La tendencia del clima para el próximo verano, que acaba de aparecer en un informe el Servicio Meteorológico Nacional, asusta un poco. El manchón rojo más intenso de todo el territorio argentino está ubicado en el centro y este de la provincia de Buenos Aires, lo que abarca a la Ciudad y toda la Costa Atlántica.
Ese será durante los meses de noviembre, diciembre y enero inclusive el epicentro del calor más anormal del país. Es decir, la anomalía prevista entre los registros históricos y los que se espera que haya durante al menos la primera mitad del próximo verano. En esta zona puntual las posibilidades de que las temperaturas se ubiquen por encima de lo normal trepan hasta el 55 por ciento.
En cambio, en el resto del país donde también se espera que haya temperaturas más elevadas, la probabilidad de que así sea se ubica por debajo del 50 por ciento. Esto es en el oeste de Jujuy y Salta, todo Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan, San Luis, Mendoza, La Pampa, Córdoba, Entre Ríos, centro y sur de Santa Fe y sur de Santiago del Estero.
Las chances de mayor calor de lo habitual se sostienen pero en menor medida aún (debajo del 45 por ciento) en Chaco, Formosa, Corrientes Misiones, centro y norte de Santiago del Estero, este de Jujuy y Salta, Neuquén, oeste de Río Negro y Chubut. Mientras que la normalidad térmica imperará sólo en la costa patagónica.
En cuanto a la previsión de lluvias, la misma zona destinada a ser el “infierno” de este verano, la mayor parte de la provincia de Buenos Aires, también se perfila con cierta lógica a ser la que tendrá el clima más seco, con hasta un 50 por ciento de probabilidad de que llueva menos de lo habitual. Lo mismo se espera en la Patagonia cordillerana. Es resto del país se reparte entre una menor anomalía pluvial -a la baja-, en el centro del territorio argentino, y normalidad en el norte. La Niña como disparador y una duda
¿Por qué Buenos Aires será el epicentro de la anomalía cálida? Marcelo Madelón, meteorólogo y licenciado en medio ambiente, explicó que esa previsión “se debe a “la presencia de una corriente fría en el pacífico oriental, en las costas de Perú y Ecuador. La corriente fría de Humboldt, al enfriarse más la llamamos de La Niña. Esa corriente fría generaría del lado argentino menos lluvias y más calor”.
Sin embargo, Madelón aclaró que puede haber alguna sorpresa al respecto, que en parte deja el pronóstico en el terreno de la duda: “Parece ser que la corriente fría de La Niña finalmente estaría más débil de lo que se preveía. Por ese motivo, si bien esperamos más temperaturas y menos lluvias, ese fenómeno no sería tan drástico como se esperaba”.
¿Por qué que el hecho de que se enfríe el agua en Ecuador y Perú implica semejante desbarajuste climático del lado argentino? El experto analiza que “cuando eso ocurre, la presión atmosférica del Pacífico sube y en verano normalmente ese centro de alta presión tendría que desplazarse hacia el sur, cosa que no hace. Del lado del Atlántico Sur ocurre algo parecido: que el centro de alta presión que tendría que desplazarse hacia el sur queda más hacia el norte, lo que impide en forma directa el ingreso de aire húmedo desde el este noreste”.
En consecuencia, explica Madelón, “al ingresar menos aire húmedo desde el este noreste, menor es la cantidad de lluvias, menor es la cantidad de nubosidad y por consiguiente menor es la humedad en pleno verano, lo que posibilita un aumento en las temperaturas y una disminución de las lluvias”.
El especialista también aclaró que este pronóstico a tres meses “puede tener un gran margen de error”. Y recordó que “si bien todos los modelos coincidían en que la primavera iba a ser más cálida y seca, se cumplió con septiembre, pero octubre no cumplió para nada con ese requisito, por lo menos en el centro del país. Ahora vamos a ver cómo viene noviembre”.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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