![]() |
Cuando comenzaba la tercera década del Siglo XX existía una línea de ómnibus de pasajeros entre Maipú y Gral. Madariaga, que en su origen se denominaba “Expreso Madariaga”, haciendo el recorrido Maipú-Las Armas-Madariaga, con terminales en el Hotel Comercio de Madariaga y el Hotel Cametti (luego Hotel Luna) de Maipú y paradas en cada lugar que se lo solicitaran los pasajeros, generalmente tranqueras de las estancias o cruces de caminos vecinales.
La denominación popular del micro en la
década del ‘40 era el “Ñato de Loza”, haciendo referencia al camión guerrero
carrozado con asientos para transporte de pasajeros y al apellido del que lo
conducía.
En realidad su nombre oficial para esos
tiempos ya era Empresa “El Chajá”, propiedad de los hermanos Ramón y Juan
Garmendia, oriundos de Gral. Madariaga y desempeñaban esa actividad desde el
año 1931, con un chasis de la época, carrozado con asientos para varios
pasajeros y que hacía el trayecto entre Gral. Madariaga y Maipú tres veces por
semana, transitando por los caminos de tierra que unen ambas localidades, dado
que, entonces la Ruta 74 todavía no estaba pavimentada, ni tampoco la Ruta 2,
en los primeros años, hasta mediados de la década del ‘30.
Ese recorrido variaba y en determinados
días la partida era desde el Madariaga
por la Ruta 74, hasta el Cruce del Cortizo, tomando el camino de tierra,
pasando por las Estancias El Chajá, San Simón, El Yeruá, Santa Isabel, San
Francisco, Chacabuco hasta llegar a Maipú. Varias de las estancias nombradas
pertenecían a familias Alzaga y a descendientes de los Ramos Mejía, también de
los Bustillo, como la Estancia Santa Marta.
En una etapa de El Chajá fue chofer Cusi
Ríos y también el “Negro” Luis Alberto Juárez, supo trabajar de “boletero”.
Miguel Fleming, nieto de Ramón Garmendia nos decía que: “El primitivo dueño
de "El Chaja" fue Juan Cruz
Garmendia alla por el año 1930. El
primer chofer de este colectivo fue
Ramon Garmendia, (que era hermano de Juan Cruz).
Salían del
"Bar Castilla" que estaba frente a la Estacion de tren de
Madariaga. Iban por Monsalvo hasta Maipú y volvían por el Chajá Ramon Garmendia era mi abuelo”... “Ya en el año 1945 Ramon se separa de su hermano para dedicarse al
transporte de ganado y Juan se asocia con Hernán Parini, un inmigrante Italiano
que se radico en Pinamar y en 1947
nace "Almar" ...”, también
agregaba que más adelante la familia Martínez compró la Empresa Almar y así
nacían dos empresas de transportes nuevas: Montemar, que unía Madariaga con
Pinamar y resto de la costa y Costamar, creada por la familia Martínez,
asociada con Estanga y Avalos.
El recorrido de retorno era el mismo en
sentido inverso. También hubo otra etapa en la que la ruta se modificaba y, en
lugar de hacer el camino por las estancias nombradas, desde “El Cortizo”
continuaba hasta Las Armas y de ahí hasta Maipú, por la Ruta 2, que fue el
definitivo cuando las Ruta 2 y 74 fueron pavimentadas. Pero también hubo una
etapa, que salían de Madariaga, siguiendo el recorrido de las vías del
ferrocarril, pasando por Monsalvo y Segurola, para luego desviarse por
Estancias Miraflores, San Francisco,
Chacabuco, hasta llegar a Maipú, siempre haciendo el recorrido inverso
de retorno.
Es interesante destacar que, tanto en la
etapa de los Hnos. Garmendia, como los primeros años de Estanga, Avalos y
Martínez, “Chajá y Costamar” cubrían no sólo las necesidades de transporte de
la gente de campo sino que, también, hacían de correo, encomiendas y envíos de
lo más variados, inter estancias y de estancias a pueblos y viceversa; era muy
común ver pasar uno de esos viejos micros por los caminos polvorientos,
llevando en su porta equipajes (sobre el techo) algún cordero, pavo, pollos,
cajones con huevos, etc.
Más tarde, en la década del ’50 la
propiedad de la empresa El Chajá pasó a manos de la sociedad Horacio Estanga,
Reinaldo Avalos y José Martínez Martínez (más adelante, por un tiempo, Atilano
Goyache integró la Sociedad).
Poco antes de 1950 aparecía la compañía de
colectivos Costamar que se hacía de la licencia o permiso P.33 para quedarse
con la línea de larga distancia 223 que permitía circular entre Mar del Plata y
Madariaga con paradas intermedias.
Ese permiso, con el paso del tiempo se
extendería hasta el Partido de La Costa y también llegaría hasta Miramar con
distintos ramales.
El colectivo era la opción para llegar a
Mar del Plata ante la imposibilidad de hacerlo en tren sin alternativa más que
realizar transbordo y esperar largas horas para ese “empalme”.
Estanga y Avalos en pocos años, mejoraron el servicio y
avanzaron, profundizando la actividad fundando la Empresa Costamar, que tuvo un
crecimiento importante en unidades y recorridos. La línea Maipú-Mar del
Plata-Maipú, fue la primera incorporada, que salía de y arribaba a la
Confitería GalBer, durante muchos años, con entrada y/o paradas en Las Armas,
Gral. Pirán, Cnel. Vidal, Vivoratá, con un recorrido diario y luego cubrieron
el circuito de la ruta 11 desde Mar del Plata hasta Pinamar y de ahí, hasta
Madariaga, también con un recorrido diario.
