miramar, fue más que
un simple pasaje. Según la leyenda, sirvió como corredor oculto para el
traslado de objetos, documentos y personajes vinculados al nazismo durante la
Segunda Guerra Mundial.
Vale mencionar que, según historiadores, la zona del mar
argentino, el Atlántico Sur, fue muy importante para la inteligencia alemana ya
desde la Primera Guerra Mundial.
El Túnel bajo la Ruta 11
Cerca de la entrada a la ciudad, un corredor de piedra
atraviesa silenciosamente la Ruta 11. Se extiende 42 metros y conecta el antiguo
Hotel Dormy House del Golf Club Miramar con los acantilados que miran al mar.
Fue construido casi al cerrar la década del 30, más exactamente en 1938, pero
su propósito aún provoca dudas.
Algunos creen que su estructura no era solo una vía segura
hacia la playa, sino un punto estratégico para operaciones clandestinas. Lo
cierto es que el túnel fue construido junto a la propia Ruta 11, en medio de la
nada y al borde del acantilado, tal como se veía el paisaje en aquel momento.
La cuadrilla de obreros que enfrentó la obra estaba dirigida
por Ludwig Freude junto a Thilo Martens.
Nazis en Argentina: La conspiración submarina
Según una teoría inquietante, el túnel habría sido un
recurso indispensable para la inteligencia nazi. Se dice que el Dormy House,
construido en 1927, era mucho más que un alojamiento de lujo: habría sido un
centro de operaciones para el espionaje alemán.
En los relatos aparecen los nombres de Thilo Martens y
Ludwig Freude, dos figuras clave en la actividad clandestina de la Segunda
Guerra Mundial en Sudamérica. Según algunas versiones, los submarinos nazis
llegaban sigilosamente a la costa, descargando documentos, suministros y
agentes secretos en plena noche, usando embarcaciones pesqueras como pantalla.
El túnel habría servido para el transporte discreto de
cargamentos desde el hotel hasta la playa y viceversa, desembocando en una
recámara del subsuelo del hotel. Los suministros llegaban en submarinos hasta
las costas de Miramar y Mar del Sud, trasladándose a través del túnel por vías
de trocha angosta ya desaparecidas. Algunos afirman, también, que el pasadizo
permitió el movimiento clandestino de información, mercancías y personas, lejos
de las miradas de la comunidad.
Otto Wermuth, capitán del submarino nazi U-530 que
desembarcó en Mar del Plata en julio de 1945, según se asegura, mencionó al
hotel de Miramar como una alternativa para el previo desembarco.
Según detalló el periodista Marcelo García, se dijo alguna
vez que la cantina del hotel, llamada Rauchen Verbotten, era un lugar de
reunión habitual para los agentes encubiertos de la Ettapendienst, que se
entrenaban allí, bajo la fachada de la práctica profesional del golf.
El Hotel Golf Club
El Hotel Golf Club de Miramar fue construido en 1927 por la
empresa FH Smith sobre terrenos pertenecientes al ferrocarril y a pedido de los
pioneros ingleses del Ferrocarril Sud. Con la construcción de la Ruta
Interbalnearia 11 en 1938, también se levantó el túnel.
Aunque los registros de la época son escasos, se sabe que
quienes dirigieron la construcción, Ludwig Freude y Thilo Martens, estaban
profundamente vinculados al régimen nazi. Freude se adhirió al nazismo en los
años treinta y luego se convirtió en el tesorero de la red de espionaje nazi de
la SD en Argentina hasta 1945, mientras que Martens fue reclutado por la
organización secreta de inteligencia Ettapendienst, convirtiéndose en uno de
sus principales operadores en la región.
Además, se afirma que en el hotel se descubrió una máquina
Enigma, el dispositivo electromecánico utilizado por los alemanes durante la
Segunda Guerra Mundial para cifrar y descifrar mensajes secretos, lo que
refuerza la teoría de que el lugar pudo haber sido un centro de operaciones
clandestinas.
Vale mencionar que, en esos mismos años, específicamente
después de 1940, se construyó en Argentina otro hotel con una historia similar:
el Hotel Viena, en Miramar, Córdoba. Rodeado de mitos y leyendas, se dice que
fue refugio de nazis tras la guerra.
¿Mito o realidad?
Como toda historia envuelta en misterio, hay quienes
desmienten la teoría del espionaje. Algunos aseguran que el túnel no era más
que una vía de acceso segura para que los huéspedes del hotel cruzaran la Ruta
11 sin riesgo hacia la playa.
Hoy, el antiguo Hotel Golf Club de Miramar ha cambiado de
nombre, pero su leyenda sigue viva. Mientras algunos creen que es solo un
relato exagerado, otros prefieren imaginar que, entre las rocas y la arena, aún
quedan rastros de un pasado oscuro y fascinante.




Redes