Persecuciones, grabaciones sin permiso y privación ilegítima
de la libertad son sólo algunas de las acusaciones que recaen sobre un policía
retirado que es apuntado por sus vecinos.
Los habitantes de un edificio ubicado en el corazón del
barrio Los Andes (Teodoro Bronzini al 2000) denuncian el acoso y el
hostigamiento por parte de un propietario que aduce ser el dueño de consorcio.
"Todo comenzó hace cuatro años cuando, sin razón
alguna, este hombre empezó a perseguir y acosar a las mujeres y niños. Suele
ser violencia verbal o situaciones inquietantes, como seguirte cuando salís a
trabajar o grabarte con su celular", contó Moira, una de las víctimas al sitio
0223.
Los hechos escalaron y muchas mujeres debieron abandonar sus
hogares. "En mi caso, ya realicé dos denuncias pero no pasó nada. A otras
vecinas les dijeron que si la situación no llega a mayores, no hay mucho por
hacer. La realidad es que es abrumador e inquietantes tener que vivir así en tu
propia casa", reconoció la joven.
Si bien aseguran que "es imposible tener un
diálogo", han podido averiguar que se trata de un expolicía que se
encuentra retirado de las fuerzas por razones psiquiátricas. Al ser propietario
de un departamento, la restricción de acercamiento se complica, por lo que la
respuesta para las vecinas fue trabajar en una orden judicial que aún no
prosperó.
Para sorpresa de pocos, el panorama se agravó en los últimos
días cuando el hombre tomó atribuciones que no le corresponden y dejó a todo el
edificio sin agua.
"Él se autoproclamó dueño del consorcio pero la verdad
es que no hay ningún acuerdo, no hay tal autoridad. Inesperadamente dijo que
había que cambiar la cisterna y cortó el agua sin poner un tanque anexo. Ante
estas altas temperaturas, tenemos bebés, adultos mayores y hasta gente con
cáncer sin este servicio básico", reclamó Moira.
El enojo y la desesperación de todos los llevó a reunirse y
hacer visible la situación, ante la que no encuentran respuesta gubernamental.
El encuentro entre los vecinos encolerizó más al sujeto quien tomó una decisión
todavía más polémica.
"Dijo que le robaron y llamó a un cerrajero para
cambiar la entrada de su casa, pero amenazó con hacer lo mismo en la cerradura
de todo el edificio. Eso es una privación ilegítima de la libertad, no vamos a
poder entrar o salir... sinceramente es una locura" aseguró la mujer.
Las nueve familias que habitan allí no encuentran solución.
"Vivimos con miedo. No sabemos si tiene armas o qué es lo próximo que va a
hacer. No podemos más", expresó la denunciante.
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