En medio de una delicada situación mediática y judicial, Lizy Tagliani atraviesa días cruciales en su vida personal: está a punto de recibir la adopción definitiva de Tati, el niño de cinco años con quien inició un proceso de vinculación en un hogar de guarda en La Plata durante el año pasado.
La humorista había visitado varias veces la ciudad para afianzar su relación con el niño y comenzar los trámites legales. Sin embargo, el proceso de adopción enfrenta un momento clave luego de que la conductora Viviana Canosa la denunciara públicamente por un supuesto vínculo con una red de trata de personas.
En una entrevista televisiva con Georgina Barbarossa, Lizy se mostró visiblemente emocionada y defendió su accionar: “Quiero que la gente que confió en mí para darme al Tati esté orgullosa de haber tomado la decisión correcta”. También explicó que se comunicó con la directora del colegio de su hijo y con otras madres para ofrecer transparencia y tranquilidad. “Me puse a disposición y les dije que, si era necesario, retiraba al nene de la escuela hasta que se aclare todo. Pero me contestaron con muchísimo apoyo”, contó.
Respecto a la denuncia, Tagliani fue contundente: “¿Justo a tres o cuatro días de que esté por salir la sentencia de adopción de mi hijo hacés esto? Si sabías algo tan grave, ¿por qué no lo denunciaste antes?”. Y agregó: “¿Permitiste que un juez, psicólogos, asistentes sociales y todo un sistema me dieran la guarda de un menor si creías que yo era una abusadora?”.
¿Puede peligrar la adopción?
La polémica generó repercusiones inmediatas en los medios y especialistas comenzaron a analizar las posibles consecuencias legales. El abogado Juan Pablo Gallego, reconocido por su participación en causas de abuso infantil como la del ex cura Grassi, señaló que, de encontrarse pruebas consistentes, el proceso de adopción podría ser revisado.
“Si bien estamos en el plano de una denuncia pública, la Justicia evaluará si hay elementos que la respalden. De ser así, podrían abrirse instancias de análisis más profundas”, explicó Gallego. Y aclaró que el proceso previo a una adopción incluye múltiples informes psicológicos, sociales y ambientales, aunque detectar con certeza perfiles delictivos como el abuso infantil es complejo sin pruebas concretas.
“No existe un estudio específico para determinar si alguien es pedófilo. Pero si la denuncia se convierte en causa judicial y se presentan pruebas o indicios claros, eso puede influir directamente en la decisión del juez”, agregó.
Por ahora, el proceso legal de adopción sigue su curso y se espera que en los próximos días haya novedades. Mientras tanto, Lizy continúa enfocada en defender su rol como madre adoptiva y proteger el bienestar del pequeño Tati.




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