Bahía Blanca enfrenta en estas horas una situación dramática como consecuencia de una inundación histórica provocada por lluvias torrenciales, que en pocas horas acumularon más de 290 milímetros. La magnitud del fenómeno dejó gran parte de la ciudad sumergida bajo agua, lo que obligó a evacuar a decenas de familias y provocó al menos seis muertes confirmadas hasta el momento. Aunque la intensidad excepcional de las precipitaciones es un factor clave, podrían existir otras condiciones previas que agravaron considerablemente el impacto de esta catástrofe.
Un trabajo de hidrografía urbana de Bahía Blanca publicado
en la web del CONICET en 2012, indica que la ciudad se encuentra ubicada en la
cuenca inferior del canal Maldonado y del arroyo Napostá, dos cursos de agua
clave en el sistema de drenaje local. Debido a su ubicación en esta cuenca
baja, las aguas se acumulan rápidamente en la ciudad ante lluvias intensas.
Según el informe, la geografía del terreno, particularmente
en sectores de baja pendiente, agrava esta situación debido a que el
escurrimiento generado en áreas más altas erosiona calles sin pavimento y
transporta sedimentos hacia zonas bajas, bloqueando los sistemas de drenaje
existentes. Además, la expansión urbana desordenada contribuye a este problema
al generar áreas impermeables y reducir espacios naturales de absorción,
incrementando así el volumen de escorrentía superficial y dificultando el
correcto drenaje del agua hacia el mar.
La situación hoy
La situación actual se ha tornado extremadamente crítica
según informes municipales. Diversos sectores de Bahía Blanca se encuentran
inundados debido al desborde del canal Maldonado y el arroyo Napostá. Los
cuerpos fueron encontrados en distintos puntos de la ciudad, destacándose la
gravedad de la inundación en las calles Paroissien, Rawson y la zona cercana a
la calle Sarmiento al 1000.
La tormenta comenzó a descargar precipitaciones abundantes
desde la madrugada y continuaron durante la tarde. En 12 horas cayeron más de
290 mm, lo mismo que suele llover en casi seis meses en esta ciudad. Las
corrientes de agua en calles inclinadas hacia el mar adquirieron tal potencia
que lograron arrastrar vehículos que terminaron en las veredas, lo cual
complicó significativamente las tareas de rescate. Además, las autoridades
locales emitieron una alerta naranja anticipando la severidad del fenómeno meteorológico.
Los servicios públicos, incluido el transporte urbano,
fueron suspendidos para evitar riesgos mayores. El Hospital Interzonal Dr. José
Penna también padeció las consecuencias de las intensas precipitaciones. El
edificio quedó anegado y el personal debió trasladar de urgencia a los bebés
que se encontraban internados en el área de neonatología.
Las imágenes que mostraban la gravedad de esta situación
circularon rápidamente por redes sociales, evidenciando el preocupante estado
del establecimiento sanitario, considerado uno de los principales de la región.
En ellas podían observarse enfermeras sosteniendo bebés en brazos, algunos aún
conectados a vías intravenosas, mientras otros trabajadores del hospital abrían
incubadoras para rescatar a los recién nacidos, en medio de salas completamente
inundadas.
Esto se sumó a un generalizado corte de energía eléctrica
debido a los daños producidos por la tormenta en la infraestructura de
distribución energética.
Un antecedente cercano
Este evento extremo recuerda el temporal del 16 de diciembre
de 2023, cuando fuertes ráfagas de viento de hasta 140 km/h provocaron la
trágica muerte de 13 personas en Bahía Blanca. En aquella ocasión, el techo del
Club Bahiense del Norte colapsó durante un festival de patín, y causó víctimas
mortales y numerosos heridos. La ciudad vivió momentos dramáticos, con
importantes daños materiales que afectaron gravemente las redes eléctricas,
dificultando la circulación debido a árboles, postes y carteles caídos.
A nivel nacional, existen antecedentes históricos que
destacan la gravedad recurrente de estos fenómenos climáticos extremos. En
Santa Fe, en marzo de 2003, las intensas lluvias elevaron dramáticamente el
nivel del Río Salado, generando una inundación que afectó a la ciudad y a
localidades cercanas, convirtiéndose en una de las peores catástrofes naturales
en la historia reciente del país. Ese temporal dejó 158 fallecidos.
En otro caso igualmente grave, en abril de 2013, la ciudad
de La Plata sufrió una inundación histórica debido a precipitaciones
extraordinarias que superaron los 400 milímetros acumulados en solo cuatro
horas. Este evento catastrófico tuvo consecuencias devastadoras, con la muerte
confirmada de 89 personas y daños materiales multimillonarios.



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