Era un viaje entre amigos. Soñado. Y así fue durante casi toda la estadía en Mar del Plata, hasta que el final se transformó en una pesadilla. Golpes, sangre, un diente roto incrustado en el labio, una noche en ambulancia y en la guardia del hospital, puntos de sutura, denuncias y trámites judiciales. El cierre de sus días soñados en la ciudad es todo lo que nadie desea.
Los cinco chicos habían llegado desde el Gran Buenos Aires
para gastar sus ahorros en una semana de vacaciones en la playa. Disfrutaron de
la ciudad, y antes de irse pensaron en cómo sería su noche ideal de despedida
el viernes pasado. Por eso juntaron la plata que les quedaba y decidieron
comprar una mesa Vip en un boliche.
Así fue que poco después de las dos de la mañana del sábado
entraron a Museum, en la zona de Varese, y se instalaron en el lugar por el que
habían pagado con anticipación. Les dieron un precinto para identificarlos, y
allí tomaron unos tragos que venían incluidos con la mesa y bailaron en la
pista del boliche. Hasta que después de las 4 el disfrute se terminó, y la
noche se cerró de la peor manera.
Uno de los jóvenes, un estudiante universitario de 20 años,
quiso reingresar a la zona Vip luego de bailar un rato pero cuando intentó
entrar un guardia de seguridad le interrumpió el paso, y le dijo que no podía
pasar por es sector, sino por otra entrada, donde no había sogas divisorias. El
chico lo hizo, aunque cuando ya estaba frente a la mesa sintió que lo agarraban
desde atrás.
"Me sacaron de manera muy violenta, mis amigos vieron
que me sacaban rápido y me decían "ahora vas a ver". Me sacaron por
la rampa del ingreso al local y ahí fue cuando se me apagó la tele",
relató desde su casa, mientras se recupera de los golpes y el mal trago.
"Me tiraron afuera, y cuando me miré, tenía sangre en el pantalón, en la
boca", comentó.
Como frente al boliche suele haber una ambulancia y policías
sobre la costa, el joven se acercó a que lo atendieran. Los médicos lo
asistieron, constataron las heridas y los golpes que tenía y lo llevaron hasta
el Hospital Privado de la Comunidad. Los resultados de los estudios y las
curaciones muestran que el joven tenía una paleta fracturada que se le incrustó
en el labio inferior, recibió seis puntos de sutura (el diente le atravesó la
piel desde adentro hacia afuera), presentaba marcas de golpes en la mandíbula y
raspones en varias partes del cuerpo (brazos, piernas y abdomen).
Al día siguiente, luego de enterarse lo que le había pasado,
el padre del joven vino de urgencia desde el Gran Buenos Aires en su vehículo
para acompañarlo y realizar la denuncia en la comisaría 9ª, donde lo escucharon
y lo contuvieron. Allí relató lo que le había pasado, y señaló como testigos a
uno de sus amigos y a la cajera del local, que el momento en el que lo agredían
les pidió a los dos guardias que le dejaran de pegar. "Le dimos dos
cachetazos y lo sacamos", fue lo que escucharon decir sus amigos a uno de
los agresores.
La causa se tramita en el juzgado Nº 4 y la denuncia se
encuentra en la Oficina de Determinación de Autores.
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