En un contexto en que la indumentaria y el calzado importado adquieren cada vez más peso en el mercado local, tres grandes marcas decidieron bajar sus precios para apuntalar las ventas. Es un fenómeno que no solo se está produciendo por la competencia sino que también por la posibilidad de las empresas de revender prendas o telas compradas en el exterior con costos menores.
La marca de indumentaria EQUUS anunció que baja los precios
hasta un 40% en muchos de sus productos, equiparando el valor del 2024.
Según precisan desde la firma, se pueden adquirir sweaters y
pantalones desde $49.900, camisas desde $59.900, jeans desde $64.900, camperas
desde $84.900 y abrigos desde $159.900. “¡Valores impensados en el mercado
actual!“, aseguran.
“Estamos convencidos de que como argentinos debemos
acompañar a nuestros consumidores en este momento clave de recuperación
económica. Desde siempre en Equus buscamos ofrecer prendas de excelente calidad
con materias primas de altos estándares internacionales a precios accesibles al
mercado local”, comentaron Pedro y Martín Wolfsohn, CEOs de Equus.
La marca cuenta con 69 locales exclusivos, más de 70 puntos
de venta mayoristas y venta online.
También, Federico Álvarez Castillo, dueño de Etiqueta Negra
y Gola, informó: “Bajamos nuestros precios en función a la reducción de
aranceles a la importación”. “Decidimos bajar los precios. Nos adecuamos a la
nueva normativa arancelaria y se lo trasladamos al consumidor”, dijo también.
El empresario refiere a la baja anunciada por el Gobierno
hace algunas semanas: las alícuotas pasaron del 35% al 20% para indumentaria y
calzado, del 26% al 18% para tejidos, y del 18% al rango de entre 12% y 16% en
hilados.
Días atrás, por ejemplo, una remera de cuello redondo de
algodón valía $79.000 y ahora cuesta $76.000. Pero en promedio la reducción es
del 10%.
Desde la compañía explican que su modalidad es mixta:
producen en el país pero también importan desde diferentes países. Y de acuerdo
al origen se determina la disminución de valores.
Más allá de estas reducciones permanentes, distintas marcas
ya venían aplicando descuentos agresivos y cuotas sin interés para incentivar
la demanda.
Cabe destacar que la Fundación Pro Tejer informó que las
importaciones de indumentaria y textiles alcanzaron un máximo histórico en el
primer trimestre del año, con subas interanuales en volumen del 86% y 109%,
respectivamente.
En paralelo, las compras por courier vinculadas al comercio
electrónico crecieron al punto de requerir una ampliación de la infraestructura
en los aeropuertos.
Actualmente, el 67% de las prendas consumidas en el país son
de origen importado, el valor más elevado de la serie, mientras que las de
producción local representan el 33 por ciento.
En el caso específico de la indumentaria vendida en
shoppings, el 75% es de procedencia extranjera.
Esto “no solo evidencia la presión externa que enfrenta
actualmente la industria textil, sino también un proceso sostenido de
debilitamiento estructural del entramado productivo”, aseguraron desde Pro
Tejer.
“El retroceso se comienza a traducir en el cierre de
empresas, pérdida de empleo y de eslabones clave dentro de la cadena de valor y
una racionalización forzada del sector que opera en condiciones desfavorables,
mientras compite con productos importados favorecidos por la política
económica, con consecuencias negativas para el alto grado de desarrollo
tecnológico alcanzado y en la inversión futura, profundizando la dependencia
externa”, sostuvieron.
Ante las críticas por los precios elevados y la inviabilidad
de la fabricación local, en Pro Tejer indican que el 80% del precio que abona
el consumidor final por una remera marca premium en un shopping “está vinculado
a costos que nada tienen que ver con la producción, el diseño y la rentabilidad
de la industria y de la marca”.




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