Pasaron algunos años y ya fue necesario
incorporar choferes y otros que se ocuparan de las comisiones.
Eran tiempos en los que, en Mar del Plata,
los paquetes se recibían, se cargaban y descargaban, en la calle Almirante
Brown (cerca de Independencia), en el domicilio particular del Sr. Reinaldo
Avalos.
Fueron cuarenta años de tarea ardua e
incesante, en los que la Empresa Costamar fue creciendo exponencialmente. En el
año 1995 ya la línea Maipú-Mar del Plata tenía cuatro servicios diarios y uno
que hacía el recorrido Mar del Plata-Madariaga, por Las Armas.
Además eran seis los servicios por Ruta 11,
Mar del Plata-Madariaga, con parada o entrada a Mar Chiquita, Canal 5, Villa
Gesell y Pinamar y otro servicio también, sólo por Ruta 11, (sin llegar a
Madariaga), que tenía destino final San Clemente, con las intermedias antes
mencionadas más Mar de Ajó, San Bernardo, Mar del Tuyú y Santa Teresita.
Estas últimas líneas eran reforzadas con
más servicios en la temporada de verano. Los micros de los refuerzos
mencionados eran de última generación y pasada la temporada estival se
afectaban al turismo, ya que la Empresa Costamar también tenía una de turismo
anexada bajo el nombre de “Sierramar”, que preferentemente programaba
excursiones al sur de Brasil (Camboriu y otros puntos del litoral-sur), aunque
también se orientaba al turismo nacional.
En la cresta de la ola, la empresa contaba
con unos 40 empleados, entre choferes, administrativos, mecánicos, ya que
también llegaron a tener taller propio, en la zona de las calles Perú y Alberti
de Mar del Plata. En realidad esta fue una empresa con características
familiares, tal vez por haber nacido en dos pueblos relativamente chicos como
Madariaga y Maipú, pero también por el trato “Familiero” entre conductores y
pasajeros.
En los tiempos que los micros tenían el motor adelante, cubierto por un chapón que separaba el asiento del conductor de la puerta de acceso, era muy común que algún pasajero se sentara sobre ese capot a conversar con el Chofer y no faltaba quien subiera con termo y mate y lo compartiera con él y con algún otro pasajero cercano.
También se daba el caso de los familiares
de los dueños del micro que tenían una especie de “pase libre” simbólico; el
asunto es que no pagaban el pasaje y esto era algo que el uso y la costumbre
fueron estableciendo y que duró muchos años, mientras la empresa era pequeña y
mediana.
Ese reglamento, no escrito, se terminó
cuando comenzaron a aparecer inspectores que pedían los tickets a los
pasajeros, para verificar si los tenían y si correspondían al trayecto que
harían. Uno de esos inspectores era un señor “bajito” de apellido Meoqui, de
Gral. Madariaga.
Madariaga supo tener hasta 5 servicio
diarios –hoy algo imposible para cualquier compañía- con salidas a las 6, 10,
13, 17 y 20 horas. Muchos más beneficios y horarios tenían Pinamar y Villa Gesell que sumaban hasta 8 servicios. Era la empresa que se destacaba en
invierno porque mantenía los servicios y llegaba a salir, inclusive, sin
pasajeros porque sabía que a medio camino existía la posibilidad de levantar
alguno a la vera de la ruta. Sin informatización los ticket se vendían a mano y
los cobraba el colectivero para aquellos que decidían abordarlo a mitad de
camino.
Las comunicaciones entre las oficinas de
las terminales eran por teléfono y se llegó a instalar radios en los colectivos
para saber qué había pasado ante algún retraso marcado. Cada localidad tenía
segmentada la cantidad de butacas a vender pero eso no aseguraba que muchas
veces dos personas tuvieran el mismo asiento.
Con el crecimiento de las ciudades costeras
Villa Gesell apeló a tener una nueva terminal. La entrada era eterna porque había
un sólo acceso a la localidad y la nueva terminal quedaba en el otro extremo,
en 139 y Circunvalación. Una parte del trayecto era de arena con posibilidad de
quedarse encajados o de roturas en los ejes por “los serruchos” que había en el
camino. Además, se paraba obligatoriamente en ambas ya que Costamar tenía su
oficina central –y prácticamente era la dueña- de esa terminal que estaba mucho
más cercana al centro.
Pinamar también tenía su terminal en el
centro en Shaw y Del Lenguado por lo que el trayecto de entrada y salida
demoraba unos 20 minutos contra casi la hora que se demoraba en Gesell.
El auge de la firma fue entre los 70 y los
90 en donde se compraron unidades modernas y se apeló a un color verdoso para
el logo.
Era tal el nivel de la compañía que los
choferes tenían la posibilidad de descansar en departamentos o habitaciones de
casas en cada una de las cabeceras. Los que cumplían con el primer o último
servicio siempre las utilizaban.
La década del 90 y el 1 a 1 llevaron al
incremento de autos y Costamar –sumado a malas decisiones empresariales- entró
en desgracia. Fue la década en donde se conformaron monopolios del transporte
que, prácticamente, te obligaban a vender la firma a empresas más fuertes. Así,
se produjo la debacle y venta y todo pasó a Rápido del Sud; una firma que
poseía líneas de colectivos locales en Mar del Plata.
Cuando Costamar SRL parecía estar en sus
mejores momentos, a fines de la década de los años 1990 la empresa cesó en sus
actividades transfiriendo el uso de los recorridos que tenían asignados y las
unidades, a otra empresa de diferentes propietarios.
.gif)



Redes