Una falsa publicidad logró evadir los pocos controles que
tiene una herramienta de Facebook que permite colocar avisos comerciales y
sectorizarlo en diferentes zonas del país. En este caso había programado una
publicidad para Madariaga en donde promocionaban un descuento a jubilados en las
compras.
Un jubilado cayó en la trampa, dio click dejó sus datos y en
minutos lo llamaron para pedirle más presiones. Le pidieron que se saque una
foto que dicte números de la tarjeta y la clave de seguridad de la misma. Una vez
que lo hizo cortaron la comunicación.
Estos fraudes empiezan en redes sociales, principalmente
Facebook que es la más usada por personas de la tercera edad. Los delincuentes
diseñan promociones con las que se hacen pasar por COTO y las publicitan.
Luego, las víctimas ingresan a link en busca de descuentos y son contactadas
por los estafadores con celulares de diferentes localidades, como Córdoba o
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Este tipo de estafas es una versión de la conocida como
“phishing”, pero parece personalizada con la ayuda de la IA. Tienen la
capacidad de duplicar una página web, o perfil de red social, para hacer creer
al visitante que se encuentra en la página original en lugar de la copiada. De
esta manera, la página clonada se utiliza con fines delictivos para acceder a
la información bancaria sensible de las víctimas.
La palabra phishing resulta ser la contracción de la frase
password harvesting and fishing, que traducida al español significa cosecha de
contraseñas y pesca.
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