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La tragedia en la ruta 226 que enluta a Balcarce y Tandil


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A "Jose" la esperaban su papá, su mamá, sus tres hermanas, sus dos sobrinitos, sus amigos. Tenía que viajar poco más de 100 kilómetros, de Tandil a Balcarce, en su Peugeot 207. Era casi las cuatro de la tarde del viernes y el calor era sofocante. Los chicos estaban en la pileta cuando un mensaje alarmó a la familia.

 

"SOS por choque detectado. Josefina Tambascio llamó a servicios de emergencia cerca de esta ubicación aproximada después de que el iPhone detectó un choque. Recibiste este mensaje porque Josefina te agregó como contacto de emergencia", decía el alerta, donde también figuraba la ubicación en el mapa.

 

Lo cierto es que "Jose" no había llamado a nadie. "Papá, esta es la ubicación, andá a buscarla", le dijo Luisa, una de sus cuatro "Marías", a Miguel Ángel Tambascio (67), quien manejó hasta el lugar, a 15 kilómetros de Balcarce, pensando que iría a ayudarle a cambiar una cubierta.

 

Cuando llegó, había bomberos y policías. La escena era terrorífica. El 207 había chocado de frente con una camioneta Renault Alaskan en el kilómetro 74 de la ruta nacional 226, a metros del acceso a la estación experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Había pedazos de carrocería por todos lados.

 

Adentro del auto ya no había vida. Su hija había muerto en el acto. A unos metros, sobre el asfalto, estaba la foto de su sobrinita de 3 años.

 

Del choque también participó un camión al que el 207 le dio en la parte lateral. Las pericias determinarán cómo fue la trágica secuencia.

 

En la camioneta iban dos hombres de Tandil que habían ido hasta un campo de Balcarce, por un trabajo agrícola. Sufrieron golpes y los atendieron en el hospital local. Ya recibieron el alta.

 


Las cuatro hermanas Tambascio arrancan con el nombre María: Julia (39), Josefina (37), Luisa (34) e Inés (24). Todas enfermas de Boca como papá Miguel, dueño de Agro Tambascio, una empresa familiar de venta y reparación de maquinarias agrícolas en Balcarce. Era un ritual ver un partido juntos con la azul y oro.

 

"Luchita" le había regalado dos sobrinos: un nene de 7 años y su ahijada de 3, la de la foto en la ruta. Los chicos le habían puesto "Teté", el nuevo apodo que llevaba con orgullo.

 

Las dos hermanas habían estudiado juntas en la Universidad del Centro, en Tandil. Se recibieron de lo mismo: licenciadas en Administración.

 

"Jose" era especialista en marketing y comunicación. Durante 13 años fue gerente de mercado en el Grupo Siempre Farmacias, en Tandil. Su padre le había comprado un departamento en esa ciudad serrana.

 

Todos los viernes que podía viajaba a Balcarce para visitar a su familia y "al millón de amigos". Ahora se había lanzado con un proyecto propio, la agencia Idear Marketing & Tech.

 

Este domingo la despidieron en el cementerio Parque de la Sierra. Su deseo se convirtió en realidad: hubo música de cumbia. "Muchos señores adultos mayores nos miraban raro, pero ella dijo que si algún día se moría, quería que sonaran Los Totora".


